La
Triple Mátrix.
En
el primer cuaderno luciferiano hemos definido cual es la esencia de la Mátrix dentro de
la que se desenvuelve nuestra vida, desde el momento de nuestra
gestación hasta el instante de la muerte y más allá. Aquí ampliaremos
este concepto, explicando que la Mátrix no es una estructura
psico-bio-morfo-electromagnética elemental, una realidad simple, sino que
profundizando en su análisis hemos de diferenciar que se halla compuesta
de tres niveles superpuestos.
Al
estudiar la Mátrix hemos de tener en cuenta que para entenderla con
claridad es necesario
descomponerla en una triple mátrix, la cual por ello nos condiciona y
limita desde una triple
perspectiva. Existe una mátrix primitiva o primaria, denominada mátrix
génica, que por supuesto nos viene transmitida a través de los genes de nuestra
especie, que a su vez los ha heredado de otras evolutivamente anteriores, desde el origen
de la vida en la forma.
Luego
encontramos una segunda capa que es la mátrix cultural. Esta se halla
constituida por un tejido o red mental compuesto por el entramado de creencias,
pautas y modelos de pensamiento que hemos absorvido de la cultura en la
que crecimos, quedando estos implantados en nuestra psique. Se trata de la compleja trama de ideas,
creencias y pensamientos
procedentes de la cultura y sociedades de nuestro tiempo. Da lugar esta
mátrix a la visión humana
del mundo en cada época.
Por
último, en un tercer nivel, hallamos la mátrix personal, correspondiente
al devenir del yo de cada individuo. Todo ser humano genera su propia mátrix de
tercer nivel, formada por las características psíquicas del propio ego.
Aquí encontramos las particularidades en la visión del mundo del
individuo, sus paranoias y demás deformidades psíquicas, su prisma
particular de la realidad, su diafragma personal de la vida y los
elementos de su significado, sus tonalidades de la existencia y su crisol
reductor.
De
esta manera los seres humanos nos hallamos condicionados y prisioneros
permanentemente del poderoso influjo de esta triple mátrix; que da forma, sentido, alcance e incluso soporte
psicobiológico a la realidad. No es posible escapar de ella, pues nuestro
propio cuerpo se halla determinado ya desde el nacimiento por la mátrix
primitiva o mátrix limitadora del psiquismo y fisiología animal. Hay que
añadir enseguida la segunda mátrix, que es una impronta de la sociedad y
la civilización, como si fueran unos genes psíquicos que determinan e
interpretan todos los significados de la realidad.
Por
último, como individuos sintientes, aportamos una tercera mátrix
personalizada por nuestras experiencias psíquicas y físicas, que a su
vez generan este tercer patrón psico-bio-morfo-electromagnético.
Llegando así el ser humano a quedar sometido por una triple prisión
psico-bio-morfo-perceptiva.
La
Mátrix Triple nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida e incluso,
desde otra perspectiva y diferentes parámetros, también tras la muerte.
Sólo es posible liberarse de ella mediante un radical proceso
transformador, aunque mucho mejor sería decir que es preciso pasar por
una mutación evolutiva completa y radical. Mutación que es denominada en
la Senda de las Nueve Puertas como la mutación anunnaki. Y esta mutación
es el fin principal de la Sociedad de la Sangre Sagrada.
Tras
esta mutación liberadora de la triple mátrix el ser humano pierde su
naturaleza propia para nacer a un nivel evolutivo superior, deviniendo
entonces a
transformarse en un anunnaki o dios-dragón.
Así,
hemos de tener presente siempre a partir de ahora que la Mátrix es
triple y que es preciso romperla o disolverla en sus tres niveles. La
Senda Luciferiana o de las Nueve Puertas pretende ser la luz que guíe en
este complejo y profundo proceso.
Conocer
la existencia de la Mátrix es por ello uno de los primeros pasos en el despertar
de la conciencia. Muchas religiones antiguas han tenido la meta de
alumbrar este proceso de despertar del ser humano. Lo que en el pasado fue
denominado el cielo no es un reino sobre las nubes o un premio para los
devotos, sino una forma de llamar a la realidad al
otro lado de la Mátrix.
Nos
podemos preguntar porqué las características preferentemente psiquicas
de la segunda y tercera mátrix pueden configurar y determinar tanto la
realidad. Es posible entender que la primera mátrix o genética es un
patrón biológico que diseña y delimita nuestra bioquímica y nuestra
percepción, así como nuestro organismo en todas sus características. Y
por tanto nos situa en cuanto seres limitados en el universo. Pero ¿como
ocurre eso en la segunda y tercera mátrix, que parecen ser sólo campos
psíquicos?
La
razón del cuestionamiento anterior estriba en que precisamente ese
psiquismo está delimitando nuestra conciencia y la conciencia a su vez
determina la forma y la energía del universo. Esto es algo que la moderna
física cuántica ha llegado a descubrir, pero que no está asimilado ni
mucho menos por el común de la sociedad. Nuestra conciencia opera a
niveles profundos de la realidad física, influyendo desde el orden
implicado interior en la configuración morfoelectromágnética exterior.
Por ello la psique es un sutil nivel superior que determina y dirige la realidad
del universo, un nivel del que emana la segunda y tercera mátrix.
A
su vez, será precisa y paradójicamente a través de nuestra psique y conciencia como podremos
adentrarnos en el camino del despertar luciferiano o liberación de la
Mátrix, ya que el ser humano posee la potencialidad de activar su propia
automutación trascendente. El dominio de la psique y la conciencia será
el arma imprescindible.
La
única manera de descubrir y romper la sujección de la Mátrix es
mediante la auto-observación consciente de nuestra psique, el trabajo con
las nueve puertas y el posterior o simultáneo proceso transmutador para
romper las cadenas que nos limitan tanto como individuos así como
especie.
Cada
una de las puertas luciferianas aporta una clave para escapar del reino de
las sombras o mátrix triple. Cada una de las nueve puertas nos conduce
hasta el umbral luminoso donde es posible la mutación liberadora, tantas
veces aludida en las viejas religiones iniciáticas, cuyo conocimiento fue
hace siglos perdido.
El
trabajo de liberación o redención sólo puede ser individual, pues
ningún cambio transmutador auténtico alcanza a realizarse en grupo o por
medio de supuestos gurús que profetizan o prometen la ansiada y
misteriosa liberación humana.
No
obstante, desde el punto de vista de esta senda
luciferiana, el ser humano como tal no puede llegar de verdad a liberarse
plenamente, pues la naturaleza humana no tiene un fin en sí misma. En
realidad no somos sino la materia prima psicobiológica donde los dioses
dragón, en el albor de la especie homo-sapiens, depositaron su huevo
serpentino latente. La mutación de la que hablamos es el despertar de esa
semilla divina, la transmutación de la humanidad en otra especie, la
especie de quien hace más de un millón de años nos creo.
Nos
recuerdan los viejos textos sagrados de distintas religiones: Sois
dioses, pero aún no lo sabéis, pues habéis olvidado vuestro origen.
Permanecéis dormidos e ignorais de donde venís y lo que podéis llegar
a ser.
LA
SALIDA DE LA MÁTRIX
Sin
embargo, saber meramente de la existencia de Mátrix no basta en absoluto
para liberarnos de su todopoderoso influjo. Estamos tan acostumbrados a
vivir sumergidos dentro de ella, a considerarla como la realidad de todas
las cosas, a habernos construido una personalidad y una identidad en el
interior de su marco psico-morfo-perceptivo, que nos resulta
extremadamente difícil llegar a concebir otra realidad y otras
posibilidades.
Nuestro
propio diseño genético se halla activado dentro de los parámetros del
primer nivel de mátrix, denominado mátrix génica. Y nuestra psique se ha
modelado bajo las directrices de la cultura y sociedad en la que hemos
nacido. Así que tanto nuestra biología ordinaria como nuestra mente y
nuestro yo han crecido dentro del hábitat de mátrix, igual que una
planta comprada en una tienda crece luego en el hábitat de una maceta en
casa. Por ello pronto nos daremos cuenta que, aunque seamos capaces de
identificar intelectualmente a la Mátrix, no querremos en el fondo
abandonarla, pues nos seguiremos sintiendo cómodos permaneciendo en ella.
Seremos como ese pajarillo del cuento, que toda su vida ha vivido en una
jaula y que luego se muestra incapaz de abandonarla, aunque sepa que la
puerta se halla abierta y basta empujarla.
Igualmente
Mátrix ofrece todo tipo de atracciones biológicas y psiquicas, que nos
cautivan, nos engañan o nos distraen. Nuestro yo personal se halla
frustrado en el fondo y por ello busca distracciones, fantasías, placeres
físicos y psíquicos, etc. pero sumergiendonos más profundamente aún en
el sueño de Mátrix. Así el yo prisionero de la triple mátrix se evade
entregándose a fantasías, que son ilusiones dentro del sueño principal.
Y en el mundo moderno los sueños se multiplican, tanto a través de la
tecnología como debido a las múltiples enfermedades y trastornos de la
mente humana. Es como si actualmente el sueño se hubiera diversificado
frente al sueño más simple de generaciones anteriores. La fantasía va
en aumento, pero no es una fantasía con propósito, una fantasía
dirigida por una imaginación consciente contructora de nuevas realidades,
sino una fantasía evasiva que hace más densa la bruma de la mátrix
psiquica.
Para
tener la más mínima posibilidad de liberarnos de Mátrix hemos de
iniciar una titánica lucha hacia el despertar y consiguiente
renacimiento. Para ello hemos de enfrentarnos sin desmayo a las rutinas de
nuestros genes, así como igualmente a las rutinas de nuestra psique.
Hemos de desmontar nuestro diseño bioelectromagnético, nuestro diseño
psicocultural y nuestra identidad tal como se halla configurada en el yo
personal. Esta triple batalla frente a la triple mátrix resulta una tarea
sumamente árdua que muy pocos se hallan capacitados para mantener.
Sin
embargo esta batalla no debe emprenderse bajo la crispación, el odio, la
tensión, el miedo, la ambición, etc. Sino que opuestamente, a fin de
alcanzar el éxito en esta empresa, ha de realizarse bajo la entrega, el
abandono, la perseverancia, la valentía, la renuncia, la imaginación, la
intuición, la empatía, el vacío ... y el amor universal. No consiste en
una lucha contra nadie, ya que Mátrix no es nadie, sino contra las
sujecciones que se han creado en nuestro interior. Sujecciones antiguas
fortalecidas por el miedo, la desconfianza, el peligro, el rencor, el
odio, la codicia, la tensión, etc.
Pero
volviendo a la idea anterior, resulta tan difícil abandonar Mátrix
porque ella se ha convertido en nuestra área de confort. Y no sólo de
nuestra psique, sino también de nuestros genes y nuestro cuerpo. Toda
nuestra identidad, desde la bioquímica a nuestro ego y nuestro yo
personal, se hallan sumergidos en el flujo de la triple mátrix. Para la
inmensa mayoría de los seres humanos es inconcebible siquiera imaginar y
menos aún desear vivir fuera de ella. Por este
motivo resulta prácticamente imposible escapar de esta prisión evolutiva
de millones de años de antiguedad, donde la conciencia y nuestro
potencial dormido se hallan cautivos.
Sin
embargo existe una vía de salida, una vía psico-bio-revolucionaria, tal
como se viene exponiendo en esta web, así como tambièn se enseñó en el
pasado en ciertas escuelas iniciáticas. Por ello el sentido y el
propósito de recuperar la senda de las nueve puertas, cuyo fin es salir
del reino de las sombras o triple mátrix.
Igualmente
nuestras fuerzas serían escasas sino fuera porque este camino
transmutador ya lo han recorrido otros muchos en el pasado. Y por ello,
aunque la pacífica y revolucionaria lucha es individual e interna,
tenemos la posibilidad de formar parte de la evanescente y milenaria hermandad
constituida por la Sociedad de la Sangre Sagrada.
Fuera
de Mátrix existe otro reino, otro nivel de evolución, otro nivel del ser
y la conciencia. No es un lugar que esté arriba ni abajo, antes ni
después, ni premio ni castigo de ningún dios, sino una mutación
evolutiva que conduce y constituye otra realidad existencial total.
|
sábado, 7 de abril de 2012
La Triple Mátrix.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario