Según la mitología griega, Hiperbórea era una región que se situaba más allá de Tracia, ciudad donde supuestamente vivía Bóreas,
el viento del norte. Se trataba de una tierra mágica donde siempre era
de día y brillaba el sol, y cuyos habitantes, que podían vivir hasta mil
años, eran eternamente felices, libres de la vejez, de la enfermedad y
de la guerra.
Era prácticamente imposible llegar hasta allí, ya que este enigmático paraíso estaba custodiado por poderosas razas de semidioses que cuidaban de los hiperbóreos y era protegido por enormes muros de hielo transparente. Apolo, dios de la luz, era el único que recibía culto en Hiperbórea, donde se marchaba para pasar los largos inviernos. Por eso se supone que los hiperbóreos eran parecidos a él: rubios, altos y hermosos.
Hay muchas leyendas que hablan de los habitantes de estas tierras. Abaris, por ejemplo, era un sacerdote de Apolo hiperbóreo, que se marchó de su país y recorrió el mundo curando a la gente con su magia. El héroe Heracles, al llevar a cabo uno de sus doce trabajos, tuvo que perseguir a la Cierva de Cerinia hasta el país de los hiperbóreos, donde ésta se detuvo y al fin fue capturada.
Otro mitos griegos y romanos parecen referirse también a Hiperbórea. Hesiodo habla de una isla al norte del mundo donde los héroes vivían eternamente, gobernados por Cronos. Otras leyendas mencionan una isla Blanca donde los héroes como Aquiles son llevados después de la muerte. Por otro lado, existe la mítica isla de Thule, situada en el Polo Norte, más allá del mundo conocido por los griegos y romanos.
Existen otros pueblos que tienen mitos que encajan con la leyenda de Hiperbórea. Por ejemplo, los celtas irlandeses cuentan que descienden de un pueblo llamado los Tuatha Dé Danann, los hijos de Dana, que llegaron a las islas Británicas huyendo del naufragio de su civilización agonizante, situada en alguna isla al norte del océano. Los hindúes también hablan de una isla Resplandeciente situada al norte del mundo, donde habitaría el dios Visnú. Los persas, por su parte, pensaban que su raza provenía de una isla situada al norte.
Así que ya se trate de Lemuria, Mu, la Atlántida o Hiperbórea, casi todas las culturas del mundo tienen leyendas que hablan de un continente desaparecido cuyos habitantes poseían una civilización superior.
Los nazis cultivaron una vertiente esotérica que intentaba explicar enigmas tan distintos como el Santo Grial, el Arca de la Alianza o la existencia de la Atlántida. Una de sus leyendas favoritas era la de Hiperbórea, ya que pensaban que la raza aria era descendiente de los dioses rubios, hermosos e inmortales que habitaban al norte del mundo. Según la explicación nazi, Thule sería la capital de esa mítica Hiperbórea.
El filósofo Nietzsche aseguró en algunos de sus libros que era descendiente moral de los hiperbóreos, a los que identifica con su famoso “superhombre”.
Groenlandia e Islandia serían vestigios geológicos de ese fabuloso continente hiperboreal, que disfrutaba de un clima tropical con una vegetación extraordinaria. Los importantes yacimientos de carbón fósil bajo el hielo de estas islas demuestran que allí se desarrolló una exuberante vegetación. Curiosamente, Groenlandia significa “tierra verde”. ¿Quizás este continente existió y no es sólo una leyenda?
Con el tiempo los hiperbóreos emigraron a tierras más meridionales, mezclándose con otras etnias y habitantes de diferentes regiones del planeta, como Islandia. De esta manera lograron sobrevivir a la glaciación del periodo cuaternario. Pero cuando los irlandeses llegaron a Islandia en el año 795 y los vikingos en el año 874, hallaron que la isla estaba despoblada. Posiblemente sus habitantes desaparecieron debido a algún desastre sísmico o volcánico, que les obligó a realizar un éxodo a las tierras continentales de Europa. Otras versiones apuntan que la causa de la huida de su población se debió a un cambio de posición del eje terrestre a causa de la transgresión humana en la ley divina.
“Hiperbórea derrotada”, por Vsevolod Ivanov.
“En el pueblo del príncipe lagarto, un cristal de Hiperbórea”, por Vsevolod Ivanov.
Árbol de Hiperbórea.
Mapa de 1597 confeccionado por Abraham Ortelius, en el que podemos la zona de Hyper Borei (Hiperbórea) en la esquina superior derecha.
Era prácticamente imposible llegar hasta allí, ya que este enigmático paraíso estaba custodiado por poderosas razas de semidioses que cuidaban de los hiperbóreos y era protegido por enormes muros de hielo transparente. Apolo, dios de la luz, era el único que recibía culto en Hiperbórea, donde se marchaba para pasar los largos inviernos. Por eso se supone que los hiperbóreos eran parecidos a él: rubios, altos y hermosos.
Hay muchas leyendas que hablan de los habitantes de estas tierras. Abaris, por ejemplo, era un sacerdote de Apolo hiperbóreo, que se marchó de su país y recorrió el mundo curando a la gente con su magia. El héroe Heracles, al llevar a cabo uno de sus doce trabajos, tuvo que perseguir a la Cierva de Cerinia hasta el país de los hiperbóreos, donde ésta se detuvo y al fin fue capturada.
Otro mitos griegos y romanos parecen referirse también a Hiperbórea. Hesiodo habla de una isla al norte del mundo donde los héroes vivían eternamente, gobernados por Cronos. Otras leyendas mencionan una isla Blanca donde los héroes como Aquiles son llevados después de la muerte. Por otro lado, existe la mítica isla de Thule, situada en el Polo Norte, más allá del mundo conocido por los griegos y romanos.
Existen otros pueblos que tienen mitos que encajan con la leyenda de Hiperbórea. Por ejemplo, los celtas irlandeses cuentan que descienden de un pueblo llamado los Tuatha Dé Danann, los hijos de Dana, que llegaron a las islas Británicas huyendo del naufragio de su civilización agonizante, situada en alguna isla al norte del océano. Los hindúes también hablan de una isla Resplandeciente situada al norte del mundo, donde habitaría el dios Visnú. Los persas, por su parte, pensaban que su raza provenía de una isla situada al norte.
Así que ya se trate de Lemuria, Mu, la Atlántida o Hiperbórea, casi todas las culturas del mundo tienen leyendas que hablan de un continente desaparecido cuyos habitantes poseían una civilización superior.
Los nazis cultivaron una vertiente esotérica que intentaba explicar enigmas tan distintos como el Santo Grial, el Arca de la Alianza o la existencia de la Atlántida. Una de sus leyendas favoritas era la de Hiperbórea, ya que pensaban que la raza aria era descendiente de los dioses rubios, hermosos e inmortales que habitaban al norte del mundo. Según la explicación nazi, Thule sería la capital de esa mítica Hiperbórea.
El filósofo Nietzsche aseguró en algunos de sus libros que era descendiente moral de los hiperbóreos, a los que identifica con su famoso “superhombre”.
Groenlandia e Islandia serían vestigios geológicos de ese fabuloso continente hiperboreal, que disfrutaba de un clima tropical con una vegetación extraordinaria. Los importantes yacimientos de carbón fósil bajo el hielo de estas islas demuestran que allí se desarrolló una exuberante vegetación. Curiosamente, Groenlandia significa “tierra verde”. ¿Quizás este continente existió y no es sólo una leyenda?
Con el tiempo los hiperbóreos emigraron a tierras más meridionales, mezclándose con otras etnias y habitantes de diferentes regiones del planeta, como Islandia. De esta manera lograron sobrevivir a la glaciación del periodo cuaternario. Pero cuando los irlandeses llegaron a Islandia en el año 795 y los vikingos en el año 874, hallaron que la isla estaba despoblada. Posiblemente sus habitantes desaparecieron debido a algún desastre sísmico o volcánico, que les obligó a realizar un éxodo a las tierras continentales de Europa. Otras versiones apuntan que la causa de la huida de su población se debió a un cambio de posición del eje terrestre a causa de la transgresión humana en la ley divina.
“Hiperbórea derrotada”, por Vsevolod Ivanov.
“En el pueblo del príncipe lagarto, un cristal de Hiperbórea”, por Vsevolod Ivanov.
Árbol de Hiperbórea.
Mapa de 1597 confeccionado por Abraham Ortelius, en el que podemos la zona de Hyper Borei (Hiperbórea) en la esquina superior derecha.
