¿Existen los vampiros fuera del mundo occidental? ¿Tienen las milenarias
culturas orientales seres que encajan con los vampiros? Al menos en
China parece ser que sí.
La figura del vampiro,
o ser que vuelve de la tumba para atormentar a los vivos, existe desde
el mismo tiempo en que el ser humano comienza a adquirir conciencia.
Tal vez sea para encontrar alguna explicación a diferentes
catástrofes o simplemente por mera sugestión, lo cierto es que el
folclore de casi todos los países cuentan con alguna criatura capaz de
volver del mundo de los muertos para succionar la fuerza vital de los
vivos.
Los vampiros chinos
En el siglo III antes de Cristo, el cronista chino Chi-Wu-Li, recoge
una serie de inquietantes sucesos acaecidos en las cercanías de Pekín,
que tienen como protagonista a una criatura que encaja perfectamente
con los parámetros característicos de un vampiro, el Jiangshi, traducido
literalmente como “cadáver que salta”.
Según la descripción que Chi-Wu-Li hace, este ser posee una fiera y
terrorífica mirada, así como una larga cabellera de color verde, debido a
los hongos acumulados en los sudarios de los muertos.
El Jiangshi, es un fallecido que recobra la vida pero, a diferencia
de otros tipos de vampiros, lo hace como consecuencia de una posesión
demoníaca.
Según las creencias chinas, todo elemento posee dos tipos de sustancias opuestas, el Ying,
el cual hace referencia a la tierra y el Yang que lo hace al cielo.
Siguiendo con esta teoría, cuando una persona muere, parte de su alma se
queda ligada al cuerpo hasta que este se pudre por completo. Se trata
de Po, la cual está formada en su mayor parte por la sustancia Ying.
Es este resto o residuo del alma, o Po, lo que utilizan los demonios
para poseer el cuerpo del difunto y poder así realizar todo tipo de
tropelías.
Cuando un cadáver es habitado por el demonio o Kuei, debe extraer la fuerza vital de sus víctimas para poder seguir manteniéndose en ese estado.
En un principio, esa fuerza vital es extraída del hálito de aquellos
que tienen la desgracia de cruzarse con este monstruo, para lo cual
simplemente les basta con tocarles. No obstante, y como suele suceder,
la influencia venida de occidente ha dado lugar al hecho de que el
alimento del Jiangshi, derive hacia la sangre de sus víctimas.
Para conseguir su propósito, el Jiangshi se sirve de poderes tales como el hipnotismo o la sugestión, así como la transformación en diferentes tipos de animales.
El principal problema que se presenta en la lucha contra esta
criatura, es la materia prima que se le ofrece para que pueda actuar.
Para evitarlo, Chi-Wu-Li, recomienda en sus crónicas que se deje
descomponer el cadáver antes de enterrarlo.
Otra de las soluciones más aceptadas consistía en atar al difunto
para impedir que, aunque poseído, se moviera a sus anchas. Según
Francisco Javier Arries, autor del libro Vampiros, bestiario de ultratumba, esta es una posible razón que explicaría que: “en
numerosas excavaciones arqueológicas muchos cadáveres aparecen con
brazos y piernas atados con fuertes correas de cuero de un modo muy
cuidadoso”.
Es difícil saber a ciencia cierta si alguno de estos seres existió o existe en la actualidad. No hay que olvidar que China
fue un país hermético al mundo hasta hace relativamente poco tiempo y
que, en determinadas zonas rurales, las tradiciones se transmitían de
forma oral, algo similar a lo ocurrido en la zona de los Cárpatos.
Chi-Wu-Li escribió los sucesos acaecidos pero, ¿le llegaron de primera
mano o simplemente recogió relatos contados de padres a hijos?
Existen hipótesis que se niegan a aceptar la existencia de esta
criatura. Así, algunos estudiosos sugieren que los contrabandistas que
operaban por estas zonas inhóspitas del país, utilizaban disfraces de
fantasmas para ahuyentar a las autoridades o que se trata de una
leyenda, según la cual algunos magos podían hacer volar cadáveres hasta
sus hogares para que recibieran una sepultura digna.
Exista o no la figura del Jiangshi, lo cierto es que para la
población china, la figura del vampiro causa furor gracias, en parte, a
las películas producidas en la factoría de Hong Kong,
en las cuales se presenta a los vampiros como una mezcla de las
tradiciones chinas junto con el estereotipo del vampiro clásico creado
en su día por Bela Lugosi.
Como dato curioso que parece reforzar esta mezcolanza de vampiros, cabe destacar que la palabra “Drácula”, es traducida al chino como “Jiangshi chupasangre”.
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