lunes, 5 de marzo de 2012

EL MUNDO ANTIGUO


MESOPOTAMIA
Tras la caída de la Segunda Ciudad los vampiros se extendieron por todo el mundo. Algunos
se dirigieron a los bosques del norte y a las junglas del sur, pero la gran mayoría permaneció en las
 
tierras civilizadas de Oriente Medio, viajando entre las nacientes ciudades de la región. En algunas
civilizaciones antiguas los Vástagos se involucraron de forma particular.
Durante las primeras noches que siguieron a la caída de la Segunda Ciudad los Ventrue no
ostentaban los puestos de liderazgo que suelen ocupar en la actualidad, actuando como consejeros
de otros Vástagos o adoptaron otros métodos, creyendo que las noches de la Gehenna y del regreso
de Caín para guiarles contra los Amos Secretos estaban próximas. Muchos de estos primeros
Ventrue consideraban que su obligación era registrar y preservar, hasta que Caín regresara. Según
ciertos eruditos esta postura se debía a que tras la desaparición de su progenitor el clan carecía de un
liderazgo unificado y que los primeros chiquillos de Ventrue no habían sido Abrazados para
gobernar, sino para ayudar a su sire en esa labor.
Entre estos primeros Ventrue se encuentra la figura de la historiadora Ea Adapa, que
escribió e investigó algunos de los registros más antiguos sobre la historia primitiva de los
vampiros. Durante mucho tiempo defendió que los Ventrue debían actuar como guardianes del
conocimiento de los Vástagos, pero con el paso del tiempo más y más miembros del Clan de los
Reyes se desviaron de su punto de vista.
Los Ventrue estuvieron presentes en las ciudades de Sumer, que se convertiría en un centro
de encuentro de otros clanes. Hacia el 3000 a.C. se encontraba asentado en Ur un antiguo Ventrue
conocido como Arakur, que actuaba como sacerdote y era considerado casi como un dios,
recibiendo numerosos lujos y privilegios, entre ellos el tributo de mujeres, que constituían su
alimentación. Arakur vivía en el primitivo zigurat de Ur, y mediante su consejo y guía la ciudad
prosperó, llegando a dominar otras ciudades de la Baja Mesopotamia.
Sin embargo, la prosperidad de Ur atrajo los recelos de los vecinos de Arakur y de otros
Vástagos, como Urlon de Uruk, que atacó la ciudad del antiguo Ventrue con un poderoso ejército.
Lantla, la chiquilla de Arakur, no desesperó, e invocó a un poderoso demonio para que la ayudara
en la batalla que se avecinaba. El demonio poseyó el cuerpo de Lantla y bajo su control diabolizó a
Arakur y a Urlon, marchando sobre la ciudad de Ur y cometiendo numerosas atrocidades sobre los
habitantes de la ciudad y los invasores de Uruk.
La vampira y el demonio permanecieron unidos en el mismo cuerpo, y cuando éste último
asumía el control cometía numerosas atrocidades, acompañando a los ejércitos mesopotámicos y
realizando numerosas matanzas. Bajo su guía Khutran –Temti, el rey de Elam, incendió la ciudad de
Ur y masacró a sus habitantes en el 2003 a.C.
Lantla y el demonio se unieron a los babilonios hacia el 1900 a.C., que adoraron a la
vampira como una diosa, identificándola con Tiamat, la diosa del infierno y del caos elemental. Su
fama creció entre los demás Vástagos que vivían en la región, que la consideraban como una
criatura terrible capaz de cometer numerosas atrocidades. Los adoradores de Tiamat construyeron
 para su diosa unos jardines de sangre, donde numerosas víctimas eran sacrificadas diariamente y
desangradas hasta la muerte. El demonio que poseía a Tiamat utilizó su cuerpo para hacer el mayor
daño posible a la humanidad, buscando formas de sembrar la devastación y la destrucción de las
civilizaciones.
Hacia el 900 a.C. Mesopotamia había caído bajo el yugo de los asirios, y Tiamat hizo todo
lo que pudo para fomentar el espíritu militarista de los belicosos conquistadores. Bajo su influencia
numerosos reinos fueron devastados por los asirios, llevando numerosos prisioneros a los altares de
sacrificio. Tiamat luchó con otros vampiros y fomentó las riñas y luchas entre los Vástagos
mesopotámicos, haciendo sus guerras más violentas y destructivas. Cuando Nínive, la capital de
Asiria, fue destruida en el año 612 a.C. y toda Mesopotamia cayó en el caos, el demonio se alimentó
de la angustia causada.

 
MEDIA
Tras un largo período de silencio parece que Ventrue se dirigió hacia el Este durante el
Segundo Milenio antes de Cristo, habitando entre los pueblos medos. El Antediluviano, bajo el
nombre de Veddartha, trató de crear un reino, enfrentándose a los señores locales en largas y
sangrientas batallas. Sin embargo, sería la presión de los reinos vecinos lo que llevaría a la
unificación de los pueblos medos.
Los ejércitos de Ventrue fueron derrotados por un experto caudillo iranio, y el Anciano
decidió ofrecerle la vida eterna. Finalmente, tras pasar varios años tras la tutela de su sire, este
caudillo regresó a la civilización con varios Vástagos de su linaje y convenció a los mortales de que
era el Mithras, el dios de la guerra, cuyo nombre adoptó.
El culto de Mithras fue muy útil para su existencia vampírica, explicando que durante el día
se ausentaba para mover el sol en el firmamento. Recibía numerosos sacrificios y a través del culto
fue capaz de manipular la sociedad mortal y forjar un vasto imperio.
En cualquier caso, el proceso de concentración del poder fue lento y tuvo como centro un
lugar llamado Zakruti en torno al cual giraba la confederación que se estaba fraguando. Hacia el
siglo VIII a.C. los pequeños reinos medos quedarían integrados en una estructura estatal, con capital
en Ecbatana. Allí residirían los antiguos jefes locales que constituyeron desde entonces la
aristocracia cortesana meda, en cuya composición afloraron conflictos que se tradujeron en
antagonismos políticos a lo largo de su historia.
A través de la influencia de Mithras y los Ventrue el liderazgo de la unificación de los
medos lo habría desempeñado Deioces, según la información del historiador griego del siglo V,
Heródoto, quien en sus historias habla sobre la formación del reino de Media. Su fuente de
 
información habría sido un medo que le relataría los recuerdos colectivos sobre la propia historia,
dando así lugar al contenido del libro primero de las Historias (I, 96-100). Según este relato,
Deioces, hijo de Fraortes, fue elegido rey por los habitantes de las aldeas que componían Media.
Hizo de Ecbatana (actual Hamadán) su capital y organizó la corte bajo su poder absoluto, según los
cánones de las monarquías orientales. Tras un reinado de cincuenta y tres años, le sucedió su hijo
Fraortes, que pereció combatiendo contra los asirios en el vigésimo segundo año de reinado, tras
haber logrado la sumisión de los persas. Su hijo y sucesor Ciaxares decidió reorganizar el ejército
con arreglo al armamento, lo que quiere decir que rompería con las formas de milicia tribal propias
del periodo anterior, separando de ese modo arqueros, lanceros y jinetes, que antes no formaban
más que una masa desorganizada.
En este período los vampiros medos se aliaron con los babilonios para derrotar al decadente
imperio asirio, dirigido por Tiamat, que quedó destruido finalmente con la caída de la capital,
Nínive, en el año 612 a.C. Tiamat consiguió escapar para llevar el caos y la destrucción a otros
lugares. Los despojos del imperio asirio fueron divididos entre medos y babilonios.
Con su flamante ejército el rey medo atacó al lejano reino de Lidia, en Anatolia occidental,
con el que mantuvo un conflicto de cinco años. Las hostilidades concluyeron tras la batalla del
Eclipse de Sol (28 de mayo de 585). Un tratado de paz auspiciado por el rey Nabónido de Babilonia
dio fin formalmente a la guerra. También durante su reinado se produjo la invasión de los escitas,
un pueblo nómada de las estepas, que causaron una honda conmoción en el espacio próximooriental.
Ciaxares perdió la hegemonía lograda en la región durante un período de veintiocho años
en el que los escitas impusieron su poder. Pero finalmente, Ciaxares logró restablecer la
independencia nacional y poco después murió, tras un reinado de cuatro décadas.
Le sucedió en el trono su hijo Astiages, que decidió casar a su hija con un noble persa
llamado Cambises; de ese matrimonio habría de nacer Ciro, el heredero persa que, tras deponer a su
abuelo, unificaría los dos reinos y crearía el Imperio Persa y la dinastía de los Aqueménidas hacia el
550 a.C.. De ese modo se ponía fin a la dinastía de Deioces. Otros Vástagos desafiaron a Mithras
por el control del reino medo, pero ninguno pudo derrocarle, a pesar de sus continuos vagabundeos
por las tierras de su reino.

PERSIA
A finales del siglo VIII a.C. Aquemenes, jefe del clan pasargada estableció las bases de lo
que se convertiría en el reino persa, que crecería a expensas del vecino reino de Elam, en plena
decadencia y debilitado por los ataques asirios. Persia era vasallo del reino de Media, cuyos
conflictos internos llevaron al matrimonio dinástico que llevaría al poder a Ciro el Grande en el año
 
560 a.C. como monarca de Media y Persia. Mithras y los Ventrue se aliaron y lucharon con otros
clanes, en especial los Assamitas, aunque no constituían el linaje más poderoso y su influencia era
compartida con otros poderes.
Las conquistas de otros reinos por parte de Ciro unificaron a las tribus persas y medas,
consiguiendo territorios desde el río Halys hasta el corazón del actual Irán. Su poderío llevó a los
reinos de Lidia, Babilonia y Egipto a formar una alianza con los griegos para detener el empuje de
los persas, pero Ciro se adelantó, derrotando al rey Creso de Lidia en el año 547 a.C. y sometiendo
a las ciudades griegas de Asia Menor. En el año 539 a.C. el clero de Marduk rechazó la soberanía
del rey babilonio Nabónido y entregaron la ciudad de Babilonia a Ciro sin oponer resistencia. En
años posteriores Ciro completaría la conquista de Mesopotamia antes de morir en el año 530 a.C.
Cambises, el hijo de Ciro, anexionó Egipto en el año 525 a.C.
En un territorio tan vasto resultó inevitable que chocasen los intereses de distintos clanes,
descendientes de las sucesivas civilizaciones mesopotámicas. Mithras y sus descendientes poseían
gran influencia dentro del reino persa, pero a menudo entró en conflicto con otros vampiros que
habían adoptado el papel de dioses y establecido sus propios cultos: Marduk y los Assamitas;
Inanna y los Malkavian. Sin embargo, los Vástagos temían al dios del fuego Baal y los vampiros
infernales que lo servían. Aunque el sacrificio humano era una práctica tolerada los relatos sobre las
atrocidades cometidas por los Baali y los ritos demoníacos que realizaban contaban con el rechazo
de la Estirpe.
A menudo los conflictos entre Vástagos provocaban insurrecciones en el mundo mortal, que
eran brutalmente sofocadas. Los templos eran saqueados y destruidos, pues a menudo constituían
refugios para los vampiros. A la muerte de Cambises en el año 522 a.C. el usurpador Gaumata se
hizo con el poder. Era un mago y sacerdote del dios Ahura Mazda y sus reformas implantaron el
mazdeísmo y destruyeron numerosos templos. Una alianza de Vástagos, en la que Mithras participó,
derrocó al usurpador y sofocó las revueltas de sus partidarios, instalando finalmente al rey Darío en
el trono en el año 520 a.C.
Con la llegada de los persas a Mesopotamia, la antigua Matusalén Tiamat regresó y se unió a
los demás vampiros que manipulaban los acontecimientos entre bastidores. Como la vampira ayudó
a los persas a continuar sus conquistas, sus intenciones de destruir las civilizaciones humanas
pasaron desapercibidas.
Cuando los persas se enfrentaron a las ciudades griegas, mediante la intervención directa o
el soborno, se encontraron con una tenaz resistencia. Hacia el 498 a.C. los griegos de Asia Menor se
rebelaron contra el yugo persa y comenzaron la Primera Guerra Médica. En represalia los persas
ocuparon las islas del Egeo y devastaron Naxos y Mileto. Sin embargo, cuando desembarcaron en
Grecia para destruir la ciudad de Atenas fueron derrotados en la batalla de Maratón. El estallido de
 
nuevas rebeliones en Egipto obligó a los persas a retirarse. El rey Darío murió poco después, siendo
sucedido por su hijo Jerjes, que sofocó las rebeliones y decidió comenzar una nueva guerra contra
los griegos.
Por su parte, los vampiros del Imperio Persa se enfrentaron a los griegos. Aunque había
algunos Ventrue en Grecia, sobre todo en la ciudad de Esparta y sus aliados, éstos procuraron
permanecer apartados del conflicto con los persas, dejando la guerra en manos de los mortales. En
cambio, los Toreador y Brujah de Atenas no estaban dispuestos a someterse al dominio de los
persas, a quienes consideraban unos bárbaros incivilizados.
En el año 480 a.C. dio comienzo la Segunda Guerra Médica, cuyo primer acto fue el
enfrentamiento en el famoso paso de las Termópilas. Sin embargo, a pesar de la heroica resistencia
del general espartano Leonidas y sus soldados, los persas avanzaron sobre Atenas, que había sido
evacuada, e incendiaron la Acrópolis. La confrontación marítima se produjo en Salamina, donde los
atenienses lograron la victoria. Jerjes se retiró a Asia; no obstante, en 479 su ejército se enfrentó a
los aliados griegos en Platea, pero fue nuevamente derrotado. Los asuntos de Grecia pasaron a
segundo término entre los intereses de Jerjes. Sin embargo, el triunfo griego había animado la
rebelión de los jonios de Asia Menor, que consiguieron recuperar su independencia. El reinado de
Jerjes se redujo entonces a cuestiones de política interior, sumamente deteriorada por las intrigas
palaciegas. Tales intrigas no concluyeron ni siquiera con el asesinato del propio monarca en el año
465. Mes y medio más tarde caía asesinado su heredero, Darío, a manos de quienes habían
provocado la muerte del padre. Entonces ocupó el trono otro de sus hijos, Artajerjes I, quien tras
pacificar el país tuvo que hacer frente a la revuelta egipcia de Inaro, que, secundada por Atenas,
duró de 460 a 454. La tensión entre Atenas y Persia concluyó en el año 449 por la firma de la
llamada Paz de Calias. En ella Atenas se comprometió a abandonar cualquier pretensión sobre
Chipre y la ayuda a los rebeldes del Delta del Nilo; por su parte, el Gran Rey de Persia aceptó la
autonomía de las ciudades griegas de Asia Menor.
Las revueltas internas y las luchas entre los vampiros persas llevaron a varios Ventrue, entre
ellos la Matusalén Tiamat, a emigrar hacia el Mediterráneo. Recordando la resistencia griega contra
el dominio de los persas, se asentaron en las ciudades griegas. No obstante, a pesar de la decadencia
mostrada por los persas, Mithras y sus seguidores continuarían en el Imperio durante algunos siglos
más.

 
GRECIA
 
Algunos Ventrue supervivientes de la Segunda Ciudad emigraron hacia el Mediterráneo,
estableciéndose como dioses, héroes y profetas para los mortales. Sin embargo, pronto aprendieron
a respetar y temer el poder de la humanidad.
Medón, uno de los chiquillos de Ventrue, se había establecido como rey y dios de una
creciente comunidad que habitaba una isla del Egeo. Gobernaba con autoridad suprema exigiendo la
servidumbre de los mortales y otorgando muy poco a cambio. Aunque algunos afirman que se atrajo
el odio de otros Vástagos, lo más probable es que la población mortal se alzase por propia iniciativa
contra él. Los humanos quemaron su palacio y él ardió bajo los rayos del sol hasta consumirse por
completo. Uno de sus chiquillos consiguió escapar, y la historia del destino de Medón se extendió
entre el resto del clan.
Entre los Ventrue que se asentaron en el Peloponeso destaca la vampira que tomó el nombre
de la diosa Artemisa y que se asentó en Esparta, atraída por el filósofo Licurgo, quien deseaba crear
un nuevo orden para la ciudad. Artemisa había planeado alimentarse de él y tal vez convertirlo en su
servidor, pero la conversación del filósofo y sus planes para la sociedad espartana. Con el recuerdo
de la muerte de Medón todavía fresco en su memoria, Artemisa vio la oportunidad y el peligro que
suponían las ideas de Licurgo, por lo que decidió seguir un camino que se convertiría en ejemplo
para muchos Ventrue. En lugar de oponerse o tratar de controlar las instituciones mortales, decidió
implicarse en el crecimiento de la ciudad, siguiendo los planes de los líderes mortales.
Hacia el siglo VIII a.C. la vampira tomó el nombre de la diosa Artemisa Ortia y contempló
como Licurgo construía su nuevo orden y proclamaba su legendaria constitución. Artemisa
contempló como los espartanos sometían a los pueblos vecinos y vio en ellos muchos paralelismos
con la existencia de los Vástagos. La población conquistada fue sometida a la servidumbre,
haciendo posible el progreso de los espartanos o lacedemonios, permitiéndoles dedicarse a
perfeccionar el arte de la guerra, convirtiéndose a ojos de Artemisa en un ejemplo perfecto del
potencial de los mortales.
No fue Artemisa el único Vástago en ver el potencial de los espartanos. Pronto otros
vampiros de los clanes Lasombra y Brujah se asentaron en Esparta, pero Artemisa pronto alcanzó
una posición conciliadora para repartirse el poder en la ciudad. Artemisa fue apoyada por otros
Ventrue, que acudieron y se asentaron en otras ciudades de la región, convenciendo a sus líderes de
la conveniencia de aliarse con los espartanos. Fue entonces cuando se creó la Liga del Peloponeso,
una difusa coalición de ciudades con Esparta en su centro.
La segunda ciudad más poderosa de la Liga del Peloponeso era Corinto, un rico emporio
comercial, donde se instaló el Ventrue Evarchus, compartiendo el poder con los Brujah. Respaldada
por el poder militar de Esparta, los barcos mercantes de la Liga expandieron el poder y la influencia
de los griegos. Evarchus comprendió el poder que la riqueza tenía sobre los mortales y se convirtió
 
en uno de los primeros Ventrue en utilizar el poder del comercio y la economía para enriquecerse y
aumentar su influencia. A pesar de las invasiones persas, Esparta, Corinto y la Liga del Peloponeso
permitieron la prosperidad de los Ventrue.
La antigua Matusalén Tiamat llegó a Grecia hacia el siglo V a.C., mientras el Imperio Persa
se debatía en sus luchas internas. Sin embargo, las facciones de Vástagos eran demasiado
numerosas y otros clanes como los Toreador y los Brujah tenían demasiada influencia como para
que sus manipulaciones tuvieran un efecto apreciable. Sus intentos de introducirse en la política
ateniense a través de una fachada mortal fueron ridiculizados por el filósofo mortal Sócrates.
Furiosa, Tiamat utilizó todo su poder para vengarse de Sócrates, desprestigiando al anciano filósofo
y finalmente consiguiendo, con la ayuda de un culto demoníaco conocido como la Séptima
Generación, que fuera condenado a muerte en el año 399 a.C.


 
LA GUERRA DEL PELOPONESO
Atenas y Esparta se habían aliado para resistir la invasión de los persas, que había
constituido una gran preocupación para los mortales. Artemisa trató de que los espartanos no
participaran en la guerra pero su influencia sobre la ciudad tenía sus límites. Orgullosos y llenos de
desprecio hacia los bárbaros persas los espartanos marcharon a la guerra sin la bendición de su
diosa y regresaron triunfantes. Sin embargo, ni Artemisa ni Evarchus, príncipe de Corinto, estaban
conformes con la situación. Atenas salió fortalecida de la guerra y pronto comenzó a rivalizar con
Corinto por la preeminencia comercial en Grecia.
Aunque la habilidad de los atenienses fue el principal factor en la prosperidad de la ciudad,
varios Vástagos, principalmente de los clanes Toreador y Brujah, se habían asentado en Atenas
atraídos por las nuevas ideas y artes que se desarrollaban allí. Los Vástagos de varias ciudades se
aliaron con Atenas creando la Liga de Delos, que se oponía a la Liga del Peloponeso liderada por

Esparta.
Los Ventrue vieron amenazada su posición en Grecia y comenzaron a manipular a los
gobernantes mortales que también veían amenazada su posición por el ascenso de Atenas. El
conflicto se hizo inevitable, gracias sobre todo a los deseos de Evarchus y en menor medida de
Artemisa. Siguió una larga guerra que duró décadas y que enfrentó a las dos alianzas de ciudades
griegas. Los Ventrue fueron ayudados por los Lasombra y Brujah espartanos, mientras que los
Toreador y Brujah atenienses fueron debilitados por la división social, que impedía la toma de
decisiones efectivas, y las propias luchas internas que enfrentaron a ambos clanes, pues los Brujah
atenienses no deseaban el enfrentamiento con sus hermanos de Esparta.

