Casi todos los creyentes juran que la Biblia es un libro sagrado que contiene las revelaciones del dios Jehová a sus profetas, y que por consecuencia son éstas una verdad indudable y por sobre todo original. Lamentablemente esta pretensión sólo es una ilusión alimentada por las organizaciones religiosas y la cultura popular; la cual se arraigó en miles de creyentes que de buena fe han comprado este discurso sin informarse de otras religiones, lo cual los ha llevado a recorrer un camino en la ignorancia con ojos de ciego.
Sólo basta un poco de conocimiento sobre antiguas religiones para salir de esta ilusión y darse cuenta que la Biblia es un verdadero collage de mitos antiguos; y desde esa base formarse una opinión sólida y ser un dirigente de los propios pensamientos, en vez de que otras personas administren, con las más variadas intenciones, el intelecto de uno y nos hagan pasar descarademente y a través de los siglos: un gato por liebre.
Ahora expondremos sólo algunos de muchos mitos bíblicos los cuales son una copia exacta de otros mitos más antiguos de distintas religiones:
El mito del arca de Noé:
En Babilonia existió un mito denominado “Enuma Elish” que es un mito cosmogónico, esto es uno que relata la creación del mundo; este poema épico es el más antiguo que tiene conocimiento la humanidad hasta el momento. En éste relato se cuenta la historia de un héroe llamado Gilgamesh que se encuentra con su antepasado Utnapishtimen quien le cuenta al primero que los dioses recelando de los mortales quieren eliminarlos de la faz de la tierra por medio de un diluvio. Sin embargo el dios Ea revela a Utnapishtimen el secreto de construir un arca para que embarcara a su familia y animales para salvar el destino de la humanidad y repoblar nuevamente la tierra.
¿Les suena el cuento del arca de Noé?
La segunda venida de un mesías:
La religión Mazdeísta, de origen persa, que es más antigua que el judaísmo, islamismo y cristianismo, tenía un profeta llamado Zarathustra, el cual predice que vendrá la segunda venida de un mesías, el cual será el salvador cuyo advenimiento anuncia la proximidad del juicio final. Resucitará a los muertos, separará a los buenos de los malos y los juzgará.
Este mito es casi una copia exacta de la segunda venida de Cristo y del juicio final.
La idea de pecado y de libre albedrío:
La religión Mazdeísta contemplaba rasgos de presdestinación, pero hacía presente que el hombre tiene libre albedrío, ya que era libre de pecar o no, siendo recompensado o castigado en la vida ulterior de cuerdo a su comportamiento en la tierra.
Esta idea es una base de la doctrina bíblica y como vemos tampoco es original.
El pecado original y el paso de inmortal a mortal:
Ahura Mazda la divinidad bondadosa y creadora del Mazdeísmo creó el mundo y a los primeros hombres, éstos se regocijaron con el mundo, pero la divinidad malvada Angra Mainyu les dijo a estos hombres que él era el creador y no Ahura Mazda al cual le creyeron. Después Angra Mainyu mata al padre de éstos hombres y ellos no lo defendieron. Ahura Mazda se enfada por la traición y condena a la raza humana a ser mortales.
La escencia de este relato es igual en las consecuencias que se aprecian en el mito de Adan y Eva y el pecado original que cometen.
También en el Mazdeísmo se contempla a la serpiente como el enemigo de dios.
El Mitraísmo como base del cristianismo:
El Mitraísmo un culto celebrado en el hinduísmo védico y que pasa al mundo persa, resistiéndose a ser suprimido por el Mazdeísmo, se trasladará finalmente a Roma, sobreviviendo hasta el siglo V D.C. En este culto el protagonista divino Mitra, si bien éel no muere, sacrifica a un toro sagrado, y gracias a esto vuelve la vida sobre la tierra (crucifixión del cristo).
El nacimiento de éste dios fue presenciado por unos pastores, al igual que el nacimento del niño Jesús.
Mitra enfrenta a un toro sagrado el cual lo domina y lo cargó sobre sus hombres, tal como jesús cargó su cruz , llevándolo dolorasamente y con mucho esfuerzo a una cueva. Esta proeza se denomina transitus o pasión de Mitra. Luego sacrifica al toro y su sangre se convierte en vino el cual se usará en la celebración histérica de los mitraicums. Después de esto Mitra cena con sus compañeros, tal como lo hace Jesús con sus doce apóstoles y luego asciende en cuerpo y alma al cielo, tal como lo hizo también Jesús.
En el Mitraísmo también tiene una profecía y es que surgirá un nuevo toro sagrado y Mitra descenderá del cielo para sacrificarlo nuevamente y convertir su sangre en vino y así darle la inmortalidad a los hombres.
Cabe destacar que Mitra nación un 25 de Diciembre al igual que Jesús y en los cultos mitraicos se celebraba una eucaristía como la celebran algunos cristianos, en esepcial los católicos.
Conclusión:
Como vimos en los anteriores pasajes estos mitos tienen un parecido asombroso con la Biblia, lo cual es un indicio a todas luces que los escritos bíblicos se basaron o copiaron las ideas generales de las antiguas religiones de la zona, lo que constituye una una prueba de que sus relatos no son originales ; lo que en sí no tiene nada de malo, lo que sí es nocivo es mentir acerca de su originalidad y de verdad única e irrefutable. Ante estos hechos históricos queda desvelada la verdad y ahora cada quien juzgue con una información fidedigna y no en meras creencias y/o pretensiones.
La primera traducción importante de la Biblia en
inglés que apareció después de la versión del Rey Jaime (1611) fue la
Versión Revisada de 1881. Desde entonces han aparecido muchas
traducciones en inglés, la mayoría de las cuales han usado una base
textual diferente de la que se usó para la versión del Rey Jaime (KJV
por su sigla en inglés). La diferencia se aprecia mucho más en el Nuevo
Testamento. Al mismo tiempo que se publicaba la versión Revisada (RV por
su sigla en inglés) se publicó el texto griego del Nuevo Testamento de
Wescott y Hort, dos eruditos de la Universidad de Cambridge. Este texto
griego era el fruto de 28 años de investigación y se publicó el 12 de
mayo de 1881, acompañado de un volumen introductorio que daba razón de
los textos elegidos.
Westcott y Hort pudieron convencer a la gran mayoría
de eruditos del Nuevo Testamento de la validez de sus elecciones
textuales. Ellos sostenían, en lo esencial, que el texto griego que
servía de base al Nuevo Testamento de la KJV era inferior y tardío. Como
es bien sabido, el texto griego que se usó en 1611 se basaba mayormente
como en una media docena de manuscritos (ninguno anterior al siglo 12
d.C.). Esos manuscritos fueron los que usó Erasmo en 1516 cuando publicó
el primer Nuevo Testamento en griego1. (De esto hablaremos en un ensayo posterior).
Pero estos pocos manuscritos (MSS) venían de un
grupo más grande. De hecho, la mayor parte eran como la mayoría de los
MSS griegos de la Edad Media. Pero Wescott y Hort (WH) dijeron que este
texto mayoritario era tardío e inferior. Ellos prefirieron los MSS
unciales (conocidos con las letras Alef, A,B,C,D), que databan todos
ellos de los siglos cuarto y quinto. También prefirieron la evidencia
más antigua y la evidencia patrística. Dos MSS en particular, el B y el
Alef, fueron los favoritos de WH. Ambos procedían del siglo cuarto.
¿Cómo hicieron WH para destronar el Textus Receptus
y los MSS griegos en que se basaba? Ellos lo hicieron esgrimiendo tres
argumentos: (1) Ningún padre de la iglesia de antes del año 325 d.C.
citó jamás el texto Bizantino (o sea el grupo de MSS griegos en que se
basaba el Textus Receptus), mientras que el texto Alejandrino
estaba representado ampliamente antes de ese período. (2) El texto
Bizantino mostraba en algunos lugares su dependencia de dos tradiciones
más tempranas, la Alejandrina y la Occidental. Los primeros editores del
texto Bizantino de vez en cuando combinaron (o fusionaron) los
textos de las tradiciones Alejandrina y Occidental, mientras no se
observaba que el texto Alejandrino combinara el texto Occidental y el
Bizantino, ni que el texto Occidental combinara el texto Alejandrino y
el Bizantino. (3) El texto Bizantino, después de un escrutinio
cuidadoso, demostraba ser inferior en su redacción, ya sea porque no se
ajustaba a la redacción del autor o porque se movía en una dirección
predecible (por ejemplo, añadiendo palabras aclaratorias).
Entonces, con esos argumentos, WH demostraron que el
texto Bizantino era tardío (argumento patrístico), secundario
(argumento de la combinación de textos), e inferior (argumento de la
evidencia interna). Aunque hoy se cuestionan algunos elementos de esa
visión general, la mayoría de eruditos del Nuevo Testamento consideran
que este esquema general es un argumento poderoso contra la superioridad
del texto Bizantino. Esa es la razón de que el Textus Receptus haya sido destronado.
¿Conspiración o evidencia?
¿Qué, pues, motivó a la gran mayoría de eruditos del
Nuevo Testamento a considerar a los MSS más antiguos como mejores
representantes del texto original del Nuevo Testamento? Pues en una
palabra, la evidencia. El argumento de WH era sólido. Es interesante
notar, que en la época de WH sólo se conocía un papiro del NT; hoy se
han descubierto casi cien. ¡Son como doscientos años más antiguos que
los grandes unciales! Y, lo que es más interesante, ninguno de ellos es Bizantino.
Si el texto Bizantino fuera el texto original, ¿por qué muestra una
evidencia patrística o MSS tardía? De hecho, para las cartas de Pablo,
los MSS Bizantinos más antiguos son del siglo noveno. ¿Y de qué fecha son los MSS Alejandrinos más antiguos? Del siglo segundo.
Desde que se publicaron el texto de WH y la RV se ha
desatado un contra-ataque feroz desde los círculos que prefieren la
KJV. Aquí no estamos interesados per se en el debate sobre la
traducción al inglés; nuestra preocupación se centra en la base textual,
los manuscritos en que se basan las traducciones. El ataque que
mencionamos ha tomado diferentes formas, como las de contradecir los
puntos principales del argumento de WH, o desacreditar los MSS más
antiguos, o incluso desacreditar también a los eruditos que sustentan
esos puntos de vista. En este ensayo vamos a tratar los dos últimos
puntos. (Se sugiere consultar mis artículos sobre el texto mayoritario
para informarse mejor sobre el primer punto).
En lo que respecta a desacreditar los MSS más
antiguos, John W. Burgon, decano de Chichester (al sur de Inglaterra),
sostiene que los antiguos escribas conspiraron contra la fe. Si fue así,
entonces su trabajo fue pésimo porque dejaron muchas cosas sin cambios.
(F. H. Scrivener, considerado por muchos fanáticos de la KJV como el
más grande crítico textual del siglo diecinueve [parcialmente porque él
simpatizaba con mucho de lo que Burgon estaba diciendo] argumenta en
contra de la teoría de la conspiración). De hecho los escribas más
antiguos cambiaron incluso algunos textos para hacerlos aun más
ortodoxos. Realmente, todos los escribas hicieron eso. Como se sabe muy
bien, los evangelios sinópticos tienen muchos paralelos entre ellos.
Algunas veces el texto es exactamente el mismo en dos o más; otras veces
hay diferencias muy interesantes, pero todos los escribas
cambiaron en ocasiones el texto de un evangelio para que estuviera
conforme a otro. Si los grandes unciales conspiraron contra la fe, como
supone Burgon, entonces ¿por qué los escribas de cada uno de ellos
trataron, independientemente el uno del otro, de armonizar los
evangelios?
Tomemos como ejemplo Juan 4:17. En este pasaje,
Jesús está hablando en el pozo con la mujer samaritana. En un momento
dado él le dice: “Ve a llamar a tu esposo y vuelve”; y ella le responde:
“No tengo esposo”. Jesús le dice: “Has dicho correctamente ‘Esposo no
tengo’ ”. En prácticamente todos los MSS, Jesús cambió el orden de las
palabras de la mujer (pone la palabra “esposo” en primer lugar en la
frase, para dar énfasis). Lo hizo intencionalmente. Es como si estuviera
diciendo “Señora, usted tiene a alguien en casa, pero ese no es su
esposo”. Pero es interesante ver cómo dos MSS antiguos cambiaron el
orden de las palabras de Jesús. Aparentemente a los escribas les
preocupaba que Jesús, aunque se suponía que estaba citando las palabras
de la mujer, no lo hiciera exactamente como ella dijo. Esto parecía
ofender el punto de vista que ellos tenían del carácter de Jesús o de la
infabilidad de la Biblia. Uno de ellos cambio las palabras de Jesús
para hacerla una cita indirecta: “Dices la verdad al decir QUE no tienes
esposo”. ¡Otro cambio las palabras de la mujer para que se
conformaran al orden con que Jesús las dijo! Aparentemente él no podía
imaginarse al Señor citando las palabras de la mujer de otra manera que
no fuera la exacta, así que el Señor dijo exactamente lo que ella dijo,
¡entonces ella las dijo primero en el orden incorrecto! Así que el
escriba cambio las palabras de ella. Estos dos MSS, Alef y D, ilustran
la piedad de los escribas. Las correcciones que hicieron estaban mal,
por supuesto, pero difícilmente podemos acusarlos de estar motivados por
una conspiración.
El punto de vista de Burgon de que estos MSS
antiguos no eran buenos parece ser un pronunciamiento prejuiciado, tanto
que prácticamente ningún erudito del Nuevo Testamento lo comparte (ni
siquiera aquellos que están a favor de la teoría del texto mayoritario)
pero, ¿qué podemos decir acerca de la teoría de la conspiración?
¿Una conspiración de la Nueva Era?
En tiempos recientes, unos que están a favor de usar
únicamente la KJV han sostenido que los eruditos que produjeron el
texto de WH y los que lo apoyan hacen parte de una conspiración mundial.
Acusan a estos eruditos de destruir las doctrinas de la divinidad de
Cristo, el nacimiento virginal, la salvación por gracia, etc. Algunos
sostienen que detrás de las traducciones modernas está una conspiración
de la Nueva Era .
En respuesta a esto hay que considerar algunos
puntos. Primero, las teorías de la conspiración van en aumento entre los
evangélicos en estos días, y eso es una señal preocupante. Por su
naturaleza, las teorías que hablan de conspiraciones, le piden al lector
que rechace completamente un punto de vista y adopte el otro, sin
examinar la evidencia. (Un libro reciente que aboga por una teoría de la
conspiración contiene miles de errores fácticos y representaciones
falsas, a todo lo cual no ponen ningún reparo aquellos que se dejan
llevar por su aura). Eso me hace acordar de muchos libros populares que
se venden en las librerías cristianas con una propaganda en la cubierta
que dice. “El diablo no quiere que usted lea esto”, la mayoría de las
veces el autor lo único que quiere al escribir esa frase es que su libro
se venda. En realidad esa propaganda está llena de soberbia. Lo que
realmente el diablo no quiere es que leamos la Biblia. Además, elevar un producto simplemente humano a la lista de libros prohibidos por Satanás es simplemente falso y pomposo.
Una vez que se levanta el grito de que hay una
conspiración, se cubre con una nube de sospecha a una de las dos partes
bajo consideración. No se examinan las bases endebles de su propia
posición sino que se arroja el ácido de argumentos parcializados y ad hominem
contra la oposición. Frecuentemente, en lo que respecta a este tema en
particular, se rotula a los que mantienen el punto de vista opuesto como
“siervos de Satanás” y sus traducciones son llamadas “Biblias
bastardas”.
Mark Noll escribió recientemente un libro magnífico titulado: El escándalo de la mente evangélica. Habla
en él acerca de cómo los evangélicos norteamericanos han decidido tirar
sus cerebros y abrazar una línea partidista, una experiencia,
emocionalismo, etc. Pero la historia del cristianismo a través de todo
el siglo pasado fue de índole diferente. La Iglesia consideraba que por
lo menos algunos de sus miembros debían ser eruditos, hombres y mujeres,
que dedicaran sus mentes a Dios, que cultivaran la vida de la mente. El
simple hecho de que las teorías de la conspiración acerca de las
traducciones bíblicas estén siendo rápidamente aceptadas por algunos
círculos evangélicos es una acusación contra los evangélicos. Para ser
francos, esta tendencia es síntoma de que los cristianos en este país se
están embruteciendo. Los evangélicos están atrincherándose cada vez más
en el castillo anti-intelectual, sin enfrascarse en debates serios con
los demás.
Segundo, si existe realmente tal conspiración, ¿Por
qué, entonces, la mayoría de seminarios y universidades evangélicas que
creen en la Biblia, usan las traducciones modernas y los MSS griegos que
las sustentan? Si los fieles quieren encontrar errores en las creencias
de esas instituciones entonces deben ir directo a la cabeza y atacar
sus creencias más que el uso de una Biblia incorrecta. Pero el asunto
siempre es el mismo: una Biblia incorrecta debe significar, por
implicación, creencias incorrectas. Pero a las creencias no las
examinan.
En tercer lugar, déjenme detenerme un poco en el
asunto doctrinal. ¿Cuáles doctrinas están en entredicho? ¿La divinidad
de Cristo? Claro que no, pues todos los evangélicos, sin importar que
Biblia usen, mantienen la doctrina de la divinidad de Cristo. Todos
ellos encuentran en sus versiones textos que respaldan esta doctrina. De
hecho, algunos estudios han demostrado que la divinidad de Cristo está
mejor sustentada en las versiones NVI, NASB, etc., que en la KJV. ¿Y qué
de la doctrina del nacimiento virginal? Nuevamente la respuesta es que
no. Esta doctrina no está amenazada en las nuevas versiones; todos los
evangélicos mantienen esta doctrina. Una de las mejores defensas del
nacimiento virginal fue escrita por Gresham Machen, el fundador del Westminster Seminary,
una persona que no cree que los MSS en que se basa la KJV sean los
mejores. ¿Y qué de la doctrina de la infabilidad de la Biblia? ¿De la de
la Trinidad? ¿De la de la salvación por gracia? ¿De la de la
justificación por fe? Mencione usted la doctrina que sea, pero ninguna
doctrina evangélica está en peligro por las nuevas versiones o por los
MSS que las sustentan. Esa es la realidad. ¿Qué doctrinas van a cambiar
si cambiamos de versión? El Westminster Seminary mantiene todavía la Confesión de Westmister; la Trinity Evangelical Divinity School sigue manteniendo su fuerte declaración doctrinal, igual sucede en su declaración con el Dallas Seminary, el Grace Seminary, el Talbot, el Western, el Denver, el Capitol,
etc. Y más aún, la gran mayoría de los profesores de esas universidades
usan las versiones modernas y los MSS que las sustentan. ¿Dónde está la
relación de causa y efecto entre nuevas versiones y herejía?
Bueno, ciertamente los conspiracionistas pueden
encontrar herejes que usan versiones modernas, pero esto no tiene nada
que ver con el asunto que nos ocupa. ¿Por qué? Pues sencillamente porque
se pueden encontrar igual o mayor número de herejes usando la KJV. (De
hecho, en el siglo diecinueve la KJV se convirtió en una pelota de
pin-pon en los debates en inglés sobre la divinidad de Cristo. Los que
defendían la divinidad de Cristo apelaban al texto griego puesto que los
traductores de la KJV no habían traducido acertadamente algunos
textos). Es algo similar a lo que dice 2 de Pedro 3:16 “En todas sus
cartas [Pablo] se refiere a estos mismos temas. Hay en ellas algunos
puntos difíciles de entender, que los ignorantes e inconstantes
tergiversan, como lo hacen también con las demás Escrituras, para su
propia perdición”. El asunto es si hay gente ortodoxa y meticulosa
apoyando las versiones modernas. Claro que los hay, y en gran medida. La
fe entregada una vez a los santos no está en peligro con las versiones
modernas. El verdadero peligro está en que los cristianos nos desviemos
de nuestra misión en la vida que es compartir las buenas noticias de
Jesucristo con un mundo que agoniza, y hacerlo con compasión y con claridad.
Entonces, ¿Existe una conspiración hoy en día? Mi
respuesta puede sorprender al lector: sí, hay una conspiración. Pero esa
conspiración no es producto de las versiones modernas. Yo creo,
más bien, que hay una conspiración para causar división entre los
creyentes, desviar nuestra atención del evangelio para hacernos
concentrar en asuntos triviales, en exaltar un espíritu anti-intelectual
que no le hace honor a la mente creada por Dios y en considerar como la
única Santa Biblia a una versión que, tan lúcida como lo fue en
su día, hace que cuatrocientos años más tarde el evangelio parezca
anticuado y difícil de entender2. No hace falta pensar mucho para ver quién está detrás de tal conspiración.
1
El texto de Erasmo tuvo cinco ediciones. Otros continuaron el trabajo
desde donde él lo dejó, pero esencialmente mantuvieron prácticamente el
mismo texto. Una de las ediciones de Teodoro Beza, hecha hacia el año
1500, fue la que constituyó el texto en que se basó el Nuevo Testamento
de la KJV. Hacia el año 1550, la tercera edición del texto griego de
Stephanus traía al margen variantes textuales de algunos otros
testimonios, pero todavía era en su mayor parte el mismo texto de
Erasmo. Hacia el año 1633 se le habían hecho algunos cambios menores a
ese texto, pero era lo suficientemente estable como para que la edición
publicada por Elsevirs lo mencionara en el prefacio como “el texto ahora
recibido por todos”, o el Textus Receptus. Lo interesante es que
esa expresión era más producto de una exageración del editor que de un
consenso, porque muchos, si no la mayoría, de erúditos del NT hacía
mucho tiempo que habían llamado la atención de las muchas debilidades de
ese texto. El texto que se publicó era entonces, aun en el mismo siglo
diecisiete, más un texto de conveniencia que un texto de convicción.
2 Algunas veces se escucha el argumento de que el no creyente es incapaz de entender el evangelio. Se cita 1 Cor 2:12-14
como prueba de ese argumento. Se considera entonces que la KJV es la
mejor Biblia porque los no creyentes no la pueden entender fácilmente.
No obstante, este argumento se refuta a sí mismo. Primero, es una
perversión de 1 Cor 2:12-14, texto que esencialmente dice que el no creyente no entiende porque no está dispuesto a aceptar;
su problema es de volición más que de cognición. Segundo, si este
argumento fuera cierto, entonces podríamos esperar que un recién
convertido súbitamente entendiera el inglés de la época de la reina
Isabel I de Inglaterra. Pero ese no es el caso: los recién convertidos
tienen igual dificultad en entender la KJV como la tienen los no
creyentes. Tercero, ¿por qué los eruditos no creyentes especialistas en
Shakespeare no tienen ninguna dificultad en entender la KJV? Cuarto, por
analogía: el NT fue escrito en griego koiné o griego “común”.
Ese era el lenguaje de la época, entendible fácilmente de Atenás a Roma y
de Cartago a Jerusalén. ¿No deben, entonces, nuestras versiones
modernas entenderse fácilmente? Lo que pasa en realidad es que algunos conceptos no
se captan fácilmente, ni siquiera por creyentes maduros (tanto que
Pedro lo dijo acerca de los escritos de Pablo), pero ¿para qué hacer del
lenguaje una piedra de tropiezo? La cruz es la única que debe ser una
piedra de tropiezo; con ella es suficiente.
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