Hiperbórea, también conocida como Thule o Última Thule en ciertos
ambientes, es otra tierra perdida del pasado considerada mítica por la
investigación histórica tradicional. La localización geográfica donde se
habría encontrado esta región se sitúa universalmente en el extremo
norte, ya sea en la parte más septentrional del continente asiático, en
Groenlandia o más allá, bajo las aguas heladas del Océano ártico. Un
grupo minoritario sin embargo defiende la teoría de que Hiperbórea no se
encuentra en el mundo de la superficie si no en el interior, formando
parte de la llamada Tierra Hueca.
La leyenda hiperbórea que ha llegado hasta nosotros tiene su origen entre los griegos, que hablan de la tierra "más allá del viento del norte" como un paraíso septentrional poblado por inmortales, donde no existe el invierno. Pero aquellos que aceptan hoy la existencia real de hiperbórea consideran que este es sólo el recuerdo lejano de la existencia de este pueblo que ellos sitúan en una época mucho más antigua, aunque es imposible determinar cuanto. Algunos hablan de un millón o medio millón de años mientras que otros prefieren cifras más modestas relacionadas con el máximo glacial en torno al 114 ooo B.P. que coincidiría también, aproximadamente, con la fecha de la destrucción de Mu-Lemuria.
Sin restos arqueológicos fiables el principal argumento a favor de la creencia en la antigua cultura Hiperbórea es un documento conocido como Libro de Eibon y el lenguaje "hiperbóreo" que diversos iniciados aseguran haber heredado a través de sus maestros desde los tiempos de Eibon o a través de visiones místicas personales. El libro describe la vida de un hechicero hiperbóreo así como diversos hechizos, conjuros e invocaciones y aspectos de la sociedad, cultura y tecnología hiperbóreas. En este texto se habla de dos ciudades principales Commorion y Uzuldaroum y de la raza de seres simiescos llamados voormis. Es posible que estos seres, aunque reducidos a una condición casi animal en los tiempos en que fue redactado el grimorio, poseyeran con anterioridad su propia cultura antecesora, y antecedente, de la hiperbórea. El texto hace continuas referencias a deidades como Tsathoggua (cuyo culto en vida de Eibon estaba prohibido) y la diosa Yhoundeh además de muchos otros seres y entidades míticas. Existen diversas copias del libro de Eibon, completo o en partes, en diversos idiomas, incluso un par de copias fragmentarias en hiperbóreo, guardadas en diversos museos, bibliotecas y colecciones privadas.
Otro libro muy polémico nos cuenta una narración detallada, aunque divergente, de la decadencia y destrucción de Hiperbórea, se trata de The True Secret History of The World escrito por la medium Amelia Dunn presuntamente en estado de posesión. Según esta obra, llena de contradicciones y oscuridades, la causa del enfriamiento del globo y la destrucción de Hyperbórea fue sobrenatural. Este habría sido un proceso iniciado cuando el supremo templo del continente llamado Gorinium fue profanado por una entidad que llama Heca-Emem-Ra o Neb-Ogeroth, La Diosa Negra, que también habría seducido y corrompido al último gran rey del continente, a quien da el nombre de Thot y desvelado terribles secretos mágicos, mucho tiempo antes de la época oscura en que habría vivido Eibon. En otros capítulos del libro Heca-Emem-Ra es identificada con la diosa griega Hécate.
Sea como sea la civilización hiperbórea desapareció dejando pocos restos materiales y escasa influencia en otras culturas. Es posible que algunos descendientes remotos de este pueblo sobrevivieran en Groenlandia al menos hasta el siglo XI, cuando entrarían en contacto con los esquimales y los vikingos. También es posible que un grupo muy pequeño de sacerdotes "puros" (no corrompidos por la maldad de la Diosa Negra) huyeran hacia el sur conservando parte de su antiguo conocimiento.
Hiperbórea aparece también en el esquema mitológico de la teosofía como el hogar de la Segunda Raza Raíz, un pueblo casi completamente espiritual que representaría sólo el primer paso en el descenso hacia la materialidad desde el puro espíritu, que es el motor de la antropogénesis teosófica. Sin embargo esta Hiperbórea de los teósofos se sitúa en un pasado aún más lejano, en torno a los 25 millones de años, por lo que la simple identificación entre ambas "Hiperbóreas" es difícil. Para intentar solventar la aparente incongruencia se ha aventurado que la "Hiperbórea humana" fue producto de un despertar de esos seres espirituales, que poseyeron o controlaron a los humanos, de forma que una Hiperbórea no sería más que el reflejo a través de las eones de la otra. Esto no deja de recordarme, y otros han apuntado en esa misma dirección, al comportamiento de los seres conocidos como Gran Raza o Gran Raza de Yith y su huída a través del tiempo, según cuentan los Manuscrítos Pnakoticos. Por supuesto no se conservan resto material alguno de esta "Hiperbórea Antigua" y toda la información sobre ella ha sido obtenida por medios místicos y es, por tanto, imposible de verificar.
La presencia de estos poderosos entes psíquicos, antiguos, poderosos e incomprensibles para los humanos normales, puede explicar algunos fenómenos misteriosos ocurridos a varias expediciones árticas, como los dramáticos relatos de las expediciones Cavendish de 1879 y 1921 (en lo que la mayoría han dado en interpretar como alucinaciones producidas por las penurias) , y también los testimonios de diversos místicos que aseguran estar en contacto con estos hiperbóreos espirituales por medio de sueños y visiones.
Las intenciones de estas entidades, son un misterio, de alguna manera parecen vinculadas a estas extremas latitudes, quizás sean incapaces de abandonarlas. Las historias también son confusas, mientras algunos hablan de ellos como seres amables que les ayudaron o rescataron en un momento de necesidad otros cuentan historias terroríficas de crueldad y locura en las regiones árticas. En muchas historias en torno a estas manifestaciones aparecen de forma central amuletos y reliquias de "espato de Islandia" una variedad de calcita transparente con peculiares propiedades ópticas de refracción.Una tercera Hiperbórea que habría existido, si hemos de creer a las muy discutidas Crónicas Nemedias, en lo que actualmente es la costa de Finlandia no parece tener conexión con ninguna de las anteriores. Para esta tercera Hiperbórea se suelen dar fechas de entre el 14 000 y el 9 000 a.c.
Los grupos que se han dado en denominar ariosofistas, que combinan las ideas teosóficas con un ideario racista anglogermánico, han crecido mucho en las últimas décadas, especialmente en Alemania y sienten un gran interés por esta leyenda de la mítica tierra septentrional. Para ellos Hiperbórea, o Thule como prefieren llamarla, sería la fuente primera de la civilización occidental y sus habitantes los antepasados de los que descendería la estirpe "aria" germánica. En este ambiente nació la Sociedad Thule cuya influencia en el pensamiento mágico de los nazis no se puede ignorar, como tampoco su interés en corroborar la realidad de estas leyendas.
La leyenda hiperbórea que ha llegado hasta nosotros tiene su origen entre los griegos, que hablan de la tierra "más allá del viento del norte" como un paraíso septentrional poblado por inmortales, donde no existe el invierno. Pero aquellos que aceptan hoy la existencia real de hiperbórea consideran que este es sólo el recuerdo lejano de la existencia de este pueblo que ellos sitúan en una época mucho más antigua, aunque es imposible determinar cuanto. Algunos hablan de un millón o medio millón de años mientras que otros prefieren cifras más modestas relacionadas con el máximo glacial en torno al 114 ooo B.P. que coincidiría también, aproximadamente, con la fecha de la destrucción de Mu-Lemuria.
Sin restos arqueológicos fiables el principal argumento a favor de la creencia en la antigua cultura Hiperbórea es un documento conocido como Libro de Eibon y el lenguaje "hiperbóreo" que diversos iniciados aseguran haber heredado a través de sus maestros desde los tiempos de Eibon o a través de visiones místicas personales. El libro describe la vida de un hechicero hiperbóreo así como diversos hechizos, conjuros e invocaciones y aspectos de la sociedad, cultura y tecnología hiperbóreas. En este texto se habla de dos ciudades principales Commorion y Uzuldaroum y de la raza de seres simiescos llamados voormis. Es posible que estos seres, aunque reducidos a una condición casi animal en los tiempos en que fue redactado el grimorio, poseyeran con anterioridad su propia cultura antecesora, y antecedente, de la hiperbórea. El texto hace continuas referencias a deidades como Tsathoggua (cuyo culto en vida de Eibon estaba prohibido) y la diosa Yhoundeh además de muchos otros seres y entidades míticas. Existen diversas copias del libro de Eibon, completo o en partes, en diversos idiomas, incluso un par de copias fragmentarias en hiperbóreo, guardadas en diversos museos, bibliotecas y colecciones privadas.
Otro libro muy polémico nos cuenta una narración detallada, aunque divergente, de la decadencia y destrucción de Hiperbórea, se trata de The True Secret History of The World escrito por la medium Amelia Dunn presuntamente en estado de posesión. Según esta obra, llena de contradicciones y oscuridades, la causa del enfriamiento del globo y la destrucción de Hyperbórea fue sobrenatural. Este habría sido un proceso iniciado cuando el supremo templo del continente llamado Gorinium fue profanado por una entidad que llama Heca-Emem-Ra o Neb-Ogeroth, La Diosa Negra, que también habría seducido y corrompido al último gran rey del continente, a quien da el nombre de Thot y desvelado terribles secretos mágicos, mucho tiempo antes de la época oscura en que habría vivido Eibon. En otros capítulos del libro Heca-Emem-Ra es identificada con la diosa griega Hécate.
Sea como sea la civilización hiperbórea desapareció dejando pocos restos materiales y escasa influencia en otras culturas. Es posible que algunos descendientes remotos de este pueblo sobrevivieran en Groenlandia al menos hasta el siglo XI, cuando entrarían en contacto con los esquimales y los vikingos. También es posible que un grupo muy pequeño de sacerdotes "puros" (no corrompidos por la maldad de la Diosa Negra) huyeran hacia el sur conservando parte de su antiguo conocimiento.
Hiperbórea aparece también en el esquema mitológico de la teosofía como el hogar de la Segunda Raza Raíz, un pueblo casi completamente espiritual que representaría sólo el primer paso en el descenso hacia la materialidad desde el puro espíritu, que es el motor de la antropogénesis teosófica. Sin embargo esta Hiperbórea de los teósofos se sitúa en un pasado aún más lejano, en torno a los 25 millones de años, por lo que la simple identificación entre ambas "Hiperbóreas" es difícil. Para intentar solventar la aparente incongruencia se ha aventurado que la "Hiperbórea humana" fue producto de un despertar de esos seres espirituales, que poseyeron o controlaron a los humanos, de forma que una Hiperbórea no sería más que el reflejo a través de las eones de la otra. Esto no deja de recordarme, y otros han apuntado en esa misma dirección, al comportamiento de los seres conocidos como Gran Raza o Gran Raza de Yith y su huída a través del tiempo, según cuentan los Manuscrítos Pnakoticos. Por supuesto no se conservan resto material alguno de esta "Hiperbórea Antigua" y toda la información sobre ella ha sido obtenida por medios místicos y es, por tanto, imposible de verificar.
La presencia de estos poderosos entes psíquicos, antiguos, poderosos e incomprensibles para los humanos normales, puede explicar algunos fenómenos misteriosos ocurridos a varias expediciones árticas, como los dramáticos relatos de las expediciones Cavendish de 1879 y 1921 (en lo que la mayoría han dado en interpretar como alucinaciones producidas por las penurias) , y también los testimonios de diversos místicos que aseguran estar en contacto con estos hiperbóreos espirituales por medio de sueños y visiones.
Las intenciones de estas entidades, son un misterio, de alguna manera parecen vinculadas a estas extremas latitudes, quizás sean incapaces de abandonarlas. Las historias también son confusas, mientras algunos hablan de ellos como seres amables que les ayudaron o rescataron en un momento de necesidad otros cuentan historias terroríficas de crueldad y locura en las regiones árticas. En muchas historias en torno a estas manifestaciones aparecen de forma central amuletos y reliquias de "espato de Islandia" una variedad de calcita transparente con peculiares propiedades ópticas de refracción.Una tercera Hiperbórea que habría existido, si hemos de creer a las muy discutidas Crónicas Nemedias, en lo que actualmente es la costa de Finlandia no parece tener conexión con ninguna de las anteriores. Para esta tercera Hiperbórea se suelen dar fechas de entre el 14 000 y el 9 000 a.c.
Los grupos que se han dado en denominar ariosofistas, que combinan las ideas teosóficas con un ideario racista anglogermánico, han crecido mucho en las últimas décadas, especialmente en Alemania y sienten un gran interés por esta leyenda de la mítica tierra septentrional. Para ellos Hiperbórea, o Thule como prefieren llamarla, sería la fuente primera de la civilización occidental y sus habitantes los antepasados de los que descendería la estirpe "aria" germánica. En este ambiente nació la Sociedad Thule cuya influencia en el pensamiento mágico de los nazis no se puede ignorar, como tampoco su interés en corroborar la realidad de estas leyendas.
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