Istar,
Ishtar, Ashtar, Astoret, Astarté… Diferentes nombres para una misma diosa que
reinó en el panteón semítico antes de la llegada del dios único de los
hebreos. Una diosa cuyos atributos son la media Luna y una estrella o un disco y
que se representa, en algunas ocasiones, con dos cuernos, ya que en un principio
se la adoraba con la figura de vaca. Astarté, una divinidad femenina muy fuerte
y significativa, dimana directamente de la Luz: su nombre deriva de Aster,
estrella de la mañana; en Fenicia, donde se ubicó el centro principal de culto
a esta diosa, era considerada también diosa del planeta Venus (“el lucero del
alba”).
Como
en tantas otras ocasiones, los historiadores explican nuestro pasado desde una
vertiente masculina y el caso de las diosas semíticas no es una excepción, el
dios siempre aparece. Hace más de tres mil años, los fenicios de Biblos -según
afirman documentos egipcios- honraban a una diosa cuyo nombre verdadero se
escondía bajo el título de Baalat o “Señora” de Biblos. En inscripciones
reales fenicias posteriores se asocia a la diosa un Baal o “Señor” de la
ciudad. Nacía así una divinidad completa formada por dos partes
complementarias e inseparables, dual y perfecta. La mitología semítica recogió
muchas influencias y, obviamente, desarrolló un panteón donde sus dioses y
diosas desarrollaban grandes batallas y donde las diosas eran las más belicosas
y sedientas de sangre… En los textos de Ras-Shamra, la antigua Ugarit, quedan
reflejadas las influencias externas a la cultura semítica (sumerias, babilónicas,
egipcias, egeas…) y en ellos conocemos las relaciones entre los dioses y sus
características. Nos enteramos así de que el dios El engendra con dos mujeres
toda una dinastía divina y que su hijo Yam tiene problemas con un belicoso Baal
al que acompañan dos diosas: Anat, guerrera y violenta, y Astarté, que
proclama a Baal como nuevo rey. Anat y Astarté llegan a confundirse al
seguirles la pista en los antiguos textos, ya que en un momento determinado Baal
(el becerro) se une a Anat que toma forma de novilla (¿Astarté en su forma
animal?). En todo caso, la importancia de las diosas semíticas es fundamental,
ya que de ellas emana la vida y son fuente de fecundidad y erotismo.
Astarté,
como Istar, era la diosa de la Luna y del planeta Venus, era llamada por los
profetas judíos “Reina de los Cielos” (Meleket-has-Samaïm), y esposa del
Sol, o el “Rey de los Cielos” (Baal-Samaïm), es decir, la verdadera
soberana del mundo, la diosa-naturaleza. Y como reina exigía sacrificios de sus
súbditos. La sangre, parte esencial para la vida, era ofrecida a la diosa
“oscura” con la muerte de palomas, otro de los animales relacionados con
ella.
En
todo el Mediterráneo se erigieron templos en honor de Astarté y en ellos se
representa a la diosa de diversas formas: en Cerdeña la encontramos con la
forma de una mujer, con la cabeza cubierta a la forma egipcia, con una túnica
larga, sosteniendo con las dos manos el disco lunar; en Chipre se han hallado
muchas figuras de la diosa en la que está representada de pie, completamente
desnuda y con las manos encima del vientre, o sosteniéndose los senos, y también
en la actitud de cubrirse senos y pubis con las manos.
El
culto a Astarté, aunque varía en algunos detalles según los lugares, tiene
como nexo de unión su relación con la sangre ya citada. Los antiguos judíos,
bajo el nombre de Ascherot o Aschera, sacrificaban vidas humanas en su honor,
aunque en la mayor parte de la cuenca mediterránea se utilizaba la sangre de
animales para honrarla. De lo que no queda ninguna duda es de que Astarté, la
diosa-madre, es la diosa del fuego y la luz, la señora de los astros,
la diosa de la fecundidad que incluso llegó a representarse en forma de
piedra cónica, haciendo una clara alusión al falo (de nuevo, la dualidad, que
en este caso llegó a templos donde el erotismo y el sexo eran los protagonistas
y mediante los cuales se honraba a la diosa, llegándose incluso en templos
chipriotas a entregar a las doncellas agregadas al culto un falo, para
incentivar la masturbación propia y hacia las demás doncellas). Astarté
pertenece a las dinastías de los grandes dioses antiguos, anteriores a las
grandes religiones, y potencia la vida a través de la sabiduría (simbolizada
por el delfín, otra de sus representaciones). Fue la primera diosa “oscura”
en relacionarse con la sangre y, porqué no, la primera diosa-vampira del mundo
occidental.
La diosa Astarté en la Biblia hebrea |
Astarté, o "Aseras", como se la conoce en hebreo, esposa de Il y madre de Baal, es la diosa de la fertilidad en el Panteón cananeo. Uno de los signos de esta diosa era un árbol, probablemente uno grande. El motivo por el que vamos a tratar este tema hoy, es que en el último Seminario en línea, uno de los alumnos me pidió que hable sobre esta diosa y para mí, las preguntas de los alumnos son siempre un motivo para profundizar el texto. Después que Moisés esculpió las dos tablas por segunda vez, hay un fragmento que habla sobre un pacto entre Dios y el obstinado pueblo de Israel en Éxodo 34:10-14.
"וַיֹּאמֶר, הִנֵּה אָנֹכִי כֹּרֵת בְּרִית, נֶגֶד כָּל-עַמְּךָ אֶעֱשֶׂה נִפְלָאֹת, אֲשֶׁר לֹא-נִבְרְאוּ בְכָל-הָאָרֶץ וּבְכָל-הַגּוֹיִם; וְרָאָה כָל-הָעָם אֲשֶׁר-אַתָּה בְקִרְבּוֹ אֶת-מַעֲשֵׂה יְהוָה, כִּי-נוֹרָא הוּא, אֲשֶׁר אֲנִי, עֹשֶׂה עִמָּךְ. שְׁמָר-לְךָ--אֵת אֲשֶׁר אָנֹכִי, מְצַוְּךָ הַיּוֹם; הִנְנִי גֹרֵשׁ מִפָּנֶיךָ, אֶת-הָאֱמֹרִי וְהַכְּנַעֲנִי, וְהַחִתִּי וְהַפְּרִזִּי, וְהַחִוִּי וְהַיְבוּסִי. הִשָּׁמֶר לְךָ, פֶּן-תִּכְרֹת בְּרִית לְיוֹשֵׁב הָאָרֶץ, אֲשֶׁר אַתָּה, בָּא עָלֶיהָ: פֶּן-יִהְיֶה לְמוֹקֵשׁ, בְּקִרְבֶּךָ. כִּי אֶת-מִזְבְּחֹתָם תִּתֹּצוּן, וְאֶת-מַצֵּבֹתָם תְּשַׁבֵּרוּן; וְאֶת-אֲשֵׁרָיו, תִּכְרֹתוּן. כִּי לֹא תִשְׁתַּחֲוֶה, לְאֵל אַחֵר: כִּי יְהוָה קַנָּא שְׁמוֹ, אֵל קַנָּא הוּא."
«Entonces Dios contestó: "Voy a hacer un pacto. Delante de todo tu pueblo haré maravillas que no se han hecho en toda la tierra ni en ninguna de las naciones. Y todo el pueblo en medio del cual habitas verá la obra del SEÑOR, porque es cosa temible la que haré por medio de ti. Observa lo que te mando hoy: Voy a echar de delante de ti a los Amorreos, a los Cananeos, a los Hititas, a los Ferezeos, a los Heveos y a los Jebuseos. Cuídate de no hacer pacto con los habitantes de la tierra adonde vas, no sea que esto se convierta en tropezadero en medio de ti. Ustedes derribarán sus altares, quebrarán sus pilares sagrados y cortarán sus Aseras. No adorarás a ningún otro dios, ya que el SEÑOR, cuyo nombre es Celoso, es Dios celoso."»Este Dios celoso quiere que su pueblo lo adore solo y exclusivamente a Él, ya que la verdad debe revelarse en un juicio. Por lo tanto, no acepta ningún rito a otros dioses. Dios sabe que hay personas que creen en estos dioses, tal como lo dice en los Diez Mandamientos. No obstante, desea ser el único. "Aseras" aparece aquí como una de los deidades que el pueblo de Israel tiene que evitar cuando entre a la Tierra Prometida (ver también Deuteronomio 7:5, 12:3, 16:21). En el libro de los Jueces hay una introducción que explica el círculo del pecado que se repite a lo largo de todo el libro. El primer ejemplo del círculo del pecado comienza con los pecados de los israelitas que entraron a la Tierra Prometida y fueron influenciados, tal como podemos leer en el próximo fragmento:
"וַיַּעֲשׂוּ בְנֵי-יִשְׂרָאֵל אֶת-הָרַע בְּעֵינֵי יְהוָה, וַיִּשְׁכְּחוּ אֶת-יְהוָה אֱלֹהֵיהֶם; וַיַּעַבְדוּ אֶת-הַבְּעָלִים, וְאֶת-הָאֲשֵׁרוֹת. וַיִּחַר-אַף יְהוָה, בְּיִשְׂרָאֵל, וַיִּמְכְּרֵם בְּיַד כּוּשַׁן רִשְׁעָתַיִם, מֶלֶךְ אֲרַם נַהֲרָיִם; וַיַּעַבְדוּ בְנֵי-יִשְׂרָאֵל אֶת-כּוּשַׁן רִשְׁעָתַיִם, שְׁמֹנֶה שָׁנִים. וַיִּזְעֲקוּ בְנֵי-יִשְׂרָאֵל אֶל-יְהוָה, וַיָּקֶם יְהוָה מוֹשִׁיעַ לִבְנֵי יִשְׂרָאֵל וַיֹּשִׁיעֵם--אֵת עָתְנִיאֵל בֶּן-קְנַז, אֲחִי כָלֵב הַקָּטֹן מִמֶּנּוּ. וַתְּהִי עָלָיו רוּחַ-יְהוָה, וַיִּשְׁפֹּט אֶת-יִשְׂרָאֵל, וַיֵּצֵא לַמִּלְחָמָה, וַיִּתֵּן יְהוָה בְּיָדוֹ אֶת-כּוּשַׁן רִשְׁעָתַיִם מֶלֶךְ אֲרָם; וַתָּעָז יָדוֹ, עַל כּוּשַׁן רִשְׁעָתָיִם. וַתִּשְׁקֹט הָאָרֶץ, אַרְבָּעִים שָׁנָה; וַיָּמָת, עָתְנִיאֵל בֶּן-קְנַז"
«Los Israelitas hicieron lo malo ante los ojos del SEÑOR, y olvidaron al SEÑOR su Dios, y sirvieron a los Baales y a las imágenes de Asera (deidad femenina). Entonces se encendió la ira del SEÑOR contra Israel, y los vendió en manos de Cusán Risataim, rey de Aram Naharaim (Mesopotamia). Y los Israelitas sirvieron a Cusán Risataim por ocho años. Cuando los Israelitas clamaron al SEÑOR, el SEÑOR levantó un libertador a los Israelitas para que los librara, a Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb. Y vino sobre él el Espíritu del SEÑOR, y juzgó a Israel. Cuando salió a la guerra, el SEÑOR entregó en su mano a Cusán Risataim, rey de Mesopotamia, y su poder prevaleció sobre Cusán Risataim. La tierra tuvo descanso por cuarenta años. Y murió Otoniel, hijo de Quenaz.» (Jueces 3:7-11)Unas de las deidades que adoraban eran a la madre y al hijo, Astarté y Baal. Estas dos deidades eran las que más influenciaban a los israelitas y a sus líderes. A esta altura, Dios deseaba perdonar los pecados, darle una segunda oportunidad a su joven pueblo. Pero como el círculo del pecado no se había quebrado, no tenía ninguna otra opción. El pueblo de Israel debía ser castigado. Primero le correspondió al pueblo del reino del norte que fue llevado al exilio por los Asirios en el año 722 AEC por haber adorado a otros dioses, en particular a la madre y al hijo (ver 1 Reyes 16:33 o 2 Reyes 17:10). Los pecados tampoco se detuvieron en el reino judío. Sin duda el peor pecado en la relación entre Dios y su pueblo ocurrió en la época de Menasés, tal como se describe en 2 Reyes 21:1-3,7.
"בֶּן-שְׁתֵּים עֶשְׂרֵה שָׁנָה, מְנַשֶּׁה בְמָלְכוֹ, וַחֲמִשִּׁים וְחָמֵשׁ שָׁנָה, מָלַךְ בִּירוּשָׁלִָם; וְשֵׁם אִמּוֹ, חֶפְצִי-בָהּ. וַיַּעַשׂ הָרַע, בְּעֵינֵי יְהוָה--כְּתוֹעֲבֹת, הַגּוֹיִם, אֲשֶׁר הוֹרִישׁ יְהוָה, מִפְּנֵי בְּנֵי יִשְׂרָאֵל. וַיָּשָׁב, וַיִּבֶן אֶת-הַבָּמוֹת, אֲשֶׁר אִבַּד, חִזְקִיָּהוּ אָבִיו; וַיָּקֶם מִזְבְּחֹת לַבַּעַל, וַיַּעַשׂ אֲשֵׁרָה כַּאֲשֶׁר עָשָׂה אַחְאָב מֶלֶךְ יִשְׂרָאֵל, וַיִּשְׁתַּחוּ לְכָל-צְבָא הַשָּׁמַיִם, וַיַּעֲבֹד אֹתָם.... וַיָּשֶׂם, אֶת-פֶּסֶל הָאֲשֵׁרָה אֲשֶׁר עָשָׂה--בַּבַּיִת, אֲשֶׁר אָמַר יְהוָה אֶל-דָּוִד וְאֶל-שְׁלֹמֹה בְנוֹ, בַּבַּיִת הַזֶּה וּבִירוּשָׁלִַם אֲשֶׁר בָּחַרְתִּי מִכֹּל שִׁבְטֵי יִשְׂרָאֵל, אָשִׂים אֶת-שְׁמִי לְעוֹלָם"
«Menasés tenía doce años cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hepsiba. Hizo lo malo ante los ojos del SEÑOR, conforme a las abominaciones de las naciones que el SEÑOR había desposeído delante de los Israelitas. Porque reedificó los lugares altos que su padre Ezequías había destruido; levantó también altares a Baal e hizo una Asera (deidad femenina), como había hecho Acab, rey de Israel, y adoró a todo el ejército de los cielos y los sirvió. Edificó además altares en la casa del SEÑOR, de la cual el SEÑOR había dicho: "En Jerusalén pondré Mi nombre."» Haber cambiado la casa que se construyó en nombre de Dios por una casa para otros dioses, especialmente en la casa de Astarté y Baal, fue un pecado del que no se podían arrepentir tan rápido. Haber puesto la imagen de Astarté en un lugar y en una religión en la que no se pueden crear imágenes era inadmisible. No obstante, el castigo del exilio dio lugar a un nuevo pacto y según algunos, a un nuevo judaísmo. Este tema será tratado en el próximo boletín. También tengo pensado escribir un blog sobre las inscripciones que se encontraron en "kuntilat 'ajroud", donde aparecen juntos el nombre de Astarté y el del Señor. Que Dios los bendiga a todos, continúen disfrutando del Hebreo Bíblico. Eli |
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