viernes, 9 de marzo de 2012

LAS GUERRAS ANARQUISTAS Y EL FIN DE LA EDAD MEDIA


Con los albores del siglo XIV el papel de los Nosferatu en Europa Occidental estaba
configurado. Siempre despreciados y evitados por el resto de los vampiros, se alimentaban en los
límites de la sociedad, entre las clases más bajas, los marginados y los desheredados. Por supuesto
en algunas ocasiones, como ocurrió en Praga en 1199, algún Nosferatu se convertía en príncipe o
actuaba como un auténtico poder en la sombra tras el trono, pero eran casos verdaderamente
excepcionales. Asociado al movimiento flagelante y penitente de la Edad Media surgió entre los
Nosferatu europeos un movimiento pseudoreligioso apoyado por algunos antiguos que condenaba la
ostentación y la arrogancia de los clanes aristocráticos que parasitaban a la sociedad humana.
La Peste Negra que azotó Europa a partir del año 1348 constituyó un auténtico problema
para el clan. La antigua Cloacina de Venecia desarrolló una rama de la plaga que podía azotar a los
vampiros y los primeros en ser afectados fueron los Nosferatu venecianos. Para cuando el origen de
la plaga pudo ser trazado hasta Cloacina ya era tarde. Varias proles murieron o cayeron en letargo
tras beber la sangre contaminada, que se extendía a través de moscas, chinches e insectos parásitos.
Aunque murieron algunos antiguos los jóvenes eran más susceptibles a sufrir los peores efectos,
sobre todo las generaciones más altas. La plaga vampírica fue especialmente virulenta en Inglaterra,
donde el maestro espía Richard de Worde se contó entre las víctimas. Algunos vampiros paranoicos
culparon a los Tremere y a los Seguidores de Set de ser responsables de extender la plaga, pero en
medio del miedo y la confusión provocados por la enfermedad algunos Vástagos aprovecharon para
ajustar cuentas pendientes o utilizar la plaga para sus propósitos.
El debilitamiento de la sociedad de los Vástagos provocó un crecimiento descontrolado de
los vampiros jóvenes, lo que constituyó todo un problema para los antiguos. Desde siempre habían
existido bandas de rebeldes pretenciosos y alocados, conocidos como el movimiento de los Furores,
pero que rara vez suponían algo más que un problema local, terminando por ser destruido o
estabilizado. Pero ahora la situación era diferente. Las bandas de jóvenes chiquillos eran cada vez
más frecuentes y el problema se agravó con las incursiones de vampiros Assamitas que deseaban
vengarse de los vampiros cristianos bebiendo su sangre.
Algunos antiguos Nosferatu utilizaron esta situación para deshacerse de los linajes
divergentes que no descendían de la Matriarca, aterrados por la posibilidad de que fueran utilizados
por los Nictuku. Esta silenciosa guerra ya había comenzado desde el siglo XII. Los Nosferatu que
no descendían de la Matriarca se encontraban desorganizados y en minoría, por lo menos en
Europa, por lo que decidieron huir u ocultarse en las sombras. Algunos optaron por refugiarse entre
los anarquistas, que dieron la bienvenida a los talentos de espionaje y ocultación del clan, pero
varios descendientes de la Matriarca también se unieron a las filas de los anarquistas, persiguiendo a
sus “primos” o utilizando la furia de los rebeldes para atacar los refugios de los antiguos
descendientes de los Nictuku. En conjunto, se produjo una renovación entre las filas del clan.
Sin importar en qué bando estuvieran situados, los anarquistas constituían todo un problema
para los antiguos. Angiwar, chiquillo de la Matriarca y uno de los principales líderes de los
Nosferatu europeos, convocó a un numeroso grupo del clan en la ciudad de Frankfurt, donde se
decidió apoyar la formación de un grupo organizado de vampiros que pusiese fin a la rebelión de
los jóvenes y a los ataques indiscriminados de los Assamitas. La muerte del antiguo Hardestadt en
1395 y la posterior diablerie de los Antediluvianos Lasombra y Tzimisce en 1405 y 1415 y la
formación del clan Giovanni en 1444 constituyeron un serio revés para los antiguos, pero sólo
demoró la formación de la secta un tiempo. Los Nosferatu de la facción de Angiwar se convirtieron
en mensajeros y espías para los Fundadores de la Camarilla, quienes reclutaron a un grupo
influyente y poderoso entre los antiguos europeos que finalmente pudo contraatacar y actuar
contundentemente contra los anarquistas y los Assamitas. Fue un espía Nosferatu quien reveló la
localización exacta de la misteriosa fortaleza de Alamut, el centro neurálgico del clan Assamita, y
aunque fue descubierto y ejecutado, su presencia dejó bien claro a los Asesinos que no podían
seguir luchando contra la naciente Camarilla por más tiempo.
En 1493 representantes de Assamitas, anarquistas y la Camarilla se reunieron en la
población de Thorns, en el sur de Inglaterra. El representante de los Nosferatu era el Fundador Josef
von Bauren, un antiguo monje procedente de la ciudad de Münich, pero su papel en la Convención
fue bastante limitado y discreto. Más relevante fue el papel de su arconte Federico di Padua quien
estuvo vigilando los movimientos de los anarquistas durante toda la reunión e impidió que
cometieran una carnicería sobre los representantes de la Camarilla allí reunidos, aunque su reacción
no pudo evitar la destrucción de la cercana población de Silchester y la huida de varios líderes
anarquistas que pasarían a engrosar las filas del Sabbat.

EL RENACIMIENTO Y LA FORMACIÓN DEL SABBAT
Aunque permanecían en los escalones más bajos de la sociedad de los Vástagos, los
Nosferatu obtuvieron cierto respeto por parte de los demás vampiros de la Camarilla. La arcaica
división entre Altos y Bajos clanes fue abolida, y aunque el desprecio de los clanes aristocráticos se
mantenía, ahora los Nosferatu disponían de cierta protección bajo las leyes de la secta.
Curiosamente, durante este período y en adelante aumentó el número de Abrazos por
despecho, y varios aristócratas y nobles fueron introducidos en el clan., simplemente como castigo.
Aunque ya existían algunos ejemplos medievales (como el prelado Malaquita de Constantinopla)
esta costumbre se hizo más frecuente, a pesar de la censura de algunos piadosos vampiros que
rechazaban la utilización del Abrazo con este propósito. Asimismo, también fueron Abrazados
dentro del clan miembros de otros sectores sociales como mercenarios, comerciantes y eruditos.
En la naciente secta del Sabbat, dirigida principalmente por los clanes Lasombra y Tzimisce,
también entraron varios Nosferatu, resentidos con las normas sociales impuestas por la Camarilla,
renegados enfrentados a sus antiguos o simplemente Vástagos que habían terminado en el bando
equivocado en la guerra entre anarquistas y antiguos. Algunos de estos individuos mantuvieron
contactos y relaciones cordiales con sus hermanos de la Camarilla para compartir información,
sobre todo en torno a los rumores y leyendas sobre los Nictuku. Del mismo modo que habían
utilizado a los anarquistas en la guerra previa, los Nosferatu del Sabbat utilizaron a sus compañeros
de secta para eliminar a los restos de los linajes divergentes. Algunos Nosferatu antitribu incluso
rechazaban las fronteras entre ambas sectas, manteniendo identidades alternativas en ambas.
Irónicamente, su aceptación del papel de monstruos convirtió a los Nosferatu en uno de los
linajes más serenos y “humanos” del Sabbat. Pero no siempre fue así y algunos se convirtieron en
auténticos monstruos asesinos, desprovistos por completos de humanidad y sirviendo con eficacia
en las filas del Sabbat y la Mano Negra.
Filosóficamente los Nosferatu realizaron algunas contribuciones a la Senda del Corazón
Feral, pero sobre todo a la Senda de Caín. Esta última, aunque sobre todo desarrollada por los
Assamitas, también contó entre sus seguidores a varias figuras destacadas del clan Nosferatu. En el
Monasterio Negro de Suiza, el antiguo Mateusz Gryzbowxky de Polonia trabajó durante buena
parte del siglo XVII en el refinamiento de la Senda de Caín.

LA EDAD DE LAS EXPLORACIONES
AMÉRICA
Cuando los vampiros europeos llegaron a América, se encontraron con que algunos
Vástagos habitaban entre los indios, habiendo cruzado el Atlántico antes del “descubrimiento” de
Cristóbal Colón. Estos vampiros precolombinos pertenecían a diversos linajes, y entre ellos se
encontraban varias proles de Nosferatu. El grupo más numeroso e influyente, centrado sobre todo
en el antiguo imperio inca, eran los descendientes de la Matusalén Gorgo, la que Aúlla en la
Oscuridad, una de los Nictuku.
Los vampiros que acompañaban a los conquistadores españoles y portugueses descubrieron
que los Nosferatu de Sudamérica habían habitado durante siglos excavando el subsuelo, habitando
en imperios subterráneos imperturbables, hasta que los europeos comenzaron a buscar oro y plata.
La población indígena fue diezmada por las enfermedades de Europa y los supervivientes fueron
forzados a la servidumbre.
Del mismo modo que la conquista española de América supuso la desaparición de gran parte
del legado indígena, la llegada de los Vástagos europeos también supuso la destrucción de
numerosos vampiros. Gorgo fue vista, o mejor dicho, escuchada, por última vez cuando Francisco
Pizarro conquistó el Imperio Inca, y se dice que su aullido era capaz de destrozar los huesos de
quienes oían su lamento. Desde entonces no se volvió a saber de ella, aunque se sospecha que puede
estar en letargo en algún lugar de la Selva Amazónica, oponiéndose a los vampiros europeos desde
su letargo.
Otros testimonios afirman que el Matusalén Mictantecuhtli, del clan Gangrel, fue visitado en
su retiro de la ciudad maya de Tzental por un antiguo Nosferatu, cuyo nombre se desconoce, al que
diabolizó. La progenie de Gorgo, como gran parte de los vampiros precolombinos, fueron
perseguidos por los Cainitas que acompañaban a los conquistadores españoles, en su mayoría
vampiros del Sabbat, ansiosos de robar el poder de la sangre de los antiguos Matusalenes indios.
La presencia de los Nosferatu precolombinos también está atestiguada en Norteamérica, si
bien es posible que entre los linajes norteamericanos no sólo hubiese descendientes de Gorgo.
Osric, un antiguo Nosferatu de origen escandinavo, acompañó a las expediciones vikingas que
llegaron a América a partir del año 1000. Los Nosferatu norteamericanos en su mayoría siguieron la
tradición de cazadores de su progenitor, y adoptaron varias de las costumbres indígenas, tomando
el papel de tótems y espíritus protectores de las tribus amerindias. Muchos de estos “manitús”
norteamericanos fueron destruidos por los europeos, y muy especialmente por los vampiros del
Sabbat, que usurparon varias de las prácticas de los nativos americanos y las introdujeron en sus
sangrientos ritos.
Al mismo tiempo los Nosferatu europeos llegaban al continente americano, y aunque no
siempre cazaron a los descendientes de los Nictuku tampoco hicieron nada para protegerlos de las
depredaciones de otros clanes. Mientras los antiguos tomaban el control de las ciudades más
prósperas de la Costa Este los Nosferatu optaron por la estrategia de establecerse en pueblos
pequeños o comunidades aisladas, donde los vampiros de carácter solitario podían sobrevivir sin ser
molestados, al menos durante mucho tiempo. Las leyendas rurales sobre pueblos degenerados y
familias incestuosas que rehúsan todo contacto con la civilización bien pueden estar relacionadas
con la presencia de estos vampiros.
Procedentes de África, junto a las mareas de la esclavitud, llegaron varios Nosferatu, que
trabajaron con tesón para liberar a sus ghouls y servidores mortales de los dominios de los
degenerados Cainitas que los habían esclavizado. Una de las proles más grandes se extendió por el
territorio de Luisiana, creando un culto cerca de la desembocadura del Missisipí. Uno de los
Nosferatu más notables, conocido como el “Hombre Caimán”, se ocultó en los pantanos durante
siglos, rodeado por colosales caimanes, a los que utilizaba como sus ojos y oídos.

ASIA
Aunque generalmente desconocida, se sabe que los Nosferatu mantuvieron una presencia
continuada en el Lejano Oriente. En la isla de Ceilán residió en tiempos míticos un Matusalén
Nosferatu, posiblemente el llamado Illuyankas, pero fue destruido y su santuario usurpado por
Kartarerya, uno de los chiquillos de Tzimisce, que desde entonces ha mantenido su dominio en la
isla. De este Matusalén Nosferatu desciende buena parte de los miembros del clan en la India.
De la misma forma varios antiguos Nosferatu viajaron al Lejano Oriente acompañando a las
hordas mongolas, e incluso Abrazaron una pequeña progenie allí, a pesar de la amenaza constante
de los vampiros orientales, que se mantuvo hasta la llegada de la colonización europea. Entre estos
antiguos destacan vampiros de ascendencia mongola como Ahjan Shakkar y Subitai, pero también
algunos europeos como Cassius, de origen romano, y actualmente monitor del Inconnu en Hong
Kong. El maestro arquitecto Zelios también realizó viajes al Lejano Oriente con la intención de
aprender las artes arquitectónicas locales y la ciencia de la geomancia.
Los conocimientos de los Nosferatu de Asia sobre los vampiros orientales demostraron ser
valiosísimos durante la colonización europea, y algunos príncipes occidentales recabaron su
consejo. Algunos Nosferatu acompañaron a los emigrantes chinos durante el siglo XIX y algunos
llegaron a instalarse en la Costa Oeste de los Estados Unidos, como una antigua dama china
conocida simplemente como la Viuda, que se instaló en San Francisco y comenzó una sangrienta
guerra con los vampiros orientales por el control del barrio de Chinatown bajo la cubierta de las
guerras tong.
Los Nosferatu europeos también realizaron el viaje inverso, y trabaron un amistoso contacto
con sus hermanos orientales, ya que muchos afirmaban ser descendientes de la Matriarca o Baba
Yaga. Acompañando a los colonos y viajeros europeos, los Nosferatu se instalaron en el continente
asiático, si bien su influencia nunca llegó a ser tan fuerte como la de otros clanes.

ÁFRICA
Aunque la civilización del Antiguo Egipto terminó por desaparecer, los Nosferatu que
habían seguido las rutas de los comerciantes egipcios hacia el sur prosperaron entre los reinos
africanos. Con el paso del tiempo, el aislamiento que ejercía la barrera desértica del Sahara, aisló a
las proles africanas de los Nosferatu del resto del clan (una situación extendida al resto de los
linajes africanos).
Los Nosferatu africanos recibieron distintos nombres: Guruhi, Chemosit y otros. Como
reyes ocultos gobernaron a las tribus de África. A diferencia de sus congéneres europeos, que
prosperaban entre las clases bajas y en las cloacas de las ciudades, los Guruhi gobernaban sus reinos
ocultos. A medida que transcurría el tiempo estos reinos se iban desplazando cada vez más hacia el
sur.
A Europa llegaron leyendas sobre un mítico rey Nosferatu que vivía en un complejo
subterráneo lleno de riquezas, y algunos identificaron esta leyenda con el mito de las Minas del Rey
Salomón. Otros Nosferatu asociaron estas leyendas con la historia del mítico Yima el Bello, el
único Nictuku que no fue afectado por la maldición de Nosferatu.
Los Nosferatu africanos absorbieron gran parte de la cultura tribal de sus reinos, valorando
la libertad personal y la hospitalidad. Generalmente el control de sus reinos era muy laxo,
fomentando su crecimiento con el propósito de aumentar su reserva de sangre y vigilando sus
rebaños desde las sombras.
Mientras Europa caía en decadencia las rutas comerciales de África se mantenían hasta el
corazón del continente, llegando hasta las tierras musulmanas. Los comerciantes islámicos
transmitían información y noticias entre las distintas proles, llegando a lugares tan alejados como la
India, Ceilán, Malasia y China. Varios emisarios viajaban ocultos entre la carga de los barcos
mercantes. Por supuesto, la presencia de los vampiros orientales inspiraba bastante respeto, por lo
que los Nosferatu procuraban mantener una presencia discreta.
Los reyes Guruhi solían instalarse entre las mayores concentraciones de población, y
compartieron su influencia con otros clanes, especialmente con los Gangrel. Abundan historias de
riqueza y esplendor sobre el reino de Kilwa, al este de África, o sobre el fabuloso emporio
comercial de Tombuctú. Las proles africanas bebían la sangre de los habitantes de Gao, Bilma,
Axum, Dongola, Sijilmasa, Kananga, Khami, Kukwa y otras ciudades en el corazón de África que
los europeos no conocían…ni conocen.
El primer gran imperio africano asociado a los Nosferatu fue el reino de Ghana, a cuya
capital, Kumbi Saleh, llegaban caravanas de oro, sal y esclavos. Los vampiros no ponían objeciones
a la esclavitud, una fuente de alimentación segura y útil en los viajes largos. La presencia del clan
Nosferatu también se estableció en otros imperios como Kanem-Bornu, cerca del Lago Chad, y los
reinos de Mali, Songhai, Mwanamutapa y Zimbabwe.
Cuando los comerciantes portugueses y de otras naciones europeas llegaron a África en el
siglo XV, los vampiros de la Camarilla los siguieron muy pronto. Los europeos aniquilaron los
reinos de Mogadishu y Mombasa en su búsqueda de oro y marfil. Los Vástagos que venían de
Europa se sorprendieron al ver la forma en la que los vampiros africanos dirigían sus asuntos, y
finalmente les impusieron su liderazgo por la fuerza. Las costumbres de los Nosferatu europeos de
habitar en las cloacas y ríos de suciedad resultaban despreciables para sus “primos” africanos. Sin
embargo, apoyados por la tecnología occidental y la fuerza de la Camarilla fueron los vampiros
europeos quienes terminaron por imponerse. Los Vástagos africanos que no perecieron optaron por
una retirada hacia el corazón oscuro de África. Los imperios africanos desaparecieron a medida que
las potencias colonizadoras se repartían el continente africano siguiendo criterios puramente
estratégicos y políticos, ajenos por completo a la realidad. Los Nosferatu africanos fueron obligados
a unirse a la Camarilla, guardando resentimiento hacia los europeos. Al igual que los Nosferatu
precolombinos los africanos no eligieron su destino. Algunos decidieron convertirse en autarcas, sin
vincularse a la Camarilla ni el Sabbat, y comenzaron a recorrer el mundo esperando el momento de
actuar para recuperar su poder.

AUSTRALIA
Entre los primeros vampiros que llegaron a Australia a bordo de la Primera Flota a finales
del siglo XVIII se encontraba un Nosferatu llamado Wid, que pronto se convirtió en príncipe del
dominio de Wollongong, un creciente emporio industrial. Con las sucesiva llegada de colonos y
reclusos a las salvajes tierras australianas llegaron nuevos miembros del clan, que pronto se
extendió por las crecientes ciudades.
Curiosamente, corre el rumor de que algunos emigrantes irlandeses trajeron el cuerpo
aletargado de Nuckalavee el Sin Piel a Australia, que finalmente habría sido ocultado entre los
aborígenes.

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