Cappadocius viajó extensamente por
Mesopotamia y Oriente, hablando con sabios,
reyes y profetas, y adquiriendo nuevos
conocimientos en la búsqueda del misterio eterno.
Estuvo presente en Babilonia durante el
reinado de Nabucodonosor y vio los Jardines
Colgantes. También habló con Zoroastro
durante el auge del Imperio Persa y conoció los
fundamentos del mazdeísmo. Se dice que en
sus viajes llegó hasta la lejana India, donde
conversó con el iluminado Buda y sus
discípulos
Sus descendientes se extendieron
principalmente por Oriente Medio, donde
aprendieron y conocieron la ciencia de
los videntes y astrólogos caldeos. En ocasiones se
alzaban como siniestros dioses de la
muerte, pero no era frecuente, ya que por esta época
la mayoría estaban comenzando a
investigar los misterios de la muerte y Abrazaban a
eruditos y conocedores de lo oculto.
Fue durante este período cuando los
Capadocios comenzaron a desarrollar sus
propias artes de nigromancia, conocidas
como Mortis, basada en una tosca pero eficaz
manipulación de cadáveres. A través de
estos poderes eran capaces de robar los rasgos
de los cadáveres, reforzando o
debilitando la naturaleza vampírica.
Algunos Capadocios se instalaron entre
los pueblos semitas de la costa de Fenicia
y Palestina y descubrieron los
conocimientos esotéricos de la cábala. Un antiguo
Capadocio conocido como Abram se
convirtió en la principal autoridad del clan en el
estudio de la filosofía y el esoterismo
judaicos, recopilando una impresionante colección
de textos bíblicos y prohibidos como la
Torah Negra.
GRECIA
Se cree que los Capadocios fueron uno de
los primeros linajes que habitaron en
Grecia, introduciéndose en los cultos
mistéricos y matriarcales que prosperaban en
época protohistórica. Muchas sibilas,
profetisas y videntes fueron Abrazadas por los
Capadocios, como la antigua Constancia,
Abrazada hacia el siglo IX a.C., que se
convertiría en la suma sacerdotisa del
Camino de los Huesos siglos más tarde.
A medida que los cultos matriarcales eran
abandonados, los Capadocios
trasladaron su influencia hacia los ritos
dedicados a Hades, Perséfone y otras deidades
del submundo, pero también se
introdujeron entre los filósofos y sabios griegos, y muy
especialmente entre los médicos del culto
de Asclepios. El desarrollo de la medicina
permitía a los Capadocios conocer las
propiedades del cuerpo humano, así como las
causas de enfermedades y venenos que
provocaban la muerte.
Entre los cultos mistéricos griegos
destacaron los órficos, basados en los mitos
de Orfeo y Eurídice. El Matusalén
Capadocio llamado Lázaro creó a partir de varios de
estos cultos el Círculo Órfico, basado en
el redescubrimiento de los Misterios sagrados
del Inframundo que el héroe Orfeo
arrebató al dios Hades. El Círculo Órfico “olvidó”
convenientemente que Orfeo no había
descendido al Inframundo buscando conocimientos,
sino para rescatar a su amada Eurídice.
Esta misteriosa secta sirvió a Lázaro
para reunir a eruditos, sacerdotes,
nigromantes, vampiros e incluso algunos
fantasmas en torno al objetivo de estudiar los
misterios del Inframundo. Realmente al
crear el Círculo Órfico Lázaro estaba actuando
en nombre de su sire Cappadocius, que
deseaba utilizar la secta para otros motivos. Sin
embargo, muy pronto otros poderes del
Inframundo comenzaron a manipular a los
órficos para sus propios propósitos. La
secta instaló su base en Tesalia, creando un
santuario y biblioteca llamado Taenauro,
oculto en los Montes Píndaros.
Hacia mediados del siglo VI a.C. el
Matusalén Byzar, chiquillo de Cappadocius,
llevó a un pequeño grupo de seguidores y
colonos mortales de la ciudad griega de
Megara hasta el Cuerno de Oro, donde
construyeron una nueva ciudad: Bizancio.
Gracias a su ubicación, controlando el
tráfico comercial entre el Mar Negro y el
Mediterráneo, Bizancio se convirtió en un
puerto importante entre las ciudades estado
de Grecia y Asia. Aunque la colonia tenía
un gran potencial, siempre estuvo sometida a
la influencia de otras potencias
externas, que no deseaban que adquiriera demasiada
autonomía.
Bizancio cambió de manos en varias
ocasiones durante los siglos siguientes. Las
conquistas estuvieron en ocasiones a
punto de destruir la ciudad, pero Byzar y sus
chiquillos permanecían en ella, actuando
como oráculos para la población y los
vampiros de Grecia. Por su parte Byzar se
encontraba investigando el origen de
Cappadocius, y aunque dedujo que existía
cierta relación entre Sargón y Cappadocius,
nunca llegó a sospechar que eran la misma
persona.
Esta situación perduró hasta el año 196,
cuando Alexia Theusa, una chiquilla de
Byzar, incapacitó a su sire y a sus
compañeros de clan, dejándolos en letargo. Alexia
tenía sus propios planes, deseando traer
de regreso de la muerte a su amante Andreas, y
para que ello fuera posible consideró que
era necesario arrasar Bizancio. Durante la
guerra civil entre Lucio Septimio Severo
y Proscenio Niger, Bizancio –que pagaba tributo
a Roma- decidió alinearse con este
último, esperando conseguir su independencia de una
vez por todas. Por desgracia Septimio
Severo destruyó la ciudad como castigo, lo que
marcó el fin de la antigua Bizancio.
Byzar y muchos de sus seguidores
desaparecieron para los ojos de los demás
Vástagos, dejando únicamente a Alexia
Theusa como representante del clan en la ciudad.
Alexia se mantuvo al margen cuando otros
vampiros llegaron a Bizancio para reclamar
la ciudad como propia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario