sábado, 16 de junio de 2012

El Duende

Se dice que es un
niño que murió sin
ser bautizado o un
niño malo que
golpeó a su madre.
Es muy pequeño, lleva un sombrero
grande y llora como una criatura. Tiene una mano de
hierro y otra de lana, cuando se
acerca a alguien le pregunta si con
cuál mano desea ser golpeado.
Algunos dicen que, sin importar la
elección, el duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio,
aseguran que los desprevenidos
eligen la de lana y que es ésta la que
en realidad más duele. Posee unos ojos muy malignos y
dientes muy agudos. Suele aparecer
a la hora de la siesta o en la noche en
los cañadones o quebradas. Tiene
predilección para con los niños de
corta edad, aunque también golpea sin piedad a los mayores. En la zona de los Valles Calchaquíes
existen dos historias muy curiosas
con respecto al duende: Una cuenta que un
arqueólogo,
internándose en el
cerro a horas de la
siesta escuchó el
llanto de un niño. Al acercarse vio un
párvulo en cuclillas
y con la cabeza gacha. Cuando le
preguntó si qué le sucedía, el niño
alzó su maligno rostro y mostrando
sus agudísimos dientes al tiempo que sonreía, le dijo: - Tatita, mírame los dientes... El "gringo" salió corriendo tan veloz
como las piernas le daban y nunca
regresó. La otra historia, narrada por Lucindo
Mamaní, de Tafí del Valle, cuenta que
se vió al duende conversando en un
zanjón con un niño que estaba a su
cuidado (actualmente un prominente
médico). Al acercarse don Lucindo, el duende -llamado "enano del zanjón"
por los lugareños- salió huyendo. 

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