Todo aquel que haya leído la obra del escritor
británico Clive Barker sabe que hay una serie de temas que se repiten
constantemente: realidades paralelas, estética sadomasoquista, y la
inevitable e indisoluble unión del sexo con la violencia física y la
perversión moral. Todos esos temas están presentes en su primer (y hasta
la fecha, mejor) esfuerzo como director, Hellraiser (1987), innegable clásico ochentero y una de las películas de terror más paradigmáticas de todos los tiempos.
La trama de Hellraiser (que
ha llegado a inspirar hasta la fecha la friolera de siete secuelas)
gira alrededor de un artilugio: la Configuración de los Lamentos, un
puzzle cúbico que abre las puertas del Infierno y permite la entrada de
los Cenobitas, habitantes y señores de un universo de dolor eterno. El
último en resolver el puzzle (y caer víctima de sus guardianes) es una
escoria humana llamada Frank Cotton, quien logra escapar de su prisión
infernal y regresar a la tierra en la forma de un cadáver viviente. Una
vez libre, se pone en contacto con su cuñada (y amante clandestina)
Julia, quien debe proporcionarle víctimas frescas para que pueda
regenerar su perdido cuerpo (1). Pero Frank no sabe que los Cenobitas siempre están al acecho, y que no piensan dejarle escapar con facilidad.
Dos
cosas son las que hacen de esta película un clásico. La primera de
ellas es sin duda su estética, un elemento muy cuidado en todas las
películas de Clive Barker. Desde la enigmática forma de la Configuración
(ya en sí misma todo un icono del género fantástico) hasta la apriencia
sexualmente ambigua y fetichista de los Cenobitas, el mundo de Hellraiser se nos presenta como un lugar oscuro pero a la vez hermoso. La obsesión por los piercings,
la profanación de la carne por el metal y la plasmación visual del
dolor constante es algo que está presente en toda la película, y
ciertamente ayuda mucho el hecho de que, incluso tras casi veinte años
de su estreno, los efectos especiales sanguinolentos están muy bien
hechos (la secuencia en la que vemos a Frank Cotton regenerarse a partir
de una mancha de sangre en el suelo sigue siendo tan increíble como
entonces), si bien algunos efectos digitales del final (rayos eléctricos
más que nada) son sumamente cutres. Pero sin duda, el centro neurálgico
de la cinta lo constituye el inmenso Doug Bradley, que interpreta al
líder de los Cenobitas (Pinhead, para los fans), auténtico
ídolo del cine de terror y la mayor presencia de toda la saga, a pesar
de que en la cinta su presencia es mínima. Bradley (amigo de Barker de
toda la vida) ha hecho de este personaje una auténtica gloria para
siempre asociada a él, siendo el único personaje que se ha mantenido a
lo largo de las ocho entregas.
El otro
elemento que define el éxito de la película es su genuina perversidad.
Desde el inicio de la historia, lo que nos muestra Clive Barker es una
situación doméstica en la que dos personas inocentes (Larry Cotton y su
hija Kristie) son auténticas presas del Mal, un mal que sólo puede ser
combatido por medio de la intercesión de uno mayor. Los personajes de
Frank y Julia son auténticas plagas humanas, seres pervertidos y
malévolos sin ningún tipo de lealtad más que hacia su sadomasoquista
relación (el carácter del sadomasoquismo es crucial para la película, ya
que desde el principio hemos visto como el principal atractivo que
Julia ve en Frank es el hecho de que él la trata como basura). Es obvio
que todo el esfuerzo narrativo de Clive Barker está centrado en estos
dos personajes, ya que los "héroes" (Kristie y su novio) son un par de
tortolitos atolondrados cuya única posibilidad de éxito yace en su
alianza con las fuerzas de las tinieblas. De sobra está decir dónde se
hayan las simpatías de Clive Barker (y de aquellos que vean la
película).
Tras casi veinte años, Hellraiser continúa siendo un clásico. Barker dirigiría dos películas más, Razas de noche (1990) y El señor de las ilusiones
(1995), que no lograrían alcanzar el nivel de su debut. Está claro que
sus mayores talentos son como escritor, pero con esta película
coincidieron todos los elementos necesarios para obtener una obra
maestra que todavía tiene que superar, o al menos, igualar.
Esta ocación podras leer la obra original, que vio la luz en este cuento corto que impacto al mundo...por cierto los personajes creados por el autor tienen relación con los llamados mindwayer que ya hablamos en otra ocación, muchos les llaman ángeles, pero lo cierto es que no son ni buenos ni malos, solo siguen su naturaleza.
Si deseas leer el cuento corto te recomiendo darle zoom o descargarlo en la imagen de nube con una flecha para tu comodidad
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