 
Artemisa y Evarchus temían atacar Esparta por su cuenta, sin el apoyo de las tropas
espartanas, pero la intervención decisiva del general espartano Lisandro, que en el año 407 a.C.
consiguió destruir la flota militar ateniense y puso cerco a Atenas, que terminó rindiéndose por
hambre. La Liga del Peloponeso resultó vencedora. En recompensa por su talento estratégico y
militar, Artemisa concedió el Abrazo a Lisandro poco después.
Artemisa y Evarchus entraron con los conquistadores espartanos en Atenas, deseando
someter a los arrogantes vampiros atenienses, pero la mayoría habían huido de la ciudad. Aunque
no hubo bajas apreciables entre los Vástagos, este conflicto sentaría un precedente de los
enfrentamientos entre los clanes Ventrue y Brujah en el futuro.
Sin embargo, breve fue la victoria de Esparta, pues pronto otras ciudades griegas se alzaron
para combatir su hegemonía. En unas pocas décadas los espartanos fueron derrotados por Tebas,
una ciudad que parecía significativamente libre de influencia vampírica. El templo de Artemisa fue
incendiado y ella huyó en la noche con Lisandro y el resto de su progenie. Evarchus permaneció en
Corinto pero unos años más tarde cayó en letargo, del que despertaría siglos después, una vez hubo
pasado la gloria de Grecia.
La hegemonía de Tebas en Grecia no duró mucho. En el siglo IV a.C. los macedonios
destruyeron la ciudad e impusieron su dominio sobre el resto de las ciudades griegas. Entre los
invasores había varios Vástagos de los clanes Ventrue y Brujah, y muchos de ellos acompañarían a
Alejandro Magno en su expedición a Oriente.

 
LOS VENTRUE LATINOS
Los Ventrue ya se habían instalado en la Península Itálica hacia el siglo VIII a.C.,
asentándose entre los etruscos, un pueblo que habitaba en las ciudades del centro de Italia,
cohabitando en paz y creando una próspera civilización. Según la leyenda 13 vampiros dirigidos por
la Ventrue Tinia controlaban a los etruscos, entre ellos algunos Toreador. Mientras Tinia entraba en
letargo, su chiquillo Collat encabezó una revolución en el 509 a.C. que derrocó a los reyes etruscos
que gobernaban Roma y proclamó la República. Tras el regreso de su sire, Collat llegó a un acuerdo
con ella y se convirtió en Príncipe de Roma.
Los relatos sobre Tinia desaparecen a partir del 480 a.C., después del Abrazo de su progenie
Julia Antasia, aunque existen algunas referencias a una hermosa mujer etrusca que encontró la
muerte en Asia Menor y que guarda cierto parecido con Tinia. Algunos eruditos sospechan que
Collat planeó la muerte de su sire, que fue destruida o diabolizada, convirtiéndose Collat en el líder
de los Ventrue latinos.
 
El poder y la soberanía de Roma se extendieron convenientemente a lo largo de los siglos
siguientes, conquistando las demás ciudades etruscas y la mayor parte de Italia. Collat y los Ventrue
se beneficiaron enormemente de esta expansión, reclamando nuevos dominios en las ciudades
conquistadas. Collat también estableció el modelo de gobierno que los Ventrue seguirían en el
futuro, tanto en Roma como en el mundo entero. A diferencia de los Vástagos de la época no
gobernó abiertamente como un dios, pues era consciente que la naturaleza orgullosa y supersticiosa
de los romanos podía llevar a su destrucción. En lugar de coexistir abiertamente con los mortales,
los Ventrue romanos se mantuvieron apartados de la escena pública, ganándose los favores de
ciudadanos y gobernantes e influyendo en los acontecimientos desde bastidores, reclamando luego
el pago de su ayuda.
Cuando la guerra contra Pirro de Epiro llevó a Roma en conflicto directo con las ciudades
griegas del sur de Italia, los Ventrue latinos entraron en contacto con sus compañeros de clan
griegos, entre los que se encontraban Artemisa y Lisandro. Lisandro se había establecido en la
ciudad griega de Tarento, que se había convertido en el objetivo de Roma en su guerra contra Pirro,
y cuando todo el sur de Italia cayó ante el avance de los ejércitos romanos, Lisandro cayó en manos
del chiquillo más prometedor de Collar: Camila (o Camillus, según las fuentes).
Camila y Lisandro debatieron durante años, pues Camila conocía muy poco del mundo fuera
de Italia. Asimismo, los romanos aprendieron muchas cosas de la guerra contra Pirro. Lisandro
enseñó a Camila la historia del clan Ventrue y las formas de gobierno que los Ventrue habían
desarrollado en Grecia. Camila se mostró interesado y horrorizado a la vez al saber que Artemisa se
había hecho pasar por una diosa, pero su principal interés fue despertado por el poder marcial que
habían creado los espartanos. Bajo la tutela de Lisandro aprendió muchas cosas…



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