lunes, 16 de julio de 2012

La Senda de Lilith

Valor Guía Moral
10 No dedicarse a nuevas experiencias que puedan traer la iluminación
9 No intercambiar información con otros tipos de seres sobrenaturales
8 No testear tu propio coraje y debilidades cuando la oportunidad te es dada
7 No dedicarse a la búsqueda de información que pueda asegurar que Lilith es el primer vampiro si el riesgo es moderado
6 Ayudar a otros cuando no sacas ninguna ventaja
5 Actuar honorablemente cuando no se necesita. No dedicarse a la búsqueda de la evidencia de Lilith cuando el riesgo en menor
4 No matar a un mortal cuando es necesario
3 Sentir culpa sobre lo que hiciste cuando estabas en frenesí.
2 Moderarte sin razón;. Confiar en humanos;. No dedicarse a la búsqueda de la evidencia de Lilith cuando no hay peligro.
1 Beber sangre de animal cuando hay de humano disponible.  


De entre las leyendas de los antiguos hebreos, hay una que me seduce y a la vez atemoriza, Lilith, madre de los demonios, la inmortal, la que toma la vida en vez de darla. Figura antigua, que esconde el misterio del desierto y la Biblia, desterrada por voluntad propia del paraíso. Una de las diosas del amor y la sexualidad, aunque pocas con tal carga de oscuridad y furia, mas me pregunto, si leemos con atención, si esa leyenda no es una respuesta y testigo al cambio del culto a las diosas al de la adoración de los dioses.

Sus pecados

Lilith osó decidir sobre su placer, sobre su sexo rojo.
Lilith osó pensar que tenía los mismos derechos que Adán, el primero de los hombres.
Lilith, madre oscura, osó pensar que tenía derecho a la voz y a la palabra, derecho al logos divino, al nombre de Dios.
Ella dispuso de la palabra, de su cuerpo y vivió o vive de acuerdo a sí misma, lejos de las obras de los hombres, lejos de sus ciudades, aunque todavía regresa a ellos, a los que sueñan; a unos les proporciona placer y de otros toma su sangre en medio de atroces pesadillas.
Ella pronuncio lo impronunciable. Para liberarse del abrazo de Adán, que deseaba poseerla, exclamó a los cuatro vientos, la palabra secreta, la voz que revela el rostro del Señor, y por medio de este poder, voló lejo del primer hombre. Se desterró al desierto, pero por voluntad propia, y eso, en algunas leyendas, la recompenso con la inmortalidad, pues ella no fue condenada junto a Adán por el robo de la fruta del conocimiento.
De este modo, ella representa la explosión que liberó los límites del mundo de la imaginación y del conocimiento, poniendo en escena el lado oscuro de la Creación. Con su paso por los siglos y las culturas se libera la esencia oscura con la que comienza y termina los sueños y los deseos.

Después de la caída

Las leyendas cuentan que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, Adán la buscó y ella salía del fondo del mar para encontrarse con él en sus sueños. También se dice que la verdadera razón de la enemistad entre Caín y Abel fue el deseo de ambos por poseer a Lilith.

Relato de la Creación

Según el Bereshit -el equivalente al Pentáteuco cristiano1-, como en otros mitos de la origen, con la primera creación de D’s2 o del ser o seres creadores3, y era el resultante de una unión absoluta y armoniosa de los géneros conocidos en Uno: el Andrógino. Un ser completo y perfecto en sí mismo, poseedor de ambos sexos y de una gran sabiduría, inferior sólo a la de su creador.
Este ser es conocido en la mitología hebrea como el Adam Kadmón, hombre prototípico y primordial (Gen. 1:26 “Dijo Elohim: Hagamos al ser humano a nuestra imagen como a nuestra apariencia”, Gen 1:27 “Creó Elohim al ser humano a su imagen, a la imagen de Elohim lo creó: Macho y hembra”.)
Para los textos hebreos como el Ma’aseh Bereshit -relato de la creación y una especulación mística-, Adam Kadmon es el resumen de lo cósmico y está en perfecta armonía entre lo femenino y masculino.
En el Bereshit Erubin se menciona a un ser con un rostro masculino que miraba hacia delante y uno femenino que miraba hacia atrás, unidos por la espalda. Como la circunstancia entorpecía la capacidad de movimiento y dificultaba la conversación, fue dividió por la divinidad y dio a cada mitad una nueva espalda.
Esta división hace que la humanidad descienda a una especie de infrahumanidad. Ahora los hombres y las mujeres estaban separados y no podía acceder a los sepiroth ni a los planos superiores de la creacción, y muchos autores cabalísticos afirman que la misión de la humanidad es reconstruir al Kadmón original.
La creación de este Adam Kadmón es reemplazada por Adán, que es creado el sexto día, luego de dar nombre a los animales de la creación.
En el Bereshit Yebamot 63 a. explica que, luego que Adan viera desfilar a las parejas de animales y todos los seres vivientes, sintió celos de su amor y, aunque intentó copular con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. “Todas las criaturas menos yo tienen la pareja apropiada”, rogó a D’s.
Las prácticas zoofílicas son comunes entre los pastores de Medio Oriente de aquellos tiempos (y muy posiblemente lo sigan siendo) y figuran unas tres veces en el Pentateuco. Un antecedente se podría encontrar en el Poema de Gilgamesh, donde se relata que Enkidu ( un hombre-bestia) vivía con gacelas y se codeaba con otras bestias salvajes, hasta que, en el abrevadero, la sacerdotisa Aruru cohábito con él durante siete días y seis noches.
Según el Yalqut Reubeni, “D’s formó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había formado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro” y continúa: “De la unión de Adán con este demonio-hembra, y con otro como él llamado Naamá, hermana de Tubal Caín, nacieron Asmodeo e innunmerables demonios que todavía atormentan a la humanidad”. Lilith.
En la demonología hebrea aparecen, entonces, los espíritus o Ruchot, las pestes o Masqim y los destructores Chabalim. A todos se los puede englobar dentro de los Shedim, un término derivado del arameo Shida, significa “demonios”. Pero los Shedim tienen una doble naturaleza: pueden ser benevolentes e incluso ayudar a la actividad humana, pero casi siempre son causa de problemas. Y casi todos son de género masculino.
Lilith fue perdiendo ciertas características en la tradición hebrea Las ideas de los sacerdotes fueron deslavando el origen divino y la fuerza sobrenatural de lilith hasta convertirla en un simple demonio-hembra que perseguía a los hombres promiscuos.

