sábado, 17 de marzo de 2012

LA PURGA DE LOS ANTITRIBU Y LA FORMACIÓN DEL SABBAT

Durante gran parte del siglo XV los Lasombra lucharon contra los Vástagos de su clan,
principalmente varios antiguos conservadores, que se habían mostrado reticentes a unirse a los anarquistas.
Aunque Montano y varios de sus seguidores se unieron a los Fundadores de la Camarilla, otros muchos
Lasombra antitribu se negaron a participar en la nueva secta, aferrándose tozudamente a su honor e
independencia.
En España, muchos Lasombra antitribu se refugiaron en el reino de Granada, el último vestigio de la
antigua Al-Ándalus, y entre los musulmanes que vivían en los reinos cristianos. Sus hermanos anarquistas
precipitaron la caída del reino de Granada y azuzaron a la Inquisición contra los musulmanes, ocasionando la
destrucción de numerosos antitribu. Durante esta época, sobre todo gracias a la diplomacia del arzobispo
Moncada y de sus seguidores, los Lasombra hispanos actuaron conjuntamente para expulsar a los vampiros
de la Camarilla y crear un estado unificado bajo la influencia de los rebeldes. El consenso no fue fácil,
debido a los antiguos recelos y rivalidades, pero finalmente se comenzaron a mover tropas y concertar
matrimonios. La unidad de España se alcanzó en 1479 con el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de
Aragón. A través de la Corte de los Reyes Católicos los Lasombra consiguieron la expulsión de los judíos
españoles, muchos de los cuales eran servidores de vampiros de los clanes Toreador y Ventrue. Cristóbal
Colón buscó una ruta hacia oriente por orden del propio arzobispo Moncada y por último se conquistó el
reino de Granada. Aunque con gran resistencia, los Lasombra islámicos aceptaron el fin de la presencia árabe
en España para terminar con los antitribu de Granada. La lucha fue feroz pero finalmente los Lasombra se
impusieron, y los Guardianes volvieron su atención hacia la naciente Camarilla.
Finalmente los anarquistas fueron obligados a rendirse en 1493 tras la declaración de la Convención
de Thorns. La gran mayoría de los anarquistas decidió someterse a los antiguos a cambio de una declaración
simbólica de alianza y perdón. Sólo unos pocos decidieron continuar la lucha, en especial los Lasombra y
Tzimisce. Tras leer el primer borrador de la convención Gabriel Buruch, el líder de la delegación de los
Guardianes, se levantó y afirmó:
“Vine a negociar, no a rendirme. Nuestros compañeros sufrieron la Muerte Definitiva para que
pudiéramos ser libres y no hemos luchado durante años para entregar nuestros logros a las manos de una
serie de antiguos decrépitos. Declaramos la guerra eterna sobre la Camarilla y los antiguos para los que
fue creada. Sea la Muerte Definitiva para todos vosotros.”
Los Cainitas que renunciaron al acuerdo mostraron su desacuerdo incendiando el pueblo cercano de
Silchester y masacrando a todos sus habitantes. En el medio siglo siguiente manadas (“sabbats”) de vampiros
inundaron la noche Abrazando indiscriminadamente para lanzar oleadas de chiquillos contra los antiguos de
la Camarilla. Estos rebeldes se organizaron a lo largo del siglo XVI adoptando una tosca doctrina que
abarcaba una serie de cultos vampíricos, entre ellos la misteriosa Manus Nigrum, la Herejía Cainita y otras
filosofías, declarando la guerra a los Antediluvianos y sus servidores.
Por lo que respecta a los Lasombra, a principios del siglo XVI se reunieron en Mallorca con varios
antiguos Tzimisce, reafirmando la alianza entre ambos clanes, que se convirtieron en la espina dorsal del
Sabbat. De hecho, se estima que una cuarta parte de los vampiros del Sabbat eran Lasombra. Los antiguos
Guardianes a pesar de utilizar sus habilidades contra la Camarilla continuaron su existencia como siempre,
celebrando sus Cortes de Sangre mientras los jóvenes experimentaban con nuevas doctrinas y filosofías que
los alejaban de la humanidad. El Clan Lasombra contribuyó especialmente a la Senda del Poder y la Voz
Interior y la Senda del Acuerdo Honorable. Los Ángeles Negros también se entremezclaron con el Sabbat y
convirtieron en secreto a numerosos vampiros a la Senda de la Noche, aunque cuando sus practicantes eran
descubiertos se les acusaba de infernalismo.
La unión de España y el Sacro Imperio en la figura de Carlos I de España y V de Alemania, permitió
a los Lasombra y sus aliados del Sabbat combatir en varios frentes a la vez. Aunque numerosas fortalezas de
la Camarilla en los Países Bajos, en Francia y en Alemania fueron tomadas durante las sucesivas guerras,
finalmente el arzobispo Moncada percibió que estaba luchando una guerra perdida a largo plazo, pues
España no disponía del potencial para someter a toda Europa bajo un Imperio unificado, y el Sabbat tampoco
estaba en condiciones de derrotar a los siete clanes de la Camarilla. Además, los territorios de la Camarilla y
el Sabbat no estaban delimitados por los estados, sino por enclaves aislados, lo que hacía difícil la
cooperación y los ataques organizados. Como una advertencia, Carlos I se vio obligado a dividir sus
territorios entre sus hijos Felipe y Fernando, principalmente debido a los esfuerzos diplomáticos de vampiros de la Camarilla. Desde mediados del siglo XVI Moncada volcó todos sus esfuerzos en la conquista y
colonización del Nuevo Mundo, preparando una salida para el Sabbat, en el caso de ser derrotado en Europa.
La lucha contra los Lasombra antitribu prosiguió. Por toda Europa y en los rincones del mundo
conocido, pequeños grupos de Lasombra eran abordados por el Sabbat y los que se negaban a unirse eran
destruidos y su sangre pasaba a fortalecer a la secta. En el año 1566 Montano fue visto en España, y los
Lasombra actuaron rápidamente haciendo que el rey Felipe II enviase a la Inquisición a Granada. Varios
antitribu fueron descubiertos entre la población morisca y tras dos años de luchas y revueltas Montano fue
derrotado y expulsado a Tánger. Durante las cuatro décadas siguientes los Lasombra combatieron a los
seguidores de Montano ocultos entre los moriscos y a los que se habían unido a los piratas berberiscos y
europeos, pero finalmente consiguieron destruirlos o expulsarlos.
En el año 1588 el Sabbat intentó apoyar a sus manadas de las Islas Británicas mediante el envío de la
Armada Invencible. El Duque de Medina Sidonia, afirmó su desconocimiento de la guerra marítima, pero
Felipe II insistió en que hiciera cargo de la invasión de Inglaterra. El resultado fue la pérdida de numerosos
hombres, barcos y recursos y un respiro para los ingleses. Felipe II fue amