sábado, 17 de marzo de 2012

REVOLUCIONES Y GUERRAS CIVILES

EL SIGLO XVII
El predominio de los Lasombra en las colonias americanas se sostenía sobre las elites gobernantes,
provocando numerosas tensiones con los demás clanes del Sabbat, y especialmente con los Tzimisce, que se
sentían especialmente despreciados, su influencia limitada a los criollos y las castas más bajas de la sociedad.
Los gachupines de España podían poseer el poder, pero lentamente los criollos americanos estaban ganando
posiciones en la Iglesia y el gobierno. Ya en 1624 los criollos habían ayudado a deponer al virrey de México
mediante una muestra de fuerza, y el nuevo virrey, Juan de Palafox, otorgó a los criollos varios puestos
burocráticos y militares que anteriormente estaban sólo disponibles para los gachupines. Los Seguidores de
Set, que contaban con una fuerte influencia entre la población esclava, ofrecieron una alianza a los Tzimisce,
afirmando que finalmente las clases más bajas terminarían por derribar el poder de los españoles. Varios
disturbios en 1691 llevaron a los Tzimisce a aceptar la oferta, sentando los precedentes que llevarían a una
rama de los Setitas, conocidos como las Serpientes de la Luz, a unirse al Sabbat.
Mientras tanto la Camarilla utilizaba las tramas burocráticas de la administración colonial para
infiltrarse en las colonias americanas. Fuera de las colonias los vampiros de la Camarilla atacaron la
estructura de poder de los Lasombra en España y la economía española, provocando un flujo de plata y oro
hacia Europa y una gran inflacción. Muchos de los banqueros de los monarcas españoles estaban directa o
indirectamente bajo el control de antiguos de la Camarilla, cediendo préstamos con intereses que terminaban
en un progresivo endeudamiento que llevó a la Corona a declararse en bancarrota en más de una ocasión.
Las progresivas guerras de España contra las potencias europeas no hicieron sino agravar las
sucesivas crisis económicas y tras la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) estaba claro que la potencia
militar y económica de España estaba agotada. Los antiguos del Sabbat, a instancias del arzobispo Moncada,
comenzaron una lenta retirada hacia Escandinavia y el Nuevo Mundo. Sin embargo, Moncada decidió
permanecer en su fortaleza de Madrid, aferrado a sus peones eclesiásticos y tratando de cubrir la retirada de
sus compañeros. El golpe final llegó con la muerte del rey Carlos II de España sin descendientes, por lo que
nombró a Felipe de Borbón, nieto del rey Luis XIV de Francia, como su sucesor. Los Ventrue de Inglaterra
se enfrentaron a los Toreador de Francia, tratando de evitar que consiguieran influencia en España y
América. Los Lasombra aprovecharon el enfrentamiento entre sus rivales para acelerar su retirada.

LA PRIMERA GUERRA CIVIL DEL SABBAT (1767-1803)
Durante todo el siglo XVIII los Lasombra y los Tzimisce se enfrentaron en México, debido a la
creciente presencia de los criollos dentro de la Iglesia mexicana. Los Lasombra trataban de mantener a los
criollos “en su lugar”, mientras que los Tzimisce y sus aliados deseaban derribar a los gachupines del poder.
La lucha por la “pureza racial” dividió a la Iglesia. La Corona española utilizó este cisma, esperando limitar
la influencia eclesiástica en los asuntos terrenales. Hubo varios disturbios y revueltas que llevaron a la
intervención del Ejército Real. Desafortunadamente entre los vampiros las disputas degeneraron en peleas
entre manadas y el Sabbat no percibió la llegada de la Camarilla hasta que fue demasiado tarde.
En 1767 el rey Carlos III de España decretó la expulsión de la orden de los Jesuitas de España y
América, provocando numerosos disturbios entre sus partidarios. La decisión sorprendió al Sabbat, pues la
infraestructura mortal de los Lasombra mexicanos se colapsó por completo, al ser expulsada su orden
preeminente. Todas las tierras y riquezas de la orden pasaron a manos de la Corona. Los Lasombra culparon
a los Tzimisce y los acusaron de haberse aliado con la Camarilla. Los Tzimisce respondieron atacando
abiertamente a los Lasombra y la guerra estalló entre los partidarios de uno y otro bando en el Sabbat,
extendiéndose a Norteamérica y Europa. La lucha degeneró en una escalada de violencia sin límites. Varios
antiguos fueron diabolizados y los ideales fueron pronto sustituidos por los recelos e intereses particulares.
En 1785, tras una terrible hambruna que mató a gran parte de la población mortal de México, la Guerra Civil
se convirtió en una lucha por la supervivencia.
La Camarilla aprovechó la caótica situación para arrebatar varios dominios al Sabbat, especialmente
en Norteamérica, donde tras la Guerra de Independencia de 1776, tomó la iniciativa en la colonización
vampírica de los territorios del oeste. En Sudamérica la Camarilla también cosechó varios éxitos, entre ellos
la conquista de la ciudad de México, pero la presencia del Sabbat estaba demasiado enraizada como para
desterrarla por completo.
A partir de 1789, con el estallido de la Revolución Francesa, el impulso de la Camarilla contra el
Sabbat fue perdiendo fuerza y los primeros emisarios entre los dos bandos de la Guerra Civil del Sabbat
comenzaron a discutir el fin de las hostilidades. Finalmente, las distintas facciones llegaron a un acuerdo
para terminar la guerra mediante el Pacto de la Compra de 1803. El Regente Gorchist, del clan Tzimisce,
junto a varios eminentes cardenales y antiguos del Sabbat, viajó desde Europa a México, donde reconoció la situación existente: El Sabbat había perdido casi todos sus dominios en Europa y el futuro de la secta se
encontraba en el Nuevo Mundo.
Sea sabido que en este acto el Sabbat existe como entidad libre, aunque el precio de esta libertad
adopta la forma del sacrificio de ciertos derechos.
A 19 de Septiembre de 1803 todos los Sabbat de buena voluntad y conciencia suspenden
inmediatamente todos sus conflictos con otros Sabbat.
Áquel descubierto en abierta violación de este acuerdo (es decir, guerreando con otro con el
propósito de lograr beneficio propio a expensas de la secta), será declarado proscrito y podrá ser cazado
hasta perder la sangre de sus venas. Esta caza debe ser promulgada por un obispo, un arzobispo u otro
antiguo reconocido por la secta.
Así estamos unidos. Así somos el Sabbat.
Firmado,
Regente Gorchist
Testigos: Cardenal Radu Bistri, Priscus Livia Boleslav Czernzy, Arzobispo Enrique Alberto
Márquez, Obispo Frederic Montaigne.
Más que una declaración de intenciones, el Pacto de la Compra significó el traslado del Sabbat a
América y como primera muestra de reconciliación, los Lasombra y Tzimisce colaboraron para arrebatar
México, la mayor ciudad del Nuevo Mundo, de las manos de la Camarilla. Inmediatamente los vampiros
buscaron signos de insatisfacción que pudieran explotar…y los encontraron en todas partes.

EL SIGLO XIX
Poco después de la Guerra Civil del Sabbat, España fue invadida por los ejércitos franceses de
Napoleón, quien depuso al monarca Fernando VII y nombró a su hermano José Bonaparte rey de España.
Los políticos opuestos a la presencia napoleónica se reunieron en Cádiz, donde en 1812 sentaron las bases de
una constitución. Varios monasterios e Iglesias fueron saqueados y sus propiedades confiscadas. El
arzobispo Moncada observaba los acontecimientos en Madrid, desde las catacumbas de la Iglesia de San
Nicolás y observó los acontecimientos, esperando el momento para actuar. Muchos de sus peones no fueron
tan afortunados.
Mientras tanto, en México existía una enorme intranquilidad entre los colonos, debido a las noticias
que llegaban de Europa. Los gachupines todavía mantenían la mayor parte del poder político y demandaron
que México se uniera al gobierno de la Junta de Cádiz hasta que los franceses fueran expulsados. Los
Lasombra retiraron su apoyo a los gachupines y se unieron a los grupos revolucionarios que se estaban
formando en el país, y que influidos por el ejemplo de Estados Unidos ansiaban crear un gobierno
independiente de España.

Primero los sacerdotes Hidalgo y Morelos dieron los primeros pasos revolucionarios, aunque fueron
rápidamente silenciados por los ejércitos españoles. A los vampiros del Sabbat no les preocupó y aguardaron,
consolidando su posición. Finalmente, en 1813, cuando Fernando VII fue reinstaurado en el trono de España,
los Cainitas mexicanos hicieron su movimiento, apoyando el ascenso del general Agustín Itúrbide, apoyado
por la Iglesia. La lucha contra los Vástagos de la Camarilla fue feroz y mientras los ejércitos de Itúrbide
marchaban sobre México, cinco manadas del Sabbat atacaron, lideradas por poderosos antiguos. La batalla
por la ciudad de México duró dos meses y finalmente el Sabbat alcanzó la victoria.
El Regente Gorchist se instaló en México, que se convirtió en capital de la secta. Poco después el
Sabbat se hacía oficialmente con el control de Montreal y durante las décadas siguientes otras ciudades en
todo el continente americano. La Camarilla nuevamente actuó de forma indirecta, apoyando la expansión de
Estados Unidos, que tras una serie de guerras privaron a México de la mitad de sus territorios, y atacando la
economía de los países infestados por el Sabbat.
Nuevamente las rivalidades entre los Lasombra y los Tzimisce enturbiaron la política del Sabbat y el
Regente Gorchist trató de mantener el orden utilizando a los guerreros de élite de la Mano Negra, finalizando
los conflictos en más de una ocasión.

LA SEGUNDA GUERRA CIVIL DEL SABBAT (1863-1933)
El asesinato del Regente Gorchist en 1863, durante la invasión francesa de México, llevó de nuevo el
caos al Sabbat. Los Lasombra y Tzimisce volvieron nuevamente a sus antiguas rencillas, culpándose
nuevamente de permitir que la Camarilla se hubiese instalado en América. En esta ocasión el Sabbat estuvo a
punto de destruirse en el Nuevo Mundo, y los dos bandos no permitieron que nadie permaneciera neutral en
el conflicto. México quedó arrasado por el conflicto y en Canadá la guerra estalló cuando los Tzimisce
descubrieron que los Lasombra estaban enviando en secreto refuerzos a México para ayudar a sus hermanos
de clan.
Los franceses prosiguieron con la invasión y en junio de 1863 se apoderaron de la ciudad de México,
adonde entraron en medio del delirio de los eclesiásticos. En 1864 Maximiliano de Habsburgo fue coronado
emperador, con la idea de los conservadores de acabar con todas las conquistas de la Reforma. La resistencia
continuaba en el norte, donde Juárez contaba con mayores apoyos entre la población. Tras la retirada de los
franceses en 1866, Maximiliano decidió mantenerse en el poder, respaldado por los conservadores. La
derrota fue rápida y el emperador terminó fusilado por orden de Juárez. El estado del país era lamentable y a
fin de agilizar la reconstrucción, Juárez redujo drásticamente el tamaño del ejército y los gastos del Estado,
salvo en lo tocante a educación. A la muerte de Juárez, en 1872, Sebastián Lerdo de Tejada, un abogado
liberal que había apoyado la Reforma desde sus inicios, se hizo cargo del gobierno. Los liberales contaban
con un enemigo implacable, Porfirio Díaz, que se había levantado en 1871 contra la reelección de Juárez y
en 1875 cuando el presidente Lerdo de Tejada intentó hacerse reelegir, Porfirio Díaz pronunció, en marzo de
1876, el Plan de Tuxtepec basado en la no reelección y el sufragio activo, acusando al presidente de vender
la nación a los extranjeros. Con el apoyo de los conservadores y el ejército, Díaz se levantó contra el
presidente Lerdo de Tejada y alcanzó el poder en 1877, iniciándose el periodo denominado "porfiriato". Se
inició una especie de pseudo-democracia en el que la oposición fue anulada y toda manifestación en su
contra fue duramente reprimida. Sin embargo, puso todo su empeño en la modernización del país para lo que
creó una imprescindible red de comunicaciones y un mercado nacional, inaugurando una época de
prosperidad económica de la que se beneficiaría una vez más el capital extranjero y la oligarquía. Se
mantuvo por la fuerza en el poder, utilizando para ello al ejército y a los rurales, el cuerpo de policía creado
por Juárez para garantizar la seguridad de los caminos. La revolución mexicana de 1911 acabó con este
régimen.
A pesar que durante el gobierno del presidente Porfirio Díaz creó un período de relativa estabilidad
en México, la Guerra Civil continuó y el huracán de violencia se extendió desde la capital a otros enclaves
como Tijuana, donde las manadas luchaban entre sí como bestias salvajes. Varios antiguos del Sabbat se
proclamaron Regentes en todo el mundo, tratando de reclamar el liderazgo de la secta. En Europa los
Cainitas del Sabbat afirmaban que sus hermanos americanos habían fallado a la causa, y los Lasombra
españoles sugirieron al arzobispo Ambrosio Luis Moncada como nuevo regente. El voivoda Vladimir
Rustovich consiguió con grandes dificultades el apoyo del clan Tzimisce a la regencia, y en Detroit el
Arzobispo Pierson reclamó la posición durante ocho noches antes de que una manada pusiera fin a sus
ambiciones de Regente.
Sin embargo, en México, la arzobispo Melinda Galbraith, una Toreador antitribu, y una de las
principales consejeras del antiguo Regente Gorchist consiguió el apoyo de la mayoría de los antiguos del
país, y finalmente conseguiría mantenerse en la posición el tiempo suficiente como para que sus rivales
retiraran sus candidaturas. Su triunfo se debió sobre todo a una solución de compromiso, ya que tanto los
Lasombra como los Tzimisce habían rechazado a sus respectivos candidatos. Sin embargo, no sería aceptada
como Regente por todas las partes en conflicto hasta 1945.
La historia mortal ayudó a mantener las hostilidades a salvo, ya que la Segunda Guerra Civil alcanzó
su punto culminante durante la Primera Guerra Mundial. La atención de los mortales estaba tan concentrada
en sus propios conflictos que no tenían tiempo para percibir las guerras vampíricas que se luchaban entre las
sombras. En Canadá las luchas cesaron ya a principios del siglo XX, aunque la Camarilla consiguió
influencia en muchas ciudades canadienses, ya que la presencia del Sabbat se había debilitado demasiado
como para repeler sus incursiones.
Finalmente, en 1933, conscientes de que la Guerra Civil había provocado la pérdida de numerosos
territorios las distintas facciones abandonaron sus diferencias…durante un tiempo. Reunidos en Nueva York,
varios antiguos del Sabbt reconsideraron su compromiso a la causa. Una inusitada congregación redactó un
documento con el Código de Milán, un conjunto de principios que resumían la ideología de la secta.
Por la solemne palabra del difunto Regente Gorchist, el presente es el único y verdadero Código de
Milán, revisado a partir del manuscrito original en esta noche del 21 de diciembre de 1933. Que naciendo
de las cenizas de nuestra gran guerra pueda la paz durar para siempre.

Un juramento de sumisión ha sido pronunciado por el Regente y los Prisci, en presencia de los
líderes de todas las facciones y otros 50 testigos, para seguir fielmente todas las regulaciones impuestas
acerca de la dirección del Sabbat. Este Código de Milán revisado satisface a todas las facciones del Sabbat,
incluyendo a la de los Cardenales Huroff, Bruce de Guy, Agnes y Carlos VI; y los Arzobipos Beatrice, Una,
Tecumseh, Toth, Aeron, Marsilio, Rebecca, Julian y Salluccio. Las facciones restantes deben declarar su
apoyo a este Código de Milán revisado o separarse del Sabbat.
Estos son los estatutos de los que consta el Código de Milán:
I. El Sabbat permanecerá unido en su apoyo al Regente de la secta. En caso necesario, será elegido un
nuevo Regente. El Regente respaldará la lucha contra la tiranía, garantizando la libertad de todos
los Sabbat.
II Todos los Sabbat servirán a sus líderes lo mejor que puedan mientras dichos líderes sirvan a la
voluntad del Regente.
III Todos los Sabbat observarán fielmente los Auctoritas Ritae.
IV Todos los Sabbat respetarán la palabra de honor prestada mutuamente.
V Todos los Sabbat tratarán a sus pares con justicia y equidad, defendiendo la fuerza y unidad de la
secta. Si es necesario, proveerán la necesidad de sus hermanos.
VI Todos los Sabbat deben anteponer el bien de la secta a sus propias necesidades. Sea cual sea el
coste.
VII Quienes no sigan honorablemente este código serán considerados menos que iguales y por tanto
indignos de recibir asistencia.
VIII Como siempre ha sido, así siempre será. La Lex Talionis representará el modelo de justicia inmortal
al que todos los Sabbat deben recurrir.
IX Todos los Sabbat se protegerán unos a otros frente a los enemigos de la secta. Los enemigos
personales serán responsabilidad personal, a menos que pongan en peligro la seguridad de la secta.
X Todos los miembros de la secta defenderán el territorio del Sabbat frente a cualquier poder exterior.
XI El espíritu libertario será el principio fundamental de la secta. Todos los Sabbat tienen el derecho a
esperar y reclamar libertad de sus líderes.
XII Los Derechos de Monomacia serán utilizados para resolver las disputas entre los Sabbat.
XIII Todos los Sabbat a poyarán a la Mano Negra.
Addendum al Código de Milán
XIV Todos los Sabbat tienen derecho a vigilar el comportamiento y actividades de sus camaradas para
conservar la libertad y la seguridad de la secta.
XV Todos los Sabbat tienen derecho a convocar un consejo de sus pares y líderes inmediatos.
XVI Todos los Sabbat actuarán contra quienes usen en beneficio personal y en contra de los intereses de
la secta los poderes y la autoridad conferidos por ésta. Las acciones emprendidas en su caso
seguirán solamente el curso aprobado por un quórum de Prisci.
El Código de Milán reflejó el acuerdo de mínimos que todas las facciones del Sabbat deseaban. Por
lo que a los Lasombra se refería, personificó un precario equilibrio. Iniciativas posteriores para actualizar o
modificar el Código no tuvieron éxito.
A pesar de este acuerdo, las hostilidades entre facciones tardarían en enfriarse.En 1945 la arzobispo
Melinda Galbraith consiguió los apoyos suficientes, entre ellos los de tres Serafines de la Mano Negra para
proclamarse Regente, y se aseguró la fidelidad de las doce manadas más poderosas de México. El
nombramiento de la nueva Regente terminó con los últimos rescoldos de la Segunda Guerra Civil.
Hubo una Tercera Guerra Civil del Sabbat en 1957, y los Lasombra actuaron unificadamente junto a
los Tzimisce para sofocar una sublevación Lealista formada principalmente por los Brujah antitribu y
jóvenes descontentos que no estaban conformes con la dirección que estaba tomando la secta y reclamaban
un regreso a los orígenes. Al final los líderes Lasombra hicieron un gesto de conciliación y persuadieron a
los Tzimisce la aceptación de los Caitiff del Sabbat como un nuevo clan, que serían conocidos como los
Panders.

LAS NOCHES FINALES
A lo largo del siglo XX los Lasombra consiguieron notables triunfos y se mantuvieron como los
líderes del Sabbat. España y Latinoamérica se convirtieron en sus principales dominios y la sucesión de
dictaduras y revoluciones sirvieron a las propósitos del clan, al igual que las invasiones estadounidenses y el
imperialismo yanqui. En algunos lugares como Barcelona, Buenos Aires o Río de Janeiro se llegaron a
acuerdos puntuales con el clan Toreador para mantener los conflictos entre la Camarilla y el Sabbat al
mínimo y solucionar las disputas mediante la diplomacia en lugar de la guerra abierta. Varios Lasombra
extendieron su influencia a los carteles de Colombia y en Chile derrotaron a los Ventrue en su propio juego,
derrocando el gobierno de Salvador Allende y apoyando la dictadura del general Augusto Pinochet.
En Norteamérica Lucio Elio Sejano, un Matusalén del clan Lasombra, se convirtió en Príncipe de
Washington D.C. en 1968, haciéndose pasar por un Ventrue llamado Marcus Vitelius. Sejano se convirtió en
uno de los príncipes más poderosos e influyentes de la Camarilla, hasta que su ciudad fue conquistada por el
Sabbat en 1999. Poco tiempo después su identidad sería descubierta por Theo Bell, un arconte Brujah, y
Sejano fue destruido.
