Venderias tu alma? una explicacion al caso Josue, Katia, Victor. y Como romper pactos.
Desde el principio de los tiempos el hombre siempre ha
dispuesto a negociar con los dioses y los espíritus, incluso con
aquellos de naturaleza malvada con el fin de hacer su estancia
"terrenal" más llevadera. Pactos y ofrendas para conseguir , poder, ,
bienestar, sexo o fama. Aunque en la mayoría de los casos la entidad
maligna solicita el alma eterna de la persona para conseguirle sus
peticiones.
El hombre siempre ha temido lo imprevisible de su
vida, el poco control que puede ejercer sobre el futuro y valorado el
presente por encima del pasado y el futuro. No es extraño por tanto que
desde los inicios de la civilización y con el propósito de tener lo que
se desea muchas personas hayan pactado con cualquier tipo de espíritu
maligno, aún con el riesgo de una vida eterna cargada de sufrimientos.
Las
personas que tradicionalmente trataban de realizar pactos de este tipo
solían creer que Dios les había abandonado y no encontraban alicientes
en su vida para continuar, normalmente gente de escasos recursos
económicos que cansados de su pobreza decidían pactar con el diablo
para llevar una vida de riquezas, individuos que amaban a alguien que
no les correspondía o con afán de protagonismo y que no podían tolerar
el anonimato de su vida y por consiguiente buscaban además de dinero la
fama o cualquier otro tipo de pacto que repercutiese de una forma
inmediata en la mejora de su vida terrenal.
Si bien los pactos Satánicos no siempre se daban de esta forma, en ocasiones era el mismo Diablo
quien conocedor de la vulnerabilidad de una persona se le ofrecía a
acabar con esa vida de sufrimiento prometiéndole una de riquezas y sin
ningún tipo de limitación. El Diablo
solía presentarse de esta forma tentadora a personas especialmente
ambiciosas pero de corazón puro, su intención era adueñarse con certeza
de un alma que siguiendo una vida normal no tenía un eterno aún definido.
Una Eternidad en el Infierno
El futuro de alguien que pacta con el Diablo
no es muy alentador pues conoce con certeza que deberá sufrir
eternamente en el Infierno, esto hace pensar: ¿Como alguien a sabiendas
de su destino final en el averno puede pactar por tan unos años de "felicidad"?
Existen dos posibles razones:
1.-
Un grupo de personas pactarían con la intención tras una vida llena de
éxitos gracias a los beneficios de vender su alma, romper el pacto y
traicionar al Diablo tratando de
a la luz. Así mismo en libros como el Gran Grimorio se habla de poder
obtener los beneficios de los ángeles caídos o demonios siempre bajo la
protección de espíritus del bien (ángeles y arcángeles) mediante la
amenaza a demonios de enviarles a dichas entidades a que les atormenten.
Sin embargo, no resultaría fácil engañar a Lucifer, al fin y al cabo,
se trata del Ángel más perfecto de la creación y probablemente sea el
quien acabaría ajustando el pacto a sus intereses..
2.- La otra posibilidad es que conocedores del valor que otorga su alma el mismo Diablo, incluso para presentárseles en persona, piensen que este les tiene guardado un puesto de honor en el Infierno.
Vender el Alma al Diablo
Los rituales para pactar con el Diablo
y vender el alma varían mucho dependiendo de las fuentes. Desde luego
esta no es la web ni yo la persona adecuada para citar partes de ese
ritual ni de sus pasos, en su lugar citaré algunos de los libros que
según los entendidos muestran con mayor detalle los pasos del ritual o
pacto por el que se vendería el alma al Diablo:
-
El Gran Grimorio está considerado como uno de los libros más
autorizados en lo concerniente a los pactos diabólicos. Resulta difícil,
como ocurre con todos los grimorios, datar la fecha de su redacción, al
no haberse localizado ningún manuscrito anterior a la fecha de su
impresión, que ocurrió en el siglo XVIII... Atribuido “oficialmente” a
Antonio del Rabino, un mago veneciano que afirmaba haber redactado la
obra basándose en textos autógrafos del mismísimo rey Salomón (Hijo de
David y profeta del Antiguo Testamento), en el Gran Grimorio se
especifica con detalle como invocar y pactar con Lucifer Rofocal.
Consciente de los riesgos que encerraría el pacto con el diablo,
el Gran Grimorio incluye toda una serie de cláusulas llenas de dobles
sentidos, triquiñuelas y escapatorias, que permitan burlar al diablo
cuando éste se presente para reclamar su parte en el pacto. Al fin y al
cabo, toda una eternidad de tormentos inenarrables, a cambio de unos
pocos años de beneficios materiales, no son un buen negocio para nadie.
-
Uno de los rituales incluido en el Grimorium Verum (como ocurre en el
Gran Grimorio) se dedica especialmente a la venta del alma al Diablo.
Y como en el citado Grimorio, se especifica que los demonios “no dan
nunca nada a cambio de nada”, aludiendo a la necesidad de ofrendas y
sacrificios rituales, siempre de animales. El Grimorium Verum inicia su
primera parte enumerando los tres principales demonios con los que se
puede pactar: “Lo primero que debes saber es que existen tres potencias.
Lucifer, Belcebú y Astarot”. Detallando a continuación como han de
confeccionarse correctamente todos los elementos y herramientas del
ritual: el pergamino virgen, las varas mágicas, el cuchillo de
sacrificios, la lanceta, etc.
- El Grimorium Honorii Magni (o
Libro del papa Honorio el Grande) se ha considerado el más “diabólico”
entre todos los Libros Negros, probablemente porque, a diferencia de
otros Grimorios más limitados a la magia cabalística (judía) en esta
obra se muestran importantes influencias cristianas, que a juicio de las
autoridades eclesiásticas, agravan aún más el carácter blasfemo de la
obra. Publicado por primera vez en latín, en Roma, en los años 1629, es
conocido especialmente a partir de una traducción francesa de 1670, y
atribuido al papa Honorio III el Grande, sucesor de Inocencio III, que
reinó entre el 1216 y el 1227. Según la cita evangélica, Jesús dijo al
primer Papa: “Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y
la puertas del infierno no prevalecerán contra ella y te daré las llaves
del Reino de los Cielos y cualquier cosa que atares en la tierra será
atada en el Cielo” (Mateo 16, 18).
En esta cita, en la que se
sustenta en buena medida la autoridad del Magisterio de la Iglesia
Católica, se pretende justificar el supuesto poder del Papa para dominar
a los demonios, y para decidir en la tierra cuestiones que afectan
también al mas allá.
- En España, sin duda uno de los libros
prohibidos más populares, que todavía hoy circula en algunos ambientes
esotéricos, es el Gran Libro de San Cipriano. Este Grimorio, en el que
también se especifica con detalle el ritual de invocación a los demonios
y los pasos del pacto satánico, generó todo tipo de leyendas. Entre las
meigas gallegas, que "haberlas haylas", se rumoreaba que existía una
copia de este libro legendario encadenada en los sótanos de la Catedral
de Santiago de Compostela, sin embargo ediciones menores y fragmentos
sueltos eran atesorados por algunos esoteristas gallegos, o del resto de
España, como un auténtico tesoro mágico. “El Ciprianillo” todavía hoy
es consultado por algunos videntes, ocultistas y brujos españoles
contemporáneos.
- Rituales satánicos, de Anton Szandor LaVey.
Roca, 1975. Como bien dice LaVey, “el culto a Satán no es una exclusiva
católica, y en todos los pueblos del mundo ha existido un Lado Oscuro, y
grupos de rebeldes al poder que le han rendido culto”. De esta forma,
Anton LaVey incluye en su recopilación de “rituales satánicos”
ceremonias, por ejemplo, de los Yezidies islámicos, una secta que adora
al Sahitán del Corán, y que realiza sangrientos rituales de sangre en
sus tenebrosos cultos; o los Khlysty rusos, vinculados al siniestro
Rasputín, y feroces enemigos “satánicos” de la cristiana iglesia
ortodoxa.
- Práctica de Conjurar, de Fray Luis de la Concepción,
Editorial Humanitas, 1983. En este extenso libro-manual de magia, se
detallan diferentes formas de invocar a las fuerzas de la naturaleza,
espíritus y demonios, incluyendo también las precauciones que ha de
tomar el mago en cada caso.
Las Consecuencias
Incluso
algunos de los más devotos satanistas, señalan los riesgos que entrañan
este tipo de ceremonias. El Pacto Satánico, dicen, no es un juego para
curiosos, sino un compromiso para toda la eternidad.
Quien vende su alma al Diablo es víctima de su propia debilidad y ambición, y no vacila para lograr sus deseos en vender su Alma al diablo,
sin importarle las consecuencias, sabiendo que en algún momento tendrá
que pagar su deuda. Así es que termina perdiendo todo y condenando su
Ser, destruyendo su vida y todo lo que más amaba.
El precio de
vender el Alma es muy alto; el comprador es implacable y paciente para
cobrar y devorar a sus víctimas. La tentación es grande, pero el precio a
pagar nunca es barato…
¿Es posible renunciar a un pacto con Satanás?
Una
estrategia de Satanás contra quienes hicieron algún tipo de pacto con él
--bien sea escrito, ritual, sacrificio de animales o
seres humanos o a través de vertimiento de sangre—es llevarlos a
pensar que no pueden revertir su decisión.
Es cierto, el Adversario concede poder, fama y riqueza, pero el propósito final es la destrucción física y espiritual de quienes
hayan hecho algún acuerdo con él. Como enseñó el Señor Jesús “El propósito del ladrón es robar y matar y destruir…” (Juan 10:10 a. Nueva Traducción
Viviente)
¿Cómo
entonces se puede escapar de las redes satánicas? Renunciando a Satanás y
al ocultismo. Es una decisión conciente que la
persona debe tomar. No por presión o influjo de quien ministra
liberación en el poder de Jesucristo sino voluntaria de quien hizo pacto
con el enemigo. El segundo paso radica en recibir a
Jesucristo como Señor y Salvador.
Una joven que estaba en proceso de salir de la atadura demoníaca, relató: “El diablo me amenaza. Dice que si renuncio a él, me
matará o a alguien de mi familia.” ¡Tremenda mentira! La
intimidación es su arma favorita. Afianza el gobierno que ejerce sobre
sus esclavos bajo el manto del temor. ¡No le crea a Satanás;
créale a Dios!
Quizá
usted hizo alguna vez un pacto satánico. No se lo ha confesado a nadie y
no sabe qué hacer para salir de esa espiral sin fondo.
Téngalo presente: ¡Hay una salida a su situación! Jesucristo quiere
hacerlo libre.
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