lunes, 4 de junio de 2012

Ed Gein.

El caso que se dispone usted a leer, contiene material y fotografías bastante fuertes sobre el caso de Ed Gein, el carnicero de Plainfield, que inspiró a películas como "Psicosis", ?La matanza de Texas? o la novela (y posteriormente película) "El silencio de los corderos". Un material sin duda indispensable para entender el caso. Por eso, pido disculpas a los lectores más sensibles.
Ed Gein, el carnicero de Plainfield.
Ed Gein, el carnicero de Plainfield nació el 26 de agosto de 1906.  Gein vivió solo desde la muerte de su madre en 1945, haciendo diversos trabajos para todo el pueblo, sobre todo en el aserradero. Anteriormente (y como suele suceder en estos casos) había sufrido malos tratos de su padre, que se emborrachaba y desencadenaba grandes peleas en la familia.
Pero el caso (criminológicamente hablando) comienza en 1954, cuando un granjero de Plainfield (Wisconsin) entró en la taberna de los Hogan, topándose con la gran sorpresa de que el suelo de madera estaba encharcado de algo que parecía ser sangre.  Mary Hogan, la propietaria, había desaparecido.
Cuando el sheriff llegó al lugar, comenzaron los interrogantes. Para empezar, la caja registradora estaba llena, por lo que no se trataba de un robo. Además, no había señales de lucha como podrían indicar vasos rotos, o taburetes por el suelo. Cuando unos días más tarde, Ed Gein se acerca al aserradero, el propietario de este le comenta a Gein que habían raptado a Mary Hogan, y que estaba desaparecida, este respondió: ?No está desaparecida. La tengo en mi granja?.
La prensa de la época se hizo eco de los terribles hechos.
Sin embargo, no lo tomó en serio ya que Ed Gein era una persona excéntrica que solía contestar a todo con ironías y salidas de tono. El sábado 16 de noviembre de 1957, cuando Bernice Worden se dispuso a abrir la ferretería del pueblo, de la que era propietaria, no sabía que su vida cambiaría radicalmente desde aquel día.
Ed Gein, el vecino del que nadie sospecharía, entró por la puerta y pidió un anticongelante. Bernice lo apuntó en el libro de contabilidad, se introdujo en el almacén para buscar dicho material, cuando salió solo fue consciente de una cosa. Ed Gein la apuntaba con su viejo rifle de caza. Y sin tener tiempo para gritar o pedir auxilio, la bala salió del cañón y quedó incrustada en la cabeza de Bernice Worden.
Ed Gein se metió en el mostrador, cargó con el cuerpo de la propietaria y lo metió rápidamente en su furgoneta, tratando de no ser vista por ningún testigo. Entonces se marchó del lugar? Pero su astucia de lobo quedó nublada por el error que cometió. En el libro de contabilidad quedaba constancia de que él había sido el último cliente. El auténtico terror comienza entonces para los dos oficiales de policía que realizan un registro en la casa del asesino, mientras otros dos se encargan de arrestarlo y llevárselo del lugar.
Parte del museo del terror con el que se toparon los dos oficiales de policía aquella tarde...
Cuando uno de los policías entra en la casa, queda marcado para siempre por lo que ve y siente en ese lugar. Desde el primer momento un olor horrible acompaña a estos dos agentes. Además, una cantidad exagerada de moscas rompe el silencio de la casa. Cuando uno de los dos policías continúa avanzando, siente cómo algo choca contra su hombro. Y al darse la vuelta, al girar sobre sus pasos, se arrepentiría para siempre de haber entrado en el lugar ya que colgado de un gancho del techo por los pies, decapitado y abierto en canal yacía el cadáver de quien posteriormente sería reconocida como Bernice Worden, propietaria de la ferretería, y última víctima de Ed Gein.
Cadáver de Bernice Worden.
Cadáver de Bernice Worden.
Los dos agentes salieron del lugar con rapidez, para no vomitar en el escenario de un crimen. Y tras recuperarse del shock, pidieron ayuda por radio. Cuando llegó el resto de patrullas, se descubrió que solo aquel sería habitable para una persona enferma. Basura, excrementos, revistas pornográficas y de anatomía, o tazas con chicles pegados en ellas eran parte del macabro escenario. Pero aquello no era nada comparado con lo que verían después.
Auténticos cráneos yacían en la cocina, partidos por la mitad para ser utilizados como cuencos. Una de las sillas del lugar estaba forrada con piel humana. Pero las lámparas, los mangos de los cuchillos o incluso un chaleco eran también del mismo material? Piel humana. En la habitación de Gein se descubrió la cabeza de Bernice Worden, rodeada de máscaras hechas también con piel (esta vez de la cara), y con pelo auténtico.
La única habitación de la cara que no parecía ?decorada? dentro de aquel museo de los horrores, era la habitación de su madre, que según aseguró Gein posteriormente, quedó intacta tras su muerte debido a que pudo comunicarse con ella después de muerta durante un año.
Cementerio de Plainfield, de donde Gein extrajo nueve cadáveres.
En uno de los juicios de 1968, Gein solo reconoció dos asesinatos? El resto de material que había utilizado para su particular museo, procedía de cadáveres que él mismo había desenterrado del cementerio. Nueve cadáveres fueron utilizados para la decoración del lugar.
Ed Gein, tras uno de los juicios.
Aseguró además que aspiraba a realizarse (él mismo) un cambio de sexo, quería convertirse en mujer, fascinado por este tipo de operaciones. Finalmente, es internado en un psiquiátrico, como trastornado mental debido probablemente a las fuertes palizas y a la educación de su madre. Confesó además que aspiraba a abrir su casa como museo de los horrores.
Fallece el 28 de julio de 1984 por una insuficiencia respiratoria, y como paciente modelo. Sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, al lado de los restos de su madre.
Y su furgoneta, fue vendida bajo el lema "¡Compre la furgoneta de Ed Gein, donde transportó los cadáveres para su museo del horror!". Debemos preguntarnos, ¿el único enfermo aquí fue Ed Gein? ¿Y qué pasa con el vendedor de su furgoneta? O peor aún? ¿qué pasa con el comprador?
Ed Gein, tras uno de los juicios. 

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