En España, el arzobispo Moncada de Madrid mantuvo la presencia de los Lasombra, y las reuniones
del clan todavía se celebran cada diez años en la fortaleza del arzobispo, y aunque el Sabbat perdió varios
enclaves, la secta mantuvo sus fortalezas más importantes y con el tiempo incluso consiguió recuperar su
terreno perdido. Moncada y sus chiquillos mantuvieron las relaciones de los Lasombra con la Iglesia y
fueron en gran parte responsables de la extensión de títulos y rituales eclesiásticos a la jerarquía del Sabbat.
En Sicilia algunos Sabbat perdieron sus lazos con la aristocracia y la Iglesia, pero ante el débil
control de las autoridades mortales extendieron su influencia a las actividades de las bandas de la mafia
siciliana y napolitana. Durante gran parte del siglo XIX y XX sus tentáculos llegarían hasta Estados Unidos,
y aún hoy en día son uno de los clanes más influyentes en la estructura de la Mafia.
En Milán, el arzobispo Giangaleazzo traicionó al Sabbat en 1997, prestando fidelidad a la Camarilla
y destruyendo a sus compañeros de secta. Giangaleazzo se ha convertido en el portavoz de los Lasombra
antitribu y se encuentra liderando un movimiento para adquirir los privilegios de clan dentro de la Camarilla
tras el abandono de los Gangrel.
Desde los Pueblos del Mar, los Lasombra tienen más influencia en el tráfico marítimo que el resto de
los clanes juntos. La mayoría de las compañías navales del Mediterráneo, Sudamérica y la Costa Este de
Norteamérica tienen uno o más vampiros del clan entre sus accionistas y propietarios. Mediante este control
los Lasombra se aseguran el suministro de vitae y transporte a nivel mundial, aunque su control no es ni de
lejos tan fuerte como en la época del Imperio Español. De hecho, en las principales empresas navales los
Lasombra compiten con otros poderes. El interés de los Lasombra por el tráfico marítimo se debe en gran
parte a su guerra contra los Lasombra antitribu, cuyas principales bases se encuentran en el Caribe, desde la
era de la piratería en el siglo XVII. En Jamaica, Barbados, la República Dominicana y otras islas caribeñas
existen numerosas ensenadas y escondrijos para los barcos y refugios de los antitribu. También se rumorea
que disponen de otra base secundaria en Israel.
La flota de los Lasombra antitribu consiste en al menos una docena de barcos, armados y equipados
con la última tecnología. Suelen ir en parejas y atacan a los intereses del Sabbat siempre que pueden. Uno de
los antitribu, el arconte Kleist, ha alcanzado gran fama en las filas de la Camarilla y a menudo ha servido de
intermediario entre la secta y sus compañeros independientes.

LA CAÍDA DE MONCADA
Bajo el liderazgo del Arzobispo Moncada, a finales del siglo XX el Sabbat inició una serie de
incursiones por toda América, arrebatando numerosas ciudades a la Camarilla: entre ellas Miami, Atlanta,
Washington D.C., Baltimore, Savannah y Atlantic City. Muchos de los nuevos obispos y arzobispos
nombrados durante la conquista pertenecían al clan Lasombra. Debido a los logros y avances conseguidos
Moncada fue ascendido a la posición de Cardenal.
La conquista de la Costa Este de Norteamérica formaba parte de los planes de Moncada., que se
habían iniciado con la colonización del Nuevo Mundo, y que en parte habían sido entorpecidos por las
Guerras Civiles del Sabbat. Mediante cuidadosas manipulaciones tenía pensado controlar toda la Costa Este
y las posiciones de la secta en Estados Unidos y a través sus apoyos deponer a la Regente Melinda Galbraith
asumiendo el liderazgo único del Sabbat. A través de una serie de asesinatos selectivos y el enfrentamiento
contra la Camarilla tenía pensado librarse de sus competidores por el poder en Norteamérica, entre ellos los
arzobispos Borges (que fue asesinado) y Francisco Domingo de Polonia.
