lunes, 5 de marzo de 2012

LAS DOS GUERRAS MUNDIALES


A finales del siglo XIX los Ventrue eran el clan más poderoso de la Camarilla y miraban
hacia un futuro próspero. Europa era la fortaleza de la secta, y la Camarilla había sobrepasado la
influencia del Sabbat en América. Nada parecía predecir el terrible futuro que se aproximaba.
La Primera Guerra Mundial fue una completa sorpresa para todos los implicados,
especialmente los Ventrue. Algunos miembros del clan como Gustav Breidenstein decidieron
utilizar el conflicto para sus propios fines, utilizando la guerra para asegurar la preeminencia de los
Ventrue sobre los demás clanes. Gustav encontró apoyos entre los Ventrue alemanes y algunos
Tremere austriacos. Sin embargo, sus ofrecimientos de alianza a Mithras y sus compañeros de clan
ingleses fueron desestimados. Mithras consideraba que Gustav estaba yendo demasiado lejos,
involucrándose de lleno en los acontecimientos mortales, y además no veía con buenos ojos el
excesivo poder que estaban acumulando los Ventrue alemanes. El Príncipe de Berlín lo acusó de
traición al espíritu del clan y el Consejo de los Éforos se dividió entre los Aliados y los Imperios
Centrales.
La Gran Guerra sobrepasó todas las expectativas de mortalidad y destrucción, y cambió el
equilibrio de poderes en Europa y el mundo. Alemania cargó con el peso y las responsabilidades de
la guerra y resultó casi destruida. Europa Oriental quedó irreconocible con la aparición de nuevos
estados, surgidos del desmembramiento de territorios de Alemania, Austria y Rusia. Muy pocos
Ventrue participaron en los campos de batalla, salvo cuando la guerra llegaba hasta sus dominios,
pero los intereses industriales, financieros y comerciales del clan se vieron muy afectados por la
destrucción. Las crisis económicas que siguieron al período de la posguerra, y muy especialmente la
Gran Depresión de 1929 empeoraron la situación. Algunos antiguos Ventrue, entre ellos Robert
Kross, emigraron a los Estados Unidos para conseguir nuevos territorios y apoyar a la Camarilla
contra la creciente amenaza del Sabbat, que salió especialmente beneficiado por la crisis de la
posguerra. Gustav Breidenstein perdió casi toda su influencia en Berlín. Su chiquillo Wilhem
Waldburg lo privó de la mayor parte de sus poderes y estableció una Primogenitura de diversos
clanes.
Muchos de los Ventrue perjudicados por la Gran Guerra se volvieron hacia el fascismo y los
movimientos dictatoriales como un medio para recuperar su poder. En Italia, muchos miembros del
clan como Catalina Volo, siguieron la estela de Mussolini, atraídos por sus promesas de restaurar el
país y la gloria de la antigua Roma, y alcanzaron posiciones de poder a costa de otros clanes. En
España Juan Miguel Ramírez, que había unido sus intereses a la pequeña burguesía comercial,
prestó apoyo a los falangistas y posteriormente a los seguidores del general Francisco Franco,
buscando reconstruir su fortuna, muy mermada tras la pérdida de las últimas colonias americanas en
1898.

 
En Alemania la situación fue más compleja. En 1933 Gustav Breidenstein aprovechó el
ascenso de Adolf Hitler para derrocar a su chiquillo Wilhem Waldburg y a la Primogenitura de
Berlín, renovando sus antiguas alianzas con varios príncipes alemanes que habían sobrevivido al
caos de la Primera Guerra Mundial. Gustav y sus seguidores apoyaron al partido nazi, mientras que
su derrocado chiquillo Wilhem Waldburg y sus partidarios se opusieron, pues demasiados puntos en
la política de Hitler les recordaban a la Inquisición. Cuando las conexiones nazis con el ocultismo
quedaron reveladas varios Ventrue desconfiaron, viendo en Adolf Hitler una herramienta de los
Amos Secretos. Cuando las persecuciones contra los judíos, gitanos, homosexuales y otros
elementos “indeseables” comenzaron, muchos Vástagos temieron que los nazis terminarían por
perseguirlos a ellos.
No sólo algunos antiguos Ventrue cooperaron con el megalómano Gustav, que vio la
oportunidad de desquitarse de la derrota de la Primera Guerra Mundial. Muchos jóvenes del clan
vieron en Adolf Hitler una esperanza para restaurar el orden y recuperar su hegemonía. Gustav trató
de influir en varias ocasiones en el líder nazi, pero aunque los planes del dictador mortal coincidían
en ocasiones con los del Príncipe de Berlín, nunca consiguió manipularlo directamente. Otros
Ventrue tuvieron cierto éxito asumiendo posiciones de responsabilidad en el partido Nazi, pero
fueron incapaces de dirigir su rumbo.
La Segunda Guerra Mundial trajo de nuevo el caos, y el Consejo de los Éforos se dividió
nuevamente entre los Aliados y las potencias del Eje. Durante cinco años Europa fue devastada por
la guerra, y la destrucción y la mortalidad superaron con creces a las de la Primera Guerra Mundial.
Los Éforos trataron de organizar al clan, evitando las bombas, sacando todo el provecho posible y
permaneciendo desapercibidos. Mithras cayó en letargo tras un bombardeo alemán sobre Londres,
al igual que otros vampiros europeos, y otros muchos fueron destruidos durante el conflicto.
Mientras tanto los Ventrue de Estados Unidos se enriquecieron con el fomento de las empresas
militares e industriales. La posguerra supuso la decadencia política de Europa y el ascenso de los
Estados Unidos, así como de los antiguos Ventrue de América.


 
EL FIN DEL SIGLO XX
Aunque muchos Ventrue cayeron durante la Segunda Guerra Mundial, paulatinamente el
clan consiguió reconstruir su poder en Europa durante las décadas siguientes. Tras la desaparición
de Mithras, su senescal Anne Bowesley se convirtió en Reina de Londres. En Alemania, muchos
príncipes Ventrue sobrevivieron a la guerra, entre ellos Gustav Breidenstein, que se alió con los
Brujah soviéticos y convirtió en su dominio Berlín Oriental, mientras su chiquillo Wilhem
Waldburg asumía el poder en Berlín Occidental.

 
Durante la Guerra Fría los Ventrue a ambos lados del Telón de Acero se mantuvieron en
contacto, trabajando de forma coordinada para mantener una posición ventajosa. Hubo algunas
diferencias en los métodos de actuación, pues los Ventrue Orientales se vieron enfrentados a
menudo a ls Brujah soviéticos y utilizaron métodos dictatoriales, entre ellos la manipulación de la
policía secreta, para mantener a raya a los mortales. Con la caída del bloque comunista muchos de
estos Ventrue perdieron sus asideros políticos y aunque algunos consiguieron recuperarse, otros
optaron por reconstruir su influencia a través del crimen organizado.
En contraste los Ventrue Occidentales se concentraron en la recuperación de la industria,
infiltrándose en los grandes negocios y en las empresas multinacionales, aunque a imitación de sus
hermanos Orientales algunos también consiguieron prosperar en las redes del crimen organizado.
En Chicago, Al Capone fue Abrazado por los Ventrue y controla gran parte de las actividades
ilegales de la ciudad, mientras que los Maltese, una importante familia mafiosa de la Costa Este,
responden en última instancia al antiguo Ventrue Antonio Cardona. En Norteamérica la posguerra
fue una época particularmente provechosa. La rebelión de los anarquistas en la Costa Oeste
sorprendió a los antiguos de la Camarilla pero la expansión anarquista fue contenida gracias a la
actuación acertada de líderes Ventrue como Robert Kross y el Príncipe Lodin de Chicago.
El descubrimiento de las bombas atómicas despertó enormes temores entre lo Vástagos y los
Ventrue no constituyeron una excepción. Una facción radical del clan propuso obtener el control de
una bomba atómica durante los años sesenta, pero el plan fue desestimado y abandonado. Sin
embargo, el miedo a que el Sabbat u otros enemigos de la Camarilla pudiesen obtener el control de
un arma semejante ha llevado a los Ventrue a crear un cuerpo de agentes y observadores para
controlar la difusión y el tráfico de armas.


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