- El fin del mundo en nuestros genes
Durante años el cine nos ha mostrado espectaculares versiones del fin
del mundo. La realidad, sin embargo, puede ser mucho más discreta y
terrible.
Ni guerras nucleares, ni tsunamis, terremotos, invasiones zombi
o impacto de meteoritos gigantescos. Los responsables de la
desaparición del ser humano de la faz de la Tierra podrían estar mucho
más cerca de lo que pensamos. De hecho, podrían estar en nuestras
células, en el interior de nuestro código genético.
Los telómeros, responsables del envejecimiento
En los extremos de los cromosomas de todos los animales, incluido el hombre, existen unos capuchones protectores llamados telómeros.
Su misión es estabilizar los cromosomas. Sin embargo, cuando una célula
se multiplica, rara vez hace una copia perfecta de dichos telómeros.
Como consecuencia, estos "capuchones" se van haciendo cada vez más
cortos con el paso del tiempo, marcando el paso del envejecimiento
celular.
Según recientes investigaciones publicadas en la revista Nature Genetics,
cuando el tamaño de los telómeros es demasiado pequeño, el cuerpo queda
expuesto a enfermedades asociadas a la vejez como el cáncer, la
enfermedad de Alzheimer
o problemas cardiovasculares. Su tamaño es, por tanto, un indicador de
la edad biológica del sujeto, independiente de la cronológica.
La caja de Pandora ha sido abierta. Un experimento genético peligroso
ha salido de las sombras, y los híbridos humano-animales, quimeras y
otros clones transgénicos amenazan ahora con poner en peligro la vida y
alterarla de manera irrevocable como la conocemos.
Los controladores de la elite financiada por la ciencia y la I+D han
alterado caprichosamente el código genético del planeta, haciendo caso
omiso de los peligros más que obvios que plantea la experimentación
entre especies poniendo en peligro flagrante el delicado equilibrio de
la biodiversidad en nuestro planeta.
Nuevas revelaciones sobre un “laboratorio secreto” del Reino Unido en
el que han estado trabajando en los últimos tres años, desarrollando
híbridos sólo sirve para reforzar los datos disponibles sobre el hecho
de que creaciones genéticamente modificadas en laboratorio están fuera
de control. Ahora, la industria de la biotecnología ha desatado estas
Franken-razas en el mundo bajo los auspicios de monopolizar algunos de
los desarrollos más importantes y peligrosos en la investigación de
desarrollos agrícolas, farmacéuticos y médicos para el siglo XXI.
Clones transgénicos, creados mediante la
supresión-y-el reemplazo de secuencias de ADN para crear un híbrido
entre especies (xenotransplantes) que luego son cultivados en un huevo
de acogida, se están convirtiendo en un animal de compañía-proyecto de
la ciencia empresarial que ofrece a cumplir “Pharming’s” la promesa de
órganos de reemplazo para los seres humanos enfermos, aplicaciones
industriales y farmacéuticas con la producción artificial de proteínas, y
la esperanza de los puntos de éxito de la fecundación artificial y la
clonación humana en una época de aumento de la esterilidad y la
infertilidad. Sin embargo, son estas creaciones hechas por el hombre las
que plantean los mayores riesgos, incluyendo la contaminación, los
vínculos probados con la esterilidad en la descendencia y los riesgos de
cáncer. Muchos clones, incluyendo a la primera y famosa oveja
clonada del mundo, Dolly, han tenido una vida notoriamente corta y mala
salud. Artritis, problemas respiratorios y más han afectado a
su existencia, mientras que cientos de embriones no han llegado a ser
nunca clones exitosos. Y otros mueren en el útero después de sólo unos
días, sin embargo, estas entidades son las que se plantean mejorar las
condiciones de vida de la humanidad.
En particular, mezclando el genoma humano con el de varios “útiles”
animales cruza el puente que separa muy arriesgado que antes muchas
enfermedades transmitidas por animales, de los que suelen afectar a los
seres humanos, o especies de plantas. El contagio de la mezcla de
especies no relacionadas, como los mamíferos y el gen de medusa da
oportunidad para imprevistos y mutaciones incontrolables. Además, muchos
genes que los científicos han creído que previamente han demostrado
comportarse de manera diferente cuando se trasplantan en secuencias de
ADN extraño. Además, la falta de reconocimiento o compensación
por los genes pleiotrópicos (donde un solo gen da una expresión de
múltiples rasgos) hace que puedan producirse consecuencias
imprevisibles, pero previsiblemente peligrosos.
Experimentación grotesca, icónicamente representada haces más de un
siglo por HG Wells en La isla del Dr. Moreau, han llegado a la vida-cada
vez oído humano en la espalda de los ratones, la cosecha humana de
órganos de vacas, cerdos y otras especies, la síntesis de proteínas
estratégica en la producción de leche en hospedadores y otros
aparentemente adelantos propios de la
ciencia-ficción-aplicaciones-abriendo el camino a la biotecnología en el
futuro. Creaciones como Spider-cabras que son criadas en contradicción
con las leyes de la naturaleza, todo en nombre de llegar a la producción
industrial de una proteína más fuerte que el acero, una seda de araña
capaz de crear el mejor chaleco antibalas que se vende directamente a
los militares.
Especies genéticamente modificadas se han convertido
en absolutamente invasivas, y sus doctores Frankenstein las han
desatado intencionalmente para arruinar y destruir las especies nativas
en competencia. La contaminación de cultivos no modificados
genéticamente, combinado con los efectos genocidas de las semillas Terminator
devastadoras para los agricultores comunes. El consumo de los cultivos
transgénicos ha demostrado los vínculos en los estudios de ratones sobre
esterilidad (que se muestra que ser retrasada hasta la segunda o
tercera generación), así como el cáncer y otros problemas.
Globalistas poderosos se han declarado dioses y tratan de limitar la
expresión compleja de la vida con copias barata-clones que amenazan con
desplazar a la flora genuina, la fauna y la vida en este planeta. No
hace mucho tiempo, los científicos más prestigiosos del mundo dijeron
que el 96% del ADN es “basura” sin valor genético. Ahora, con más
arrogancia, pueden cometer errores mucho mayores, ya que
pretende entender el camino de la “transhumanismo”, donde supuestamente
el hombre asciende a la divinidad a través de extensión de la vida. Quizá sea el momento de empezar a decir no a este tipo de prácticas.
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