Influencia Babilónica

En la zona de Mesopotamia existieron ciudades-estado mucho antes de que los hebreos comenzarán a formarse como cultura. Gran parte de sus leyendas, mitos y cultura provienen de ese lugar.
En Babilonia existían los demonios-hembras, ellas estaban presentes en los nacimientos y, durante los trabajos de parto, trataban de herir o atacar directamente a la madre, con el fin de robar al recién nacido para luego matarlo.
En los textos se señala que Labartú , demonio-hembra que vive en las montañas o en las riberas de los ríos, su apariencia es espantosa, con cabeza y cara de león embravecido y piel blanca como arcilla. Gruñe como león y aúlla como chacal. De esencia salvaje y despiadada, su sola presencia significa destrucción. Los encantamientos que usaban para protegerse de ella hablaban de la destrucción como su naturaleza profunda.
Labartú en asirio, Dimme en sumerio y Lamashtú en acadio,  dará origen a la Lamia griega, animal fabuloso, de naturaleza aterradora, y que fue emparentada con Lilith por los monjes medievales. Según la mitología griega, Lamia fue amante de Zeus, con quien tuvo una prolífica descendencia hasta que la celosa Hera mató a todos sus hijos, menos a Esquila. Lamia perdió su belleza y, en venganza por su prole asesinada, secuestra a los recién nacidos. Tiene cuerpo de reptil y la cabeza de una mujer hermosa.

Isthar y Ereksigal, hermanas divinas, diosas opuestas

De la vieja mitología sumeria, la primera gran civilización de Mesopotamia, hay una leyenda que cuenta como Isthar descendió a los infiernos, para rogarle a su hermana Ereksigal, reina del inframundo, que le devolviera a su amante, el dios Tammuz o Dumuzi. En cada puerta antes de llegar al palacio del infierno ella debió entregar algo importante para ella: ropa, joyas, etc., pero esa es toda otra historia, y una importante, que revela mucho de la venganza y la ira, del odio y los secretos que se guardan en lo más alejado de nosotros mismos, en un lugar propio que convertirmos en nuestro propio inframundo, ya habrá tiempo de desmenuzarla en otra ocasión.
Bueno, a lo que quería llegar, a Lilith le viene de Isthar otra característica que se reconoce en ella: El poder de seducción; y de Ereksigal, la furia y la destrucción.
La veneración que recibio Lilith hizo que ésta tomara siempre aristas enigmáticas. esta figura representa el poder femenino de la seducción. Opuesta pero complementaria a nuestra diosa, Isthar es la Diosa Madre, la Reina del Cielo.
Ishtar conocida como “Astar de Siria”, y muchas diosas similares o acaso la misma con diferentes nombres -Anath, Astarté o Qadesh-, recibieron adoración como “Damas del Cielo”. Y, por ejemplo, en los motivos de Qadesh se introduciría la idea que aparecerá en la iconografía de Lilith: la diosa parada sobre leones.

La historia continúa en el desierto

La historia de Lilith después de su huida del Paraíso continua, ella acepta a los demonios del desierto como amantes, y desova muchos miles de demonios niños; ella fue llamada Madre de los Demonios. En algunas versiones se cuenta que en el desierto se entregó a la lujuria a Asmodeo, el Rey de los demonios, quien la llevaría a vivir con él al inframundo, aunque pasado un tiempo la expulsó por lo problemas que el causó. Y después se apareó con otros demonios, dando a luz a los Lilim a razón de más de cien al día, seres demoníacos cubiertos de pelos.

Apostillas al Libro

En la corriente principal de las leyendas, el Señor envía a tres ángeles para que la hagan regresar, pero cuando la encuentran, rodeada por los espíritus del desierto, entablan una discusión. Una que podríamos imaginar así.
Ángeles: ¡LilithRegresa con Adán de inmediato o te ahogaremos!”
A los que Lilith preguntó:
¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de aparearme con los espíritus del desierto?
- ¡Si te niegas morirás!, replicaron.¿Cómo puedo morir    — pregunto Lilith — si Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos: de los niños hasta el octavo día de vida, el de su circuncisión. Y de las niñas hasta el vigésimo día. No obstante, os hago esta promesa, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras efigies en un amuleto sobre un recién nacido, perdonare esa vida.
Los ángeles accedieron al trato, pero Dios la castigó y fue maldecida, convirtiéndola en demonio y viviendo, según las distintas versiones, en la región del aire y los ángeles hacen que un centenar de sus hijos perecezcan cada día; y cuando ella no puede destruir la vida de un infante debido al amuleto angelical, se vuelve contra los suyos propios.

Otras leyendas de Lilith:

- Lilith es llamada la Isheth Zenunim (la Mujer de la Prostitución) en la literatura folklórica judía, y vive dentro de espejos para seducir la vanidad de las jóvenes.
- Algunos estudiosos Bíblicos la relacionan con la forma femenina del monstruo leviatán2, y la “gran Ramera de Babilonia” en el Apocalipsis.
- En la Cábala, Lilith es asociada con la Cáscara Qliphotica de Nehemoth, la antítesis de la Esfera de Malkuth en el árbol de la Vida. Malkuth/Nehemoth es el “reino” de la Tierra en Assiah, o el Plano Material. Esto es coincide con las leyendas del Zohar, donde Lilith está atada a la Tierra eternamente, libre de la maldición de la Muerte pero incapaz de trascender a los reinos superiores.
- El profeta hebreo Nahum describe a los ejércitos de Asiria guiados por Lilith: ” Los jinetes levantaron tanto la espada brillante como la refulgente lanza : Y hay una multitud de masacrados, y una gran cantidad de animales muertos; Y no hay final para sus cadáveres; Ellos se tropiezan con sus cuerpos: A causa de la multitud de prostituciones de la agraciada ramera, la concubina de las brujerías, que las naciones las naciones fueron vendidas mediante sus prostituciones, y familias enteras a través de sus brujerías “. Nahum 3:1-4
- En otras versiones, muy posteriores, ella regresa al paraíso con la apariencia de Serpiente, para tentar a Eva. Ésta fue una imagen recurrente en el arte de la Edad Media, donde la serpiente es representada con la cabeza de una mujer (aunque también se puede tratar de una interpretación machista del mito, en la que se elimina la responsabilidad de Adán).
- Lilith fue una vez la consorte de Samael, el ángel de la muerte, pero él la expulsó de regreso al desierto, cuando no pudo dominarla.
- Algunas leyendas la consideran el primer vampiro, pues ella huyo del paraíso antes de que el Señor maldijera a Adán y a Eva. Después ella fue a encontrar a Caín al ser desterrado por Dios por el asesinato de Abel, y ambos crearon a los vampiros (es evidente que esta historia es muy posterior a al origen). En algunas tradiciones, ella es la madre de Caín.
- En las leyendas teutonas, Lilith es asociado al fuego y ha sido descrita como una criatura bella de la cabeza al ombligo, pero como un ‘ fuego ardiente del ombligo hasta los dedos de los pies.
- Lilith, como la diosa guerrera que destruyó los hijos de Job en el desierto, y liberó los animales que ellos habían capturado. Lilith ama a todos los animales y esta conectada a ellos por su naturaleza fiera, esto es quizá rastros de una antigua diosa del bosque.
- Algunos dicen que Lilith estuvo al mando como Reina de Saba, y otra vez en Zmargad; Y se apareció delante el trono de Salomón disfrazada como una ramera de Jerusalén. Sospechando quién ella era, Salomón la persuadió con engaño a dejar expuesto sus pies de búho al cubrir el piso del cuarto del trono con espejo claro, dándole la apariencia de agua, así es que Lilith tuvo que levantar sus faldas cuando entró. Esto recuerda a las diosas de Mesopotamia, que estaban rodeadas de animales, en especial de lechuzas.
Y muchas otras historias más, relacionando a la oscuridad de la noche, a su reina y a los sueños surgirían con el paso de los siglos. De hecho los íncubos y sucubos nacerían de estos cuentos.

Antes del final

Lilith, para mí, representa, como buen aprendiz de brujo jungiano, ese sitio en el que los hombres somos débiles y tememos al poder femenino, un poder que puede otorgar el placer extremo o ahogarnos en su rabia. Y como la sexualidad esta en ella, también los productos de ella están en su mitología, los niños recién nacidos,  muertos ha poco de nacer, pueblan su tenebrosa morada, entonando un canto infeliz y lleno de reproches.

Lilith en la astrología

En astrología también existe una posición lunar llamada Lilith o Luna Negra. Esta se presenta cuando la Luna se encuentra en el punto más alejado de su órbita de la Tierra. Este punto simboliza el inconsciente más profundo del ser humano, esa represión que tiene el ser humano dentro de sí. En psicoastrología Lilith representa lo que lleva a esa situación límite para que la válvula salte.

Postdata

Les dejo una píldorita como suplemento, un fragmento de una de las historias más viejas de la humanidad. Posiblemente su origen se remonta a narraciones de finales del cuarto milenio antes de nuestra era. En él aparece una diosa, una que serviría para que en una época posterior naciera nuestra Lilith,

Gilgamesh, la épopeya

Gilgamesh no soñaba, la visión era real. Se incorporó y la miró con los ojos muy abiertos.
-¿Quién eres? ¿Cómo has entrado? .preguntó.
La mujer adoptó una postura insinuante. Estaba medio desnuda. Sólo un delgado tul cubría su cuerpo, adornado por riquísimas joyas.
Se movió nuevamente, con experta suavidad. Pero no habló. En su nueva posición, sus senos enhiestos parecían luchar por romper la leve túnica. El rostro de la joven, enmarcado en una larga cabellera oscura y brillante, era perfecto.
Gilgamesh sintió que el deseo lo inflamaba. Nunca había visto una belleza tan perfecta. Recorrió su cuerpo con la mirada y se detuvo a examinar las joyas que encinturaban su cuello y las piedras prendidas de su pectoral de oro. Reconoció aquellos atributos y miró con ojos nuevos a aquellos otros ojos enormes y maquillados de azul. Sin dar crédito a sus sentidos, cayó en la cuenta de que la mujer que se le ofrecía era la misma Isthar, la diosa del amor.
Gilgamesh y la muerte, cap. VI
1 bereshit, significa principio o al principio, con ella comienza el génesis y para los lectores que quieren encontrar las claves de la creación del universo, es por ella donde deben comenzar.
2 El texto que usamos como referencia principal, respentando la tradición hebrea de no utilizar vocales en los escritos, escribe Dios como D´s.
3Si consultas las versiones hebreas de lo que es el cristiano Antiguo Testamento, no resulta claro que haya un sólo y único Dios.
4 Curiosamente, el monstruo leviatán comparte en su nombre el de la tribu sacerdotal del antiguo israel: levi. Ello podría revelar que en el origen, leviatán era un ser creado por el ser supremo para que sirviera a su voluntad.  


Tomo la sangre de los mortales y la transmuto en elixir inmortal
Yo vivo de la sangre
pero los que creen en mi también vivirán del secreto poder que en la sangre oculto se halla 


Lilith lo conocía de tiempo atrás. Al principio se encontraban en lo alto de esa loma, donde ambos reflexionaban en silencio sobre el por qué de las cosas. Cada uno encontraba su espacio y no hablaban, se concentraban en sus propios pensamientos. Luego comenzaron las miradas furtivas, el estudio del otro y su presencia a la distancia; las sonrisas traviesas y finalmente el cruce de palabras.

Él, algunas lunas más joven, tenía una luz de inteligencia en la mirada y la casta bravía de sus antepasados. Portaba el garbo que Lilith acostumbraba ver en algunas aves o en criaturas míticas, como el centauro; Alto, esbelto, fuerte. Siempre erguido, perfecto y con el bello mentón hacia arriba, como retando a la vida a cada paso.

Un buen día, cuando Lilith le daba la espalda para marcharse, la llamó por su nombre. Luego tomó gentil su mano y pasaron horas hablando de todo y de nada, del mundo. Echaron a andar y mientras deshilaban algunas ideas, la llevó a su hogar. Le mostró su mente plasmada en textos, dibujos y su espacio.

Surgió la amistad, la confianza. Poco a poco se fueron identificando hasta compartir mucho más allá que la loma. Usaban las mismas palabras, ideas y hasta algunos hábitos. Así hicieron de ese promontorio su espacio particular, que compartían sin invadirse. Se conducían en perfecta sincronía (lo que en Oriente se conoció después como el Ying y el Yang), hasta el día que la desnudez del cuerpo comenzó a notarse, habían terminado de desnudar su mente.

"No había notado antes que..." solían pensar ambos, mientras sin querer miraban el cuerpo que tenían frente a sí por largo tiempo.

En una ocasión, él le mostraba uno de sus libros y se acercó a oler su cabello. Ella, al sentirlo tan cerca y con una vibra distinta, se estremeció a penas. Luego llegó el beso. Tomando con la mano su largo y esbelto cuello, él la acercó a su boca y la besó. Primero suavemente, como una caricia, y más tarde con fuerza. Ya no quedaba un sólo espacio entre ellos, ahora sí eran uno.

Él dejaba a Lilith moverse a su antojo, hacer su voluntad aunque de cuando en cuando, dejaba sentir sus manos sobre su piel y con firmeza apenas perceptible, la guiaba a una postura diferente. El ritmo era perfecto, la comunión casi milagrosa. Parecían hechos a la medida del otro, uno sólo y dos al mismo tiempo.

Increíblemente Lilith sintió como nunca antes y él lograba culminar sus más fervientes sueños. Todo era nuevo.

Así compartieron varias lunas y aprendieron formas distintas de tomarse, de tocarse y aún, de hacerse plenos. También hablaban por horas, pero ahora recostados uno junto al otro, tomados de la mano.

