La creencia de que los vampiros que regresaban de sus tumbas existía
previamente en Francia. Pero las leyendas de los vampiros se mezclaban
mucho con las leyendas de los hombres lobos
(loups garou) especialmente en la Francia de la Edad Media. Un ejemplo
de mezclas de leyendas – en las que un hombre lobo era también un ser
vampírico – se dio en la provincia de Normandía.
Este suceso de Normandía se describe en las páginas 107-108 en el
libro de los hombres lobos escrito por Sabine Baring Gould (publicado
por primera vez en 1865, y más recientemente reeditado por Ediciones
Estudio, Ltd., en 1995).
De acuerdo con este libro, un hombre lobo también puede ser el
vampiro de una persona que murió, y que fue maldito a ser un monstruo
eterno porque fue un pecador. Otras leyendas cuentan que estos hombres
lobos vampiros eran en realidad brujas hechiceras que habían hecho pacto con el demonio.
El pueblo francés contaba historias de que la gente iba a buscar a este fantasma vampiro
al cementerio, y cuando abrían su tumba, el vampiro empezaba a aullar
sin control. El monstruo tenía forma de lobo, exhalaba un fétido
aliento, y tenía un aura de resplandor fosforescente.
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