Con
los albores del siglo XIV el papel de los Nosferatu en Europa Occidental estaba
configurado.
Siempre despreciados y evitados por el resto de los vampiros, se alimentaban en
los
límites
de la sociedad, entre las clases más bajas, los marginados y los desheredados.
Por supuesto
en
algunas ocasiones, como ocurrió en Praga en 1199, algún Nosferatu se convertía
en príncipe o
actuaba
como un auténtico poder en la sombra tras el trono, pero eran casos
verdaderamente
excepcionales.
Asociado al movimiento flagelante y penitente de la Edad Media surgió entre los
Nosferatu
europeos un movimiento pseudoreligioso apoyado por algunos antiguos que
condenaba la
ostentación
y la arrogancia de los clanes aristocráticos que parasitaban a la sociedad
humana.
La
Peste Negra que azotó Europa a partir del año 1348 constituyó un auténtico
problema
para
el clan. La antigua Cloacina de Venecia desarrolló una rama de la plaga que
podía azotar a los
vampiros
y los primeros en ser afectados fueron los Nosferatu venecianos. Para cuando el
origen de
la
plaga pudo ser trazado hasta Cloacina ya era tarde. Varias proles murieron o
cayeron en letargo
tras
beber la sangre contaminada, que se extendía a través de moscas, chinches e insectos
parásitos.
Aunque
murieron algunos antiguos los jóvenes eran más susceptibles a sufrir los peores
efectos,
sobre
todo las generaciones más altas. La plaga vampírica fue especialmente virulenta
en Inglaterra,
donde
el maestro espía Richard de Worde se contó entre las víctimas. Algunos vampiros
paranoicos
culparon
a los Tremere y a los Seguidores de Set de ser responsables de extender la
plaga, pero en
medio
del miedo y la confusión provocados por la enfermedad algunos Vástagos
aprovecharon para
ajustar
cuentas pendientes o utilizar la plaga para sus propósitos.
El
debilitamiento de la sociedad de los Vástagos provocó un crecimiento
descontrolado de
los
vampiros jóvenes, lo que constituyó todo un problema para los antiguos. Desde
siempre habían
existido
bandas de rebeldes pretenciosos y alocados, conocidos como el movimiento de los
Furores,
pero
que rara vez suponían algo más que un problema local, terminando por ser
destruido o
estabilizado.
Pero ahora la situación era diferente. Las bandas de jóvenes chiquillos eran
cada vez
más
frecuentes y el problema se agravó con las incursiones de vampiros Assamitas
que deseaban
vengarse
de los vampiros cristianos bebiendo su sangre.
Algunos
antiguos Nosferatu utilizaron esta situación para deshacerse de los linajes
divergentes
que no descendían de la Matriarca, aterrados por la posibilidad de que fueran
utilizados
por
los Nictuku. Esta silenciosa guerra ya había comenzado desde el siglo XII. Los
Nosferatu que
no
descendían de la Matriarca se encontraban desorganizados y en minoría, por lo
menos en
Europa,
por lo que decidieron huir u ocultarse en las sombras. Algunos optaron por
refugiarse entre
los
anarquistas, que dieron la bienvenida a los talentos de espionaje y ocultación
del clan, pero
varios
descendientes de la Matriarca también se unieron a las filas de los
anarquistas, persiguiendo a
sus
“primos” o utilizando la furia de los rebeldes para atacar los refugios de los
antiguos
descendientes
de los Nictuku. En conjunto, se produjo una renovación entre las filas del
clan.
Sin
importar en qué bando estuvieran situados, los anarquistas constituían todo un
problema
para
los antiguos. Angiwar, chiquillo de la Matriarca y uno de los principales
líderes de los
Nosferatu
europeos, convocó a un numeroso grupo del clan en la ciudad de Frankfurt, donde
se
decidió
apoyar la formación de un grupo organizado de vampiros que pusiese fin a la
rebelión de
los
jóvenes y a los ataques indiscriminados de los Assamitas. La muerte del antiguo
Hardestadt en
1395
y la posterior diablerie de los Antediluvianos Lasombra y Tzimisce en 1405 y
1415 y la
formación
del clan Giovanni en 1444 constituyeron un serio revés para los antiguos, pero
sólo
demoró
la formación de la secta un tiempo. Los Nosferatu de la facción de Angiwar se
convirtieron
en
mensajeros y espías para los Fundadores de la Camarilla, quienes reclutaron a
un grupo
influyente
y poderoso entre los antiguos europeos que finalmente pudo contraatacar y actuar
contundentemente
contra los anarquistas y los Assamitas. Fue un espía Nosferatu quien reveló la
localización
exacta de la misteriosa fortaleza de Alamut, el centro neurálgico del clan
Assamita, y
aunque
fue descubierto y ejecutado, su presencia dejó bien claro a los Asesinos que no
podían
seguir
luchando contra la naciente Camarilla por más tiempo.
En
1493 representantes de Assamitas, anarquistas y la Camarilla se reunieron en la
población
de Thorns, en el sur de Inglaterra. El representante de los Nosferatu era el
Fundador Josef
von
Bauren, un antiguo monje procedente de la ciudad de Münich, pero su papel en la
Convención
fue
bastante limitado y discreto. Más relevante fue el papel de su arconte Federico
di Padua quien
estuvo
vigilando los movimientos de los anarquistas durante toda la reunión e impidió
que
cometieran
una carnicería sobre los representantes de la Camarilla allí reunidos, aunque
su reacción
no
pudo evitar la destrucción de la cercana población de Silchester y la huida de
varios líderes
anarquistas
que pasarían a engrosar las filas del Sabbat.
EL RENACIMIENTO Y LA FORMACIÓN DEL SABBAT
Aunque
permanecían en los escalones más bajos de la sociedad de los Vástagos, los
Nosferatu
obtuvieron cierto respeto por parte de los demás vampiros de la Camarilla. La
arcaica
división
entre Altos y Bajos clanes fue abolida, y aunque el desprecio de los clanes
aristocráticos se
mantenía,
ahora los Nosferatu disponían de cierta protección bajo las leyes de la secta.
Curiosamente,
durante este período y en adelante aumentó el número de Abrazos por
despecho,
y varios aristócratas y nobles fueron introducidos en el clan., simplemente
como castigo.
Aunque
ya existían algunos ejemplos medievales (como el prelado Malaquita de
Constantinopla)
esta
costumbre se hizo más frecuente, a pesar de la censura de algunos piadosos
vampiros que
rechazaban
la utilización del Abrazo con este propósito. Asimismo, también fueron
Abrazados
dentro
del clan miembros de otros sectores sociales como mercenarios, comerciantes y
eruditos.
En
la naciente secta del Sabbat, dirigida principalmente por los clanes Lasombra y
Tzimisce,
también
entraron varios Nosferatu, resentidos con las normas sociales impuestas por la
Camarilla,
renegados
enfrentados a sus antiguos o simplemente Vástagos que habían terminado en el
bando
equivocado
en la guerra entre anarquistas y antiguos. Algunos de estos individuos
mantuvieron
contactos
y relaciones cordiales con sus hermanos de la Camarilla para compartir
información,
sobre
todo en torno a los rumores y leyendas sobre los Nictuku. Del mismo modo que
habían
utilizado
a los anarquistas en la guerra previa, los Nosferatu del Sabbat utilizaron a
sus compañeros
de
secta para eliminar a los restos de los linajes divergentes. Algunos Nosferatu
antitribu incluso
rechazaban
las fronteras entre ambas sectas, manteniendo identidades alternativas en
ambas.
Irónicamente,
su aceptación del papel de monstruos convirtió a los Nosferatu en uno de los
linajes
más serenos y “humanos” del Sabbat. Pero no siempre fue así y algunos se
convirtieron en
auténticos
monstruos asesinos, desprovistos por completos de humanidad y sirviendo con
eficacia
en
las filas del Sabbat y la Mano Negra.
Filosóficamente
los Nosferatu realizaron algunas contribuciones a la Senda del Corazón
Feral,
pero sobre todo a la Senda de Caín. Esta última, aunque sobre todo desarrollada
por los
Assamitas,
también contó entre sus seguidores a varias figuras destacadas del clan
Nosferatu. En el
Monasterio
Negro de Suiza, el antiguo Mateusz Gryzbowxky de Polonia trabajó durante buena
parte
del siglo XVII en el refinamiento de la Senda de Caín.
LA EDAD DE LAS EXPLORACIONES
AMÉRICA
Cuando
los vampiros europeos llegaron a América, se encontraron con que algunos
Vástagos
habitaban entre los indios, habiendo cruzado el Atlántico antes del
“descubrimiento” de
Cristóbal
Colón. Estos vampiros precolombinos pertenecían a diversos linajes, y entre
ellos se
encontraban
varias proles de Nosferatu. El grupo más numeroso e influyente, centrado sobre
todo
en
el antiguo imperio inca, eran los descendientes de la Matusalén Gorgo, la que
Aúlla en la
Oscuridad,
una de los Nictuku.
Los
vampiros que acompañaban a los conquistadores españoles y portugueses
descubrieron
que
los Nosferatu de Sudamérica habían habitado durante siglos excavando el
subsuelo, habitando
en
imperios subterráneos imperturbables, hasta que los europeos comenzaron a
buscar oro y plata.
La
población indígena fue diezmada por las enfermedades de Europa y los
supervivientes fueron
forzados
a la servidumbre.
Del
mismo modo que la conquista española de América supuso la desaparición de gran
parte
del
legado indígena, la llegada de los Vástagos europeos también supuso la
destrucción de
numerosos
vampiros. Gorgo fue vista, o mejor dicho, escuchada, por última vez cuando
Francisco
Pizarro
conquistó el Imperio Inca, y se dice que su aullido era capaz de destrozar los
huesos de
quienes
oían su lamento. Desde entonces no se volvió a saber de ella, aunque se
sospecha que puede
estar
en letargo en algún lugar de la Selva Amazónica, oponiéndose a los vampiros
europeos desde
su
letargo.
Otros
testimonios afirman que el Matusalén Mictantecuhtli, del clan Gangrel, fue
visitado en
su
retiro de la ciudad maya de Tzental por un antiguo Nosferatu, cuyo nombre se
desconoce, al que
diabolizó.
La progenie de Gorgo, como gran parte de los vampiros precolombinos, fueron
perseguidos
por los Cainitas que acompañaban a los conquistadores españoles, en su mayoría
vampiros
del Sabbat, ansiosos de robar el poder de la sangre de los antiguos Matusalenes
indios.
La
presencia de los Nosferatu precolombinos también está atestiguada en
Norteamérica, si
bien
es posible que entre los linajes norteamericanos no sólo hubiese descendientes
de Gorgo.
Osric,
un antiguo Nosferatu de origen escandinavo, acompañó a las expediciones
vikingas que
llegaron
a América a partir del año 1000. Los Nosferatu norteamericanos en su mayoría
siguieron la
tradición
de cazadores de su progenitor, y adoptaron varias de las costumbres indígenas,
tomando
el
papel de tótems y espíritus protectores de las tribus amerindias. Muchos de
estos “manitús”
norteamericanos
fueron destruidos por los europeos, y muy especialmente por los vampiros del
Sabbat,
que usurparon varias de las prácticas de los nativos americanos y las
introdujeron en sus
sangrientos
ritos.
Al
mismo tiempo los Nosferatu europeos llegaban al continente americano, y aunque
no
siempre
cazaron a los descendientes de los Nictuku tampoco hicieron nada para
protegerlos de las
depredaciones
de otros clanes. Mientras los antiguos tomaban el control de las ciudades más
prósperas
de la Costa Este los Nosferatu optaron por la estrategia de establecerse en
pueblos
pequeños
o comunidades aisladas, donde los vampiros de carácter solitario podían
sobrevivir sin ser
molestados,
al menos durante mucho tiempo. Las leyendas rurales sobre pueblos degenerados y
familias
incestuosas que rehúsan todo contacto con la civilización bien pueden estar
relacionadas
con
la presencia de estos vampiros.
Procedentes
de África, junto a las mareas de la esclavitud, llegaron varios Nosferatu, que
trabajaron
con tesón para liberar a sus ghouls y servidores mortales de los dominios de
los
degenerados
Cainitas que los habían esclavizado. Una de las proles más grandes se extendió
por el
territorio
de Luisiana, creando un culto cerca de la desembocadura del Missisipí. Uno de
los
Nosferatu
más notables, conocido como el “Hombre Caimán”, se ocultó en los pantanos
durante
siglos,
rodeado por colosales caimanes, a los que utilizaba como sus ojos y oídos.
ASIA
Aunque
generalmente desconocida, se sabe que los Nosferatu mantuvieron una presencia
continuada
en el Lejano Oriente. En la isla de Ceilán residió en tiempos míticos un
Matusalén
Nosferatu,
posiblemente el llamado Illuyankas, pero fue destruido y su santuario usurpado
por
Kartarerya,
uno de los chiquillos de Tzimisce, que desde entonces ha mantenido su dominio
en la
isla.
De este Matusalén Nosferatu desciende buena parte de los miembros del clan en
la India.
De
la misma forma varios antiguos Nosferatu viajaron al Lejano Oriente acompañando
a las
hordas
mongolas, e incluso Abrazaron una pequeña progenie allí, a pesar de la amenaza
constante
de
los vampiros orientales, que se mantuvo hasta la llegada de la colonización
europea. Entre estos
antiguos
destacan vampiros de ascendencia mongola como Ahjan Shakkar y Subitai, pero
también
algunos
europeos como Cassius, de origen romano, y actualmente monitor del Inconnu en
Hong
Kong.
El maestro arquitecto Zelios también realizó viajes al Lejano Oriente con la
intención de
aprender
las artes arquitectónicas locales y la ciencia de la geomancia.
Los
conocimientos de los Nosferatu de Asia sobre los vampiros orientales
demostraron ser
valiosísimos
durante la colonización europea, y algunos príncipes occidentales recabaron su
consejo.
Algunos Nosferatu acompañaron a los emigrantes chinos durante el siglo XIX y
algunos
llegaron
a instalarse en la Costa Oeste de los Estados Unidos, como una antigua dama
china
conocida
simplemente como la Viuda, que se instaló en San Francisco y comenzó una
sangrienta
guerra
con los vampiros orientales por el control del barrio de Chinatown bajo la
cubierta de las
guerras
tong.
Los
Nosferatu europeos también realizaron el viaje inverso, y trabaron un amistoso
contacto
con
sus hermanos orientales, ya que muchos afirmaban ser descendientes de la
Matriarca o Baba
Yaga.
Acompañando a los colonos y viajeros europeos, los Nosferatu se instalaron en
el continente
asiático,
si bien su influencia nunca llegó a ser tan fuerte como la de otros clanes.
ÁFRICA
Aunque
la civilización del Antiguo Egipto terminó por desaparecer, los Nosferatu que
habían
seguido las rutas de los comerciantes egipcios hacia el sur prosperaron entre
los reinos
africanos.
Con el paso del tiempo, el aislamiento que ejercía la barrera desértica del
Sahara, aisló a
las
proles africanas de los Nosferatu del resto del clan (una situación extendida
al resto de los
linajes
africanos).
Los
Nosferatu africanos recibieron distintos nombres: Guruhi, Chemosit y otros.
Como
reyes
ocultos gobernaron a las tribus de África. A diferencia de sus congéneres
europeos, que
prosperaban
entre las clases bajas y en las cloacas de las ciudades, los Guruhi gobernaban
sus reinos
ocultos.
A medida que transcurría el tiempo estos reinos se iban desplazando cada vez
más hacia el
sur.
A
Europa llegaron leyendas sobre un mítico rey Nosferatu que vivía en un complejo
subterráneo
lleno de riquezas, y algunos identificaron esta leyenda con el mito de las
Minas del Rey
Salomón.
Otros Nosferatu asociaron estas leyendas con la historia del mítico Yima el
Bello, el
único
Nictuku que no fue afectado por la maldición de Nosferatu.
Los
Nosferatu africanos absorbieron gran parte de la cultura tribal de sus reinos,
valorando
la
libertad personal y la hospitalidad. Generalmente el control de sus reinos era
muy laxo,
fomentando
su crecimiento con el propósito de aumentar su reserva de sangre y vigilando
sus
rebaños
desde las sombras.
Mientras
Europa caía en decadencia las rutas comerciales de África se mantenían hasta el
corazón
del continente, llegando hasta las tierras musulmanas. Los comerciantes
islámicos
transmitían
información y noticias entre las distintas proles, llegando a lugares tan
alejados como la
India,
Ceilán, Malasia y China. Varios emisarios viajaban ocultos entre la carga de
los barcos
mercantes.
Por supuesto, la presencia de los vampiros orientales inspiraba bastante respeto,
por lo
que
los Nosferatu procuraban mantener una presencia discreta.
Los
reyes Guruhi solían instalarse entre las mayores concentraciones de población,
y
compartieron
su influencia con otros clanes, especialmente con los Gangrel. Abundan
historias de
riqueza
y esplendor sobre el reino de Kilwa, al este de África, o sobre el fabuloso
emporio
comercial
de Tombuctú. Las proles africanas bebían la sangre de los habitantes de Gao,
Bilma,
Axum,
Dongola, Sijilmasa, Kananga, Khami, Kukwa y otras ciudades en el corazón de
África que
los
europeos no conocían…ni conocen.
El
primer gran imperio africano asociado a los Nosferatu fue el reino de Ghana, a
cuya
capital,
Kumbi Saleh, llegaban caravanas de oro, sal y esclavos. Los vampiros no ponían
objeciones
a
la esclavitud, una fuente de alimentación segura y útil en los viajes largos.
La presencia del clan
Nosferatu
también se estableció en otros imperios como Kanem-Bornu, cerca del Lago Chad,
y los
reinos
de Mali, Songhai, Mwanamutapa y Zimbabwe.
Cuando
los comerciantes portugueses y de otras naciones europeas llegaron a África en
el
siglo
XV, los vampiros de la Camarilla los siguieron muy pronto. Los europeos
aniquilaron los
reinos
de Mogadishu y Mombasa en su búsqueda de oro y marfil. Los Vástagos que venían
de
Europa
se sorprendieron al ver la forma en la que los vampiros africanos dirigían sus
asuntos, y
finalmente
les impusieron su liderazgo por la fuerza. Las costumbres de los Nosferatu
europeos de
habitar
en las cloacas y ríos de suciedad resultaban despreciables para sus “primos”
africanos. Sin
embargo,
apoyados por la tecnología occidental y la fuerza de la Camarilla fueron los
vampiros
europeos
quienes terminaron por imponerse. Los Vástagos africanos que no perecieron
optaron por
una
retirada hacia el corazón oscuro de África. Los imperios africanos
desaparecieron a medida que
las
potencias colonizadoras se repartían el continente africano siguiendo criterios
puramente
estratégicos
y políticos, ajenos por completo a la realidad. Los Nosferatu africanos fueron obligados
a
unirse a la Camarilla, guardando resentimiento hacia los europeos. Al igual que
los Nosferatu
precolombinos
los africanos no eligieron su destino. Algunos decidieron convertirse en
autarcas, sin
vincularse
a la Camarilla ni el Sabbat, y comenzaron a recorrer el mundo esperando el
momento de
actuar
para recuperar su poder.
AUSTRALIA
Entre
los primeros vampiros que llegaron a Australia a bordo de la Primera Flota a
finales
del
siglo XVIII se encontraba un Nosferatu llamado Wid, que pronto se convirtió en
príncipe del
dominio
de Wollongong, un creciente emporio industrial. Con las sucesiva llegada de
colonos y
reclusos
a las salvajes tierras australianas llegaron nuevos miembros del clan, que
pronto se
extendió
por las crecientes ciudades.
Curiosamente,
corre el rumor de que algunos emigrantes irlandeses trajeron el cuerpo
aletargado
de Nuckalavee el Sin Piel a Australia, que finalmente habría sido ocultado
entre los
aborígenes.
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