Lilith no pensaba en nadie más. Estaba aprendiendo y disfrutando tanto, que nunca se dió cuenta que estaba abandonando su preciosa libertad para consagrar su mente a un sólo ser y todo ello por decisión propia, casi sin pensar... ¿Sin pensar? ¡vaya logro!

Su mente se había expandido con la de él, de tal forma que ya compartían territorios y espacios, mientras los cuerpos se acoplaban. Sólo había algo que la inquietaba; cuando él preguntaba cada vez con más insistencia "¿en qué piensas?", matando con ello los silencios antes compartidos.

Fue una cálida noche que, luego de lograr un placer mayor que los ya conocidos le dijo, con su voz bien modulada y varonil "Cuando te marchas me siento sólo, Lilith".

Primer aviso, su columna se pone tensa...

"Lo he pensado mucho y te necesito. Ven conmigo, quédate a mi lado. Te ofrezco lo que soy, nada eterno; sólo lo que soy y lo que vayamos descubriendo juntos. Sin embargo, como a ti, me gustan ciertos momentos de soledad de vez en cuando. Sé que comprenderás cuando lleguen".

Lilith lo pensó y lo supo entonces "¿si esos momentos no son tan sincronizados como hasta ahora? ¿Tendré que decirle siempre en qué estoy pensando? La lucha, la medida de fuerzas y voluntades, la angustia sin sentido, la fractura...No".

Ella lo miró a los ojos y se dedicó a actuar como si no lo hubiera escuchado; como si él nunca hubiera pronunciado esas frases y así, finalmente Lilith dejó de aparecer por la loma.

Con el tiempo volvió y lo encontró como siempre, sentado al borde del vacío, con la mirada puesta en el horizonte y en silencio. Así lo había conocido. Todo volvió al inicio, a los espacios propios y al devenir interno, pero con espacios que ya no llenaban sólo las teorías, también ciertos recuerdos.

Está en silencio el amante filósofo; La primera mujer medita callada. Comparten el mismo espacio, pero al final del día vuelven al propio.Tal como al principio y aún... diferente. El silencio ya no es el mismo. 

A veces Lilith pensaba que vivía en un mundo de hombres, creado por ellos y para ellos. Algunas otras veces se divertía pensando que también ellos podían albergar y aún creerse esa idea.

En ese mundo de hombres, Lilith había vivido buenos momentos, malos, pésimos y excelentes.

No era un secreto para nadie que Lilith socializaba mucho mejor con los varones que con las féminas, sobre todo si éstas intentaban ser una mala imitación de ella misma. Las otras, las evas, le despertaban a veces pena otras desdén, pero nunca empatía. No había ningún punto de coincidencia con ellas.

Muchas veces se acusaba a Lilith de soberbia, tan sólo por no molestarse en ir más hacia el interior y poner más empeño en analizarla. Con ello algunos verían que era simple seguridad y autoestima, largamente trabajadas y ganadas con justicia. Saber quién era, lo que quería y lo que estaba dispuesta a hacer para lograrlo, para ella era muy simple.

Lilith fue escogida como mujer de un hombre sólo una vez: Adán. Al principio fue un poco como Eva, en el sentido de intentar complacer al hombre en todo lo posible; después de todo lo amaba con tanto... Pero cuando descubrió que el placer de Adán cada vez residía más en hacer de ella una posesión por antojo y no una verdadera compañera, el amor se fue diluyendo y su fuerza interna aumentando en forma de rebeldía.

Para Lilith hay cosas que simplemente no se pueden sacrificar, y la más importante es el amor propio.

Como una gota de agua cayendo constante en la roca, Lilith fue perdiendo el interés y, ante las presiones del Creador por modificar su conducta, prefirió dejarlo todo atrás, con el dolor que implica amar a alguien que no comprende, pero sabiendo que era lo mejor para ella.

Lilith lloró con todo su ser femenino, se rebeló e incluso pensó en claudicar con tal de volver a sentir a Adán entre sus brazos. Pero algo la hizo detenerse..."¿Realmente quiero que mi futuro sea como ese pasado que me hizo partir?" Entonces Lilith, negó con la cabeza, se irguió y no volvió a pensar en ello. Además estaba Eva, la SEGUNDA MUJER, esa que sí estaba dispuesta a poner su frente en el polvo con tal de servir a Adán y al creador; con tal de vivir en El Paraíso. Las razones de Eva a veces intrigaban a Lilith, pero como mujer sabía que ninguna de ellas le significaba amenaza alguna, por el contrario.

Pasó mucho tiempo y aún Lilith difícilmente estaba sola. Muchos hombres se acercaron de diferentes maneras: algunos de rodillas y con la frente al suelo, rindiéndole tributo y ofreciendo hacer de ella una reina. Lilith se dejaba consentir sin prometer absolutamente nada y cuando se aburría de ellos, les deseaba suerte con una sonrisa definitiva que no aceptaba réplica ni apelación alguna.

Otros la desafiaban e intentaban atar su corazón a fuerza de sarcasmos y juegos mentales que ella había aprendido bien. Muchos terminaron totalmente humillados y al caer en su propio juego marchaban resentidos, pero siempre pidiendo más. "Son algo extraño estos hombres" se decía Lilith, mas no todo lo grandiosos que gritan ser. Otros emprendían la graciosa huída a escondidas, antes que terminar suplicando como sus compañeros.

Los había también quienes ostentaban cierto poder e intentaban comprarla. Les costaba demasiado darse cuenta que no poseían la moneda necesaria para poseer a Lilith.

Y los menos que, o bien se aproximaban tendiendo su mano y ofreciendo honestamente su persona, o haciendo que la mente de Lilith se intrigara y después su corazón cayera rendido.

Ante todo ello, la "primera mujer" se dió cuenta que casi siempre había escogido a sus hombres; ya sea como pareja, amantes, compañeros, acompañantes o simples experimentos. Cada hombre en la vida de Lilith había sido seleccionado y una vez cumplida su función, "exhortado" a seguir su camino. Así y no al contrario había sido el proceso.

Muchos de esos hombres se habían acercado a ella como amigos, confidentes, compañeros y permanecido así en su camino; otros prefirieron tomar cualquiera de esos papeles antes que alejarse por completo. Algunos otros optaron por desaparecer de su vida. Pero todos acordes a la voluntad de Lilith...

¿Se enamoró Lilith de otro hombre después de Adán? Claro y aprendió de ello. Sin embargo, aún tiene de dónde elegir y tiempo para seguir haciéndolo.

No muy secretamente Lilith sabe que puede enamorarse de nuevo. Al final del día, es dueña de sí misma y el mundo se sigue poblando. Mientras Adán y Eva trabajen por hacerlo y sufran las consecuencias de "su descuido", Lilith aprovecha su tiempo y juventud en pleno. "Que ellos trabajen mientras yo me divierto" bromea. "Si el Padre Tiempo no se detiene, yo tampoco. Aún existe mucho barro en el mundo como para preocuparse. Y si no, confío en que Adán y Eva seguirán cumpliendo con su trabajo" comenta mientras sonríe maliciosa

Lilith, aún tendida sobre su costado derecho, subió la mirada para captar la entrada de la cueva. La luz se había extinguido nuevamente y la noche había caído.

Normalmente el fastidio la hacía presa como la sensación principal en noches solitarias como esa. Sin embargo, en esta ocasión su mente se encontraba poseída, cosa rara, por una sola serie de pensamientos y todos relacionados con ÉL.

Desde que había decidido abandonarlo, expulsando de su piel el aroma que le había dejado en el último encuentro y su nombre del recuerdo, Lilith había estado bien. Dedicaba su día a aprovechar cada minuto y compartirlo sin egoísmo, pues estaba cierta de que cada momento debe ser único y por ello, vivirse en carne propia, al máximo.

Pensaba, reflexionaba, buscaba soluciones, actuaba y se expresaba con libertad, quería hacer rodar al mundo y así era cada centímetro de lo que la hacía Lilith.

Tomaba lo que se le antojaba y lo que no, simplemente lo ignoraba (no era indispensable con seguridad) o lo desechaba sin importar nada más. "La verdad duele" decía, "pero prefiero una dura verdad que mil mentiras tersas".

La verdad de Lilith era que, ahora que había abandonado el paraíso, debía enfrentarse a seres malignos, creados distintos. Esos que están en esta tierra, no con el objetivo de ofrecer ni dar amor, sino para destruirlo. Esa manera de vivir no era disfrutable para Lilith (la hedonista guerrera le llamaban) y luchaba. Hablaba, explicaba, analizaba, justificaba, argumentaba y hasta gritaba, pero nada de eso era suficiente, como nadar contracorriente, para llegar a puerto seguro.

Luego de Adán, algunos hombres intentaron domar a Lilith; algunos forzándola, otros adorándola como una imagen hermosa pero sin vida. Lo cierto es que ninguno logró avanzar gran trecho a su lado o evitar que se aburriera, pero hoy, ese que también debía haber quedado en el pasado, volvía a la mente de Lilith.

Ella siempre había tomado lo que deseaba sólo por el hecho de poder y querer hacerlo. Pero cuando necesitó consuelo aprendió que para recibirlo, debía ser pedido, así como muchas cosas que no aparecen a simple vista y que suelen estar dentro de las personas; muchas veces sin que ellas se den cuenta.

Estar en malas relaciones con el Creador, tampoco resultaba un día en el parque. Luego de solicitar consuelo y ser colmada de amor fraterno, Lilith se sentía fortalecida, pero algo aún le hacía falta. Ese que no abandonaba la mente de Lilith la distraía.

Un buen día, ese varón en el pasado de Lilith recibió el grito de ayuda. Respondió con la misma necesidad : "Lilith, dame consuelo" y con otra tan conocida: "Abrázame y devora mi cuerpo, soy tuyo".

No era la primera vez que ella recibía esa expresa petición, sólo hoy sintió el deseo imperioso de cumplirla.

Recordaba de él su cuerpo desnudo, el pecho amplio y firme donde solía recostar segura la cabeza; las piernas largas y fuertes, sus brazos infinitos, envolventes y esa boca que parecía un abismo, tan placentero, que perderse en él no parecía mala idea aunque fuera por un breve instante.

Lilith sonrió traviesa. Suavemente levantó de su lecho el cuerpo desnudo. Con la agilidad de un látigo agitó su cabello moviendo grácil el cuello. Enderzó la espalda y salió de la cueva, guiando sus pies descalzos hacia la oscuridad.

Ella sabe que la esencia dulce que emana de su cuerpo es capaz de llegar a los confines del mundo, pero sólo le interesa que sea percibido en un punto específico y aún así, lejano.

Avanza elástica, como fiera en plena caza, y encuentra un claro. Se sienta sobre una piedra, reclina su cuerpo suave sobre uno de sus antebrazos, apoya el rostro en una mano y espera.

Él aparece, desnudo como ella, con esa mirada que penetra el alma pero toma suavemente al mismo tiempo, directo a sus ojos.

Como si quisiera entrar en ella a través de sus pupilas y sin apartar la mirada se detiene. En silencio la recorre completa de un extremo al otro con los ojos; le acaricia y cada recuerdo se vuelve presente. La piel blanca y lozana, los ojos brillantes y grandes, los senos firmes y suaves, las piernas fuertes y torneadas, con esas líneas que lo vuelven loco, la boca pequeña y carnosa, pero sobre todo lo demás ese aroma...

Lilith abandona la roca y avanza lenta hacia él. Juega con su cabello y su boca sugiere una sonrisa. Sus ojos no abandonan los de él en ningún momento, ni siquiera cuando está tan cerca que sus alientos, cada vez más acelerados, se mezclan.

Él tiembla un poco mientras Lilith mete entre su cabello los dedos para acariciarlo. Luego, ella le toma suavemente una mano para colocarla en su cintura, sin apartar de él sus ojos.

ÉL se acerca más y coloca sus labios rozando el cuello de esa primera mujer y, antes de hacer contacto entre la humedad y la piel, le dice quedo: "Te deseo".

Lilith se inclina un poco y ofrece esa larga línea de su cuello a los labios de él, al tiempo que toma su otra mano y la coloca sobre una de sus nalgas para abrazarse a él con fuerza.

Electricidad. Él siente cómo ella se va estremeciendo conforme sus manos van recorriendo primero la suave y torneada espalda, luego los duros y redondos glúteos, después los fuertes muslos pero aún, suaves y cálidos. Le toma suave los hombros y los besa, a la vez que siente cada vez más poderoso ese aroma que se va mezclando con su propia saliva.

Él se separa apenas del cuerpo de ella, sólo lo suficiente para buscar su boca, esa boca que le han dicho que es la condena eterna y que le responde húmeda, entregada y embriagante. Ya nada importa; los labios se tocan, se frotan, se mezclan y, antes de darse cuenta, Lilith sube una pierna a la cadera de él, regalándole el mapa al paraíso verdadero, mientras con las yemas de sus dedos largos y finos, recorre suave la espalda de su compañero.

Él percibe que su cuerpo cosquillea y ya no puede controlarlo. Se siente el hombre más fuerte, el más poderoso. Su cabeza no funciona, sólo el cuerpo que ahora se encuentra húmedo y en tensión.

Sin apenas percatarse, toma por detrás la parte interna del otro muslo de Lilith y la monta sobre su miembro mientras avanza hacia un árbol para poder sostenerse mejor. Ella se deja llevar, pero de tal foma que es la espalda de él la que se apoya en la corteza, al tiempo que sus labios mordizquean y humedecen el cuello y pecho de su amante varón, enardeciéndolo más.

Lilith lanza un suspiro profundo cerca de su oído y él siente que pierde la voluntad por completo; "Sé mía Lilith, dame tu cuerpo. Quiero que seas mía , sólo mía" le dice quedo de nuevo.

Lilith sube y baja rítmicamente mientras sus rodillas aprietan con firmeza las caderas de él y, como animal salvaje0, araña un poco su espalda; el placer se acerca.

Él cierra los ojos; ella gime. Él le acaricia los senos y su lengua juega con ellos, luego embiste. Lilith lo deja hacer mientras lo observa con los ojos entrecerrados y opacos. Arquea hacia atrás la espalda y él aprovecha para penetrarla con más fuerza. ¡Ahhhhhhhhh el paraíso! lo demás no importa. Ambos bailan con sus cuerpos conectados de nuevo y compartiendo el aliento, como antes.

La primera mujer se alimenta de su fuego, lo atraviesa con la mirada y él entrega su esencia en cada movimiento, mientras ambos parecieran abandonar sus cuerpos al servicio del placer. ¡Pobres Adán y Eva, de cuánto se pierden!

Ambos se mueven con más ritmo, sincronizados ahora, iguales. Ella suspira y él gime; ella gime y él suspira. El grito al unísono que desgarra el alma....Y luego el silencio.

Se cortan ambas respiraciones, las miradas se conectan congeladas. Llega la nada y el mundo parece detener su rumbo. El tiempo queda estático y con apenas un hilo de voz Él suplica: "Lilith, sé mía para siempre, sólo mía para siempre".

Ella se detiene. Su mirada se enfría y parece penetrarlo con ella. Apoya las palmas de las manos en el pecho de su compañero y destrenza las piernas. Sus pies se posan firmes otra vez en el suelo y le vuelve la espalda. Mientras tanto, la cadencia de su contoneo y la visión de su cuerpo desnudo alejándose provoca en el amante que un frío vacío lo invada por dentro. Silencio. 

Génesis 1 27. "Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza; lo creó a la imagen de Dios, los creó varón y mujer.28. Y los bendijo, (…)."

El varón se llamó Adán y la mujer Lilith (según consta en la literatura hebrea).

Lilith, la primera esposa de Adán, estaba hecha con "arcilla del mismo suelo", igual que él. Era hermosa, vital, inquieta, inquisitiva… libre… y no disimulaba su risa cuando Adán, todavía un novato en ésto de estar en el Paraíso, se equivocaba o hacía torpezas.

La mirada divertida y burlona de Lilith lo desconcertaba. ¿Cómo se podía reir de él, que estaba hecho a imagen y semejanza de Dios y Dios era perfecto y todo lo hacía bien?

En los primeros tiempos, Adán estaba entusiasmado con esta mujer que le representaba todo un desafío. Pero después se cansó de tener que reflexionar con ella, negociar y llegar a acuerdos en los que en ocasiones, según él, "salía perdiendo"… Además ella no quería estar siempre "abajo", sabía lo que quería y pedía lo que tenía ganas. Era "demasiado" demandante.

Fue por esa época que él se tomó muy en serio lo de "dominen a los peces del mar, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven en la tierra", y comenzó a dar órdenes que Lilith incumplía cuando lo consideraba necesario.

Desalentado, Adán visitaba a Dios y le contaba sus tribulaciones. El Creador, cansado de tantos lamentos, habló con Lilith:

"Adán es un buen muchacho, mira que te tiene paciencia con ese tempramento que tienes, ¿dónde vas a encontrar a otro? Mejor házle caso, obedécelo y todo irá bien para todos."

¿Hacerle caso? ¿Subordinarse a ese "buen muchacho" incapaz de entender que eran diferentes, pero que eso no debía ser precisamente un obstáculo? ¿Obedecer a aquél, reacio a aceptar que una convivencia sin jerarquías, en un plano de igualdad, es mucho más disfrutable que la rutina de mandar y obedecer? No, decididamente NO. Habían sido creados el mismo día y de la misma manera; por lo tanto tenían los mismos derechos.


Así argumentó Lilith y se fue a nadar despreocupada a la cascada, dejando a su paso un delicioso aroma a hierbas y musgo que hizo suspirar al creador.

Indudablemente la "rebeldía" tenía su encanto.

Un día, cansada de los lloriqueos de Adán y de las presiones de Dios, Lilith decidió que el Paraíso no tenía nada de maravilloso y se fue. Así de simple, sin sentir una pizca de remordimiento o de culpa.


Cuentan que le dejó todo a Adán, no se llevó ni una hoja de parra, no le hacía falta. Su desnudez la hacía hermosa y fuerte.

Dios respiró aliviado creyendo que habían acabado todos los problemas, pero no. Adán estaba insoportable; a pesar de toda su cacareada autosuficiencia, la soledad le pesaba. Ya nadie aplaudía lo que hacía, ni le daba las gracias; nadie reía de sus chistes, ni lo cuidaba de noche; no tenía una suave piel a su lado ni esa voz encantadora que lo tranquilizaba. Ni las sumisas ni juguetonas cabras podían sustituir la alegría de Lilith, tampoco la vista de los hermosos y briosos caballos se comparaban con observarla peinar su larga cabellera a contra luz mientras caía la tarde.


La tristeza de Adán conmovió al Creador… Además, quería sacarselo de encima. Había que reconocer que, sin una mujer, ese muchacho se ponía muy fastidioso. Entonces Dios decidió darle una compañera menos "independiente".

Génesis 1 18. Después dijo el Señor Dios: "No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada". (…), con la costilla que había sacado del hombre, el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre.
23. El hombre exclamó: ¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Se llamará Mujer, porque ha sido sacada del hombre".

Cuentan algunos que el principal obstáculo en las relaciones entre Adán y Lilith se presentaba cuando él quería tener sexo con ella y le exigía ponerse debajo, lo que Lilith consideraba una ofensa por ser su igual y se resistía o se negaba de plano a tener relaciones con él en esas condiciones.

Otros, menos magnánimos, comentan que al abandonar el Paraíso, Dios envió a sus ángeles para que convencieran a Lilith de regresar, con el argumento de que "la mujer desea al hombre y ha de seguirle". Pero ella no quiso saber nada de ésto y coo consecuencia de ello cayó sobre su persona una maldición.

Por ello cuentan algunos que se convirtió en un demonio que habitaba en una oscura cueva y que, al poblarse el universo, se dedicaba a encantar a los hombres y atraerlos para ser tomados sexualmente a placer por ella y otras diablezas, sólo para después desecharlos sin pensarlo dos veces, hechos unos verdaderos guiñapos. 

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Tal es la leyenda...






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