Desgraciadamente, el plan de Moncada fracasó debido a su única debilidad: el perverso afecto que
sentía por su chiquilla Lucía de Aragón, una destacada antitribu, que había servido como arconte para la
Camarilla y posteriormente como asesina independiente. El Cardenal Moncada atrajo a su chiquilla a su
refugio en las catacumbas de la Iglesia de San Nicolás de Madrid, pero al hacerlo también facilitó la entrada
a la amante de Lucía, la asesina Assamita Fátima al-Faqadi. Una serie de circunstancias imprevistas
volvieron las defensas de su refugio contra él y finalmente fue destruido, encontrando el castigo final que
siempre había esperado.
Con la muerte de Moncada las actividades del Sabbat en la Costa Este se detuvieron bruscamente, lo
que facilitó que la ciudad de Nueva York cayera ante la Camarilla. A pesar de esta pérdida el Sabbat
reconoció los esfuerzos del arzobispo Francisco Domingo de Polonia, del clan Lasombra, que fue nombrado
Cardenal de la Costa Este.
El refugio y tumba de Moncada se convirtió en un lugar de peregrinaje para los devotos Lasombra,
en especial los seguidores de la Senda de la Noche. Tras una serie de luchas sucesorias por el poder, sería
nombrado arzobispo de Madrid un antiguo Guardián llamado Cesáreo.

EL REGRESO DE LASOMBRA
Poco después de la muerte de Moncada, su chiquilla Lucía de Aragón fue juzgada por los Amigos de
la Noche por las responsabilidades en su asesinato. El juicio fue interrumpido por una serie de disturbios
producidos por criaturas de oscuridad. Lucía y varios antiguos del clan Lasombra, entre ellos Montano (que
se encontraba refugiado en Australia) y Zaratustra de Antioquía investigaron estos tumultos y descubrieron
numerosos misterios sobre la historia de Lasombra, entre ellos que su diabolismo a manos de su chiquillo
Graciano había sido una artimaña para desaparecer del mundo y que un grupo de hechiceros Lasombra había
viajado al Castillo de San Rafael en Sicilia con la intención de invocar al Antediluviano Lasombra, al que
suponían oculto en las profundidades del Abismo. Sin embargo, su propósito fracasó, aunque antes de ser
destruidos consiguieron invocar a varios espíritus sombríos, entre ellos un oscuro reflejo del propio
Lasombra.
Tras su experiencia Lucía fue absuelta por los Amigos de la Noche y se unió a las filas del Sabbat,
tras asumir los preceptos de la Senda de la Noche. Aunque intentó reclamar el legado de su sire en Madrid,
las luchas sucesorias y la oposición de numerosos antiguos que todavía la consideraban la asesina de
Moncada, Lucía decidió asumir el título de Arzobispo de Aragón e instalar su presencia en el reino que
antaño había gobernado su padre, el rey Alfonso II.

EL INCIERTO FUTURO…
Numerosas señales sobre la llegada de la Gehenna se han cumplido en los últimos tiempos y
acontecimientos inciertos han recaído sobre los Lasombra y los vampiros del Sabbat. El reciente asesinato de
la Regente Melinda Galbraith y la deserción de la familia Grimaldi, que había manejado gran parte de los
asuntos mundanos del Sabbat, han situado a la secta al borde de una nueva Guerra Civil en tanto no sea
elegido un sucesor claro. Por añadidura, parece que el asesinato ha sido obra de los vampiros precolombinos
que han aguardado durante siglos y se han reorganizado para vengarse de las acciones del Sabbat. Varios
enclaves sudamericanos han sido perdidos a manos de atacantes desconocidos.
Y recientemente, en Sicilia, el volcán Etna emitió una extraña nube que nubló el sol durante horas
sin dejar una lluvia de cenizas, y muchos se preguntan si Lasombra ha regresado…
Sin embargo, a pesar de sus reveses los Lasombra son más poderosos de lo que han sido en siglos.
Los vampiros del clan consideran que es un buen momento para ser un Lasombra y que de hecho siempre lo
ha sido y que Dios se apiade de sus enemigos…

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