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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Pasaporte al infierno

Ha de ser una tarde magnífica allí en la tierra. Seguro habrá paredes pintadas a manotazos de cal iluminadas de un reflejo púrpura. Tal vez se abra la ventana de un balcón que hacía tiempo no se abría y el ruido de los herrajes secos no llegue siquiera a importunar a los empleados de la morgue o a los piadosos sepultureros.

Descendí. Si algo no defraudó mis convicciones fue que el infierno estaba abajo. Si algo no desmintió mis temores disfrazados de certezas que no me inquietaban, fue que hacia allí iba.
Encendí un cigarrillo en ese camino sin tiempo y reconocí esto último porque todas las pitadas eran siempre una primera. El infierno es el olvido, pensé dándole motor a una lógica que creí irrebatible en algún pasaje de mi adolescencia. Descendí hasta que ya no descendí más, o al menos dejé de percibir el descenso.
Si mucho me había costado imaginar las puertas del cielo, cuestión a la que dedique quizás muy pocos pensamientos, más habíame costado imaginar las del infierno. Las puertas infernales sí merecieron noches de desvelo, sin embargo, si eran esas, poco se asemejaban a la huella febril de mí nunca vívido recuerdo.
No había remolinos de fuego abrasador, tampoco aldabas de hierro corroído colgando como últimas palabras de rostros indescriptibles. No deambulaban seres desmesurados en formaciones ni gestos. No había crudos alaridos desgarradores y taladrantes. Mi garganta no sentía la presencia de vapores cáusticos, ni danzaban ante mi impotencia diáfanas hembras bífidas de exuberante naturaleza.
Podría bien haber pensado que aquel lugar era una artimaña del decano de los reinos infernales; un requilorio infame de la burocracia de las cortes de Belzebú. Sin embargo no traté de reconocer el lugar por todo lo que no era; reconocí en esa llanura sin clima, sin tiempo, sin referencia, al infierno.
Y dónde estaba Dante, todos los profetas, Goethe, los pintores renacentistas, Rimbaud y los niños que se juntaban en la esquina del empedrado y la farmacia a decir que habían visto al diablo entrar al cabaret. Al menos pretendí la presencia de Aqueronte, algún perro negro, una ráfaga de calor sofocante, que mi nariz se conmoviera por el olor a azufre. Renuncié a que ojos encendidos de muerte confirmen mi sentencia, pero pretendí al menos una mínima consternación, un filo frío de humedad partiendo mi espalda al medio.
Nada de eso paso. Pensé en el rostro de quien llegando al paraíso hubiérase sentido unido a mí por el mismo sentimiento. Si el infierno no era infierno (al menos como occidente creía debía serlo), se regodeaba en mi desazón la humana piedad de que el paraíso no fuera paraíso. Quizás mi espera, y la espera de ese otro, sólo error extremo. Qué peor paga podría esperarse del pecado; la ignorancia absoluta, el siquiera reconocimiento de la fe, inesperada aunque latente, de un instante de insignificante arrepentimiento que constara en reconocer los momentos en que uno pudo quizás elegir.
Corrió una brisa de ninguna parte hacia la nada y seguí fumando mi cigarrillo cuya toda pitada era siempre la inicial. Pensé en algo y lo olvidé; entonces volví a pensarlo para volver a olvidarlo. Así cada breve pensamiento tenía el gusto del primero; nunca se enlazaban, era el mismo siempre efímero y circular. Nacía y moría, y seguido resurgía de la nada sin la memoria de haber existido.
Me encontré allí sin nombre y sin cuerpo, sin pasado ni futuro, sin relación alguna con lo que en la tierra llaman tiempo. Como un turista en medio de la soledad más absoluta, esperando sentir que el lugar se definiera de una vez, a lo largo de una espera que tenía demasiado en común con lo efímero para ser eterno y demasiado con lo eterno para percibir lo pasajero.
Un día me fue simple comprender lo terrestre puertas adentro del cementerio; nunca hubiera imaginado que fuera justo eso lo que hiciera tan complejo reconocerme en aquel sitio puertas afuera de lo terrestre. 


Abraxhas para el coro de niños muertos Octubre 2011.   

  
 
 
 




Proyecto infernalia..por que esa casita llamada infierno es real

El demonio si existe ¿Qué es y donde Está el Infierno?



TEXTOS:

1-Visión del infierno de (santa) Faustina Kowalska

Sin palabras ....
Link : http://lasteologias.wordpress.com/20...tina-kowalska/


2-Advertencias desde el mas alla ( Exorcismo Real )
Los demonios declaran: "Si alguien no quiere creerlo, nosotros estaremos contentos" (25, 4,1977)."Ella (la Virgen) y la Santisima Trinidad hacen decir que es triste que tengan que relatar tanto por medio de los demonios, porque no se cree a las almas privilegiadas" (13, 7,1977)

Link: http://www.mediafire.com/?x2267s7wn5h7bpn

3-Sor Josefa Menendez y sus descensos al infierno
Descenso real de una monja que se llama Sor Josefa menendez al infierno en donde se puede leer con total detalle lo que ella veía “dentro del infierno” y experimentaba al estar allí abajo.

Link:
http://www.mediafire.com/?voj5ql29gfpj043

4- San Bosco y su relato sobre como es el infierno

Relato completo que muestra a las almas condenadas y los sufrimientos


   

 

Duérmete niño, duérmete ya,
que cuando nazcas, mami te matara.
Eres el odioso recuerdo de un hombre, una playa, una noche
de noviembre,
el oleaje blanco te transporto de la oscuridad a mi vientre;
quiero olvidar, pero tu creces devorándome por dentro,
no me importa lo que opine el cielo
apenas tu cabeza asome entre mis piernas, la cortare.


Mami ¿esa es tu voz?
¿del mismo vientre que me alimenta fluyen tus amenazas?
Mamila linda yo no te dije que te acostaras con papa
yo vivía en paz en el espacio.
Y ahora floto dentro de tu matriz y me gusta;
pero mama, lo que quieres hacer conmigo esta my mal,
así que voy a pensar como evitarlo.


Oh tal vez sea mejor ahorcarte con tu cordón umbilical:
no, puede romperse, mejor lo haré con las cintas rosas
de mi vestido de quince años.
Puedo sentir como pateas mi vientre y mis sueños.
Dulce bebe mi vida es solo mía,
este viaje solo lleva a un pasajero que soy yo:
los polizontes son arrojados al océano de ninguna parte.


El tiempo transcurre...
Ahora soy consciente de cada parte de mi cuerpo.
Todo es tan frágil, y al mismo tiempo tan moldeable...
si tu pudieras ver, mama, como logro a voluntad las transformaciones,
te sorprenderías, estarías orgullosa de mi...


Solo faltan dos meses.
¿No te alegra? dos meses para tu ejecución;
mi vagina será tu cadalso, niño mi,
oyendo a Cri, cri afilo el cuchillo para tu ejecución


Mamita siempre tan estúpida,
lo fuiste para abrir las piernas y ahora para abrir la boca.
¿No se te ocurre pensar, perra, que estoy al tanto de tus planes?
Ah, si pudieras ver como yo, con los ojos de papa,
como crecen mis garras, mis colmillos y mi furia...


Los dolores me golpean como las olas de aquella noche,
pero cada contracción me hace reír como hiena.
Exalto al reloj biológico que te aproxima a tu muerte:
el dolor es placer, aunque para ti, hijo mío,
el dolor será lo primero y lo ultimo que te daré.


Deja de amenazarme, idiota, y prepárate.
Todos mis dientes están formados.
Mi pecho se ha expandido, mi cráneo se ha agrandado:
soy tu hijo, echo a imagen y semejanza de ti.
Nueve meses de tu odio m e nutrieron al máximo,
y ahora que al fin se abre el cuello de tu matriz
iré a tu encuentro para que me tomes en tus brazos.


¡Sal de mi cuerpo! ¡Nunca fuiste bienvenido!
¡Tampoco tu!
¡Estoy lista para despedazarte!
¡Y yo para arrancarte la lengua! ¡Sal de mi ahora! ¡Soy libre!
Todavía no, mami...
¿Qué? ¿Tu ablaste? ¡No puede ser!
Al fin me escuchas...
¡Dios mío!
No, no es tu Dios.


¡Vete, monstruo! ¡Aléjate!
Sientes mis garras, mami...
¡Muérete ya maldito! ¡Muérete!

(Y la mujer llora al contemplarse a si misma, bañada en la sangre de
su hijo moribundo)


¿Que pasa, estúpida? ¿Porque lloras?
Perdóname, Dios. ¡Perdóname!
¿Que? ¿Ahora te arrepientes?
No debí hacer esto. Perdóname, Dios...
¡Cállate!
Hijo, perdóname... Debí espérate con amor... Debí entender que eras
una bendición...
Madre, tu no eres digna de que vengas a mi. Una palabra bastara
para escupirte...



(Y con la muerte se extinguen las voces) 






 

viernes, 15 de junio de 2012

Tan cerca del cielo y del infierno, tocando el tiempo

En los laberintos de la literatura existen algunos Cielos que son, en rigor, más perturbadores que el infierno.

En general, las religiones occidentales tienden a explicar el Cielo como un lugar en donde el hombre justo encuentra la completa satisfacción de sus deseos. Ahora bien, son muchos los autores que nos describen la vida de ultratumba, pero ninguno de manera tan cruda como Emanuel Swedenborg.

Sobre su vida hablare en otra oportunidad, ya que este visionario es una verdadera fuente de placeres para quien disfruta de las curiosidades literarias. Hoy sólo nos dedicaremos a narrar su tétrica visión del Cielo.

El poeta Eilliam Blake sostenía que de existir un cielo, es decir, un lugar de felicidad perfecta, sólo una cosa debía estar prohibida allí: la estupidez. Blake, que era todo menos estúpido, consideró que incluso los malvados podían tener acceso al goce que supone la contemplación de Dios, pero que este placer estaba vedado a la estulticia. Según el poeta, al igual que Swedenborg, un hombre inteligente nunca podría encontrar la felicidad completa en compañía de imbéciles, por lo tanto, estos debían encontrar la vida de ultratumba en otro sitio, acaso más discreto.

Swedenborg nos relata la historia de un hombre, que si bien no es un imbécil, no puede acceder a los placeres del Más Allá, aún cuando es un justo merecedor de ellos.

El Asceta

En años olvidados, un hombre, hastiado de la vida mundana, se retira a una eremita, dispuesto a pasar el resto de su vida en una sublime contemplación de la Nada. Sólo lo acompañan los vientos y la arena del desierto.

Los años pasan, el visionario no nos dice cuántos, y el hombre va perdiendo todo rasgo amor propio; lo único que alberga en su corazón es la visión anticipada del Paraíso.

La muerte lo encuentra arrodillado en la eremita, solo, agradeciendo a Dios por su bondad sin límites, por su amor que todo lo penetra.

Naturalmente, este hombre, amable y resignado, es recibido en el cielo inmediatamente.

Pero pronto nuestro amigo nota algo singular, mejor dicho una serie interminable de singularidades: los hombres se comunican allí de una manera plena, absoluta. No existen diálogos con palabras, sino un intercambio de pensamientos enormemente elaborados, hasta se podría decir que las agudezas de Voltaire son los balbuceos de un infante al lado de aquellos intrincados tratados filosóficos que, repito, sólo eran comunicados mediante el pensamiento. ¡Qué distinto era aquello de la soledad del desierto! En el cielo no había inmovilidad, bastaba con desear estar en un lugar para aparecer allí en el instante. Los hombres y los ángeles brillaban con una luz intensa, que era proporcional a la penetración su inteligencia. Todo era una perpetua metamorfosis, los hombres creaban aquello que en la tierra les estaba vedado: los amantes de la pintura encontraban el pleno desarrollo de sus virtudes de una manera magistral, los colores, cuyas tonalidades son inconcebibles para los mortales, danzaban ante la vista de los curiosos, creando formas y paisajes más reales que la realidad misma, ya que no había un lienzo que limitase la imaginación del artista.

Pero claro, esta virtud divina no se limitaba sólo a las artes pictóricas, sino también a la literatura, la música, y a todas las pálidas expresiones que los mortales llaman arte. Allí todo encontraba su cause natural, las melodías eran absolutas, encantaban a los oyentes, pero no sólo por los acordes virtuosos, sino porque los oyentes también eran capaces de modificar la música a medida que la percibían. Los poetas encontraban aquello que todo escritor anhela, la eficacia y la Belleza.

En este cielo abrumador se paseaba absorto nuestro Asceta, aturdido por todas las cosas que no podía percibir. Se acercó a los ángeles, pero estos no comprendían la lengua de los mortales; entonces el Asceta intentó comunicarles su pensamiento, pero también fracasó: el sabía que Dios se agitaba tanto en la arena del desierto como en la flor que resplandece bajo el rocío, lo sabía, lo sentía, pero no podía expresarlo, por lo tanto, incluso en el Cielo, estaba solo.

Dios observó el dolor de su hijo, supo que el asceta, resignado y piadoso, no era ni sería nunca feliz en el Cielo. Enviarlo al infierno no era justo, ya que el hombre había vivido en la más incorruptible virtud. Por lo tanto, Dios le otorgó un don, acaso el más terrible que pueda imaginarse.

El Altísimo se acercó al Asceta, tomando la precaución de adoptar una forma que no abrumase a nuestro ya apesadumbrado amigo, y le dijo:

Las formas del Cielo son horribles para quien no las comprende. Tu vida en la tierra ha sido recta, por lo que puedes elegir ahora tu morada eterna.

Entonces, todo (la música, las risas, los besos, el Cielo mismo) desapareció. Un vacío infinito se cerró en torno suyo. No había oscuridad, ni sombras, sino una estancia inabarcable por la vista, blanca como la nieve más pura de nuestros polos.

El Asceta cruzó sus piernas, adoptando aquella posición que tanto conocía, la misma que adoptaba en el desierto, cuando la aurora era sólo una promesa. Cerró los ojos, y pensó.

Dios le había otorgado el don invaluable de crear su propia morada eterna. Se concentró con todo el fervor del que era capaz. Entonces abrió los ojos.

Ante su vista se asomó un desierto, una eremita, y nada más.

Algunas Tristes Reflexiones
T
Swedenborg detestaba la resignación que las religiones imponen al hombre. Él nos propone un cielo vedado a quienes carecen de imaginación, cerrado para tanto para los materialistas como para los excesivamente celosos de la espiritualidad.

A mí siempre me gustó esta idea, cuyo mecanismo simple suele pasar desapercibido para las religiones modernas. El asceta no pudo disfrutar del Cielo porque su vida en la tierra fue intelectualmente pobre; su contemplación de lo divino se hizo cada vez más abstracta, más lejana. Él percibía a Dios más allá del mundo, pero no a través el mundo. La naturaleza era para él algo que le impedía ver la majestad divina, una molesta carga que los hombres deben evitar.

Emanuel Swedenborg hace una ecuación sencilla: Dios, eterno e inabarcable, no puede ser percibido mediante los sentidos; no podemos verlo ni en las estrellas ni en las flores; pero tanto las estrellas como las flores son Espejos de Dios, sombras que nos hablan de la majestad de quien las creó. Lo mismo funciona con el arte, que es a la vez fin y espejo del hombre.

Sólo nos queda desarrollar nuestra imaginación para disfrutar del Cielo soñado por Swedenborg; allí las grandes historias, los sueños más esquivos de los poetas, encuentran una satisfacción completa: podremos conversar con hidalgos deliciosamente delirantes, con anillos que corrompen los corazones más nobles, con príncipes que caen bajo el veneno del dragón, podremos contemplar a Helena en su justa medida, a Eneas en su exacta dimensión; finalmente sabremos como era la cruel soledad de Hawthorne, qué formas tenían los castillos soñados por Blake, las imposibles formas de los demonios de Lovecraft, y las cartas de Poe; nos reiremos de la cordura de Orlando perdida en la luna, de los espejos y laberintos de Borges; temblaremos ante la ira de Aquiles, ante la pérdida de Julieta. Todo esto haremos en plenitud, pero claro, siempre y cuando aprendamos a amar los espejos que tenemos aquí. Recuerden que en nuestras bibliotecas, no importa cuan humildes sean, se agitan fantasmas que algún día conoceremos. 


lunes, 4 de junio de 2012

Los misteriosos gritos de una perforación siberiana.

A veces, buscando en mi archivo casos para publicar, Nos encontramos con casos muy curiosos. En esta ocasión, unos científicos que excavando un pozo para estudiar las profundidades siberianas, escucharon unos desgarradores gritos en los abismos...


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Recorte de prensa del diario Ammenusastia.
Un grupo de geólogos, encabezado por el Dr. Azzacov se encontraba realizando un pozo en la corteza terrestre con el fin de poder estudiar su interior. A los 14,4 km, y colocando micrófonos en las profundidades para poder captar los movimientos sísmicos, pudieron captar multitud de gritos de sufrimiento.
De esta información se hizo eco el diario finlandés "Ammenusastia", y dio rápidamente la vuelta en los círculos parapsicológicos mundiales, generando un ámplio debate. Aunque, tan rápido como se dio a conocer, los medios dejaron de hacerse eco de la noticia.
Rápidamente los detractores saltaron a la palestra afirmando que todo era mentira y que todo era un fraude. Por otro lado, la parapsicología entró también a opinar, e incluso grupos satanistas afirmaron que las voces provenían del mismísimo infierno.
El lugar sigue siendo un secreto, nadie excepto los científicos y operarios silenciados por las autoridades saben donde se encuentra. El director de la excavación, el Dr. Azzacov, en una rueda de prensa posterior declaró:
"La información y los resultados que hemos recolectado es tan sorprendente, que estamos sinceramente preocupados, respecto a la naturaleza de lo que hemos encontrado allá abajo."
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Dr. Azzacov.
"Después de haber excavado varios kilómetros bajo la superficie de la tierra, el taladro comenzó a rotar rápidamente, mas rápidamente de lo normal. Solo habia una explicación, y era la que habiamos dado con un hueco. La segunda sorpresa vino de las lecturas de la temperatura ya que los calculos arrojaron como resultado que allí abajo existía una temperatura de 1.100 grados Celsius, (por encima de los 2.000 Fahrenheit) se trataba de un verdadero "infierno" escondido debajo de la superficie de la tierra sin aflorar en ella."
Sobre la captación de las voces, dijo lo siguiente:
"Aunque al principio creimos que se trataba de un fallo de nuestro equipo, tras unos ajustes comprendimos que el sonido provenía del interior de la tierra y verdaderamente no podíamos creer lo que oíamos. Se trataba de voces humanas, gritando de dolor. A veces el sonido de una era bien discernible, aunque se podian escuchar mientras, miles en segundo plano, chillando con gran sufrimiento. Tras este desagradable descubrimiento, alrededor de la mitad de nuestro equipo se dió de baja. Afortunadamente, sea lo que sea lo que esté ahi abajo, ahi se va ha quedar..."
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Vista de la excavación.
Existen muchas teorias, como la teoría que dice que fue un invento del periódico que utilizó la historia como estratagema publicitaria. Otros hablan de leyenda, y otros de realidad. Hace aproximadamente un par de años, Art Bell, un popular locutor de radio de EEUU, emitió en primicia las grabaciones que obtuvieron presuntamente los geólogos.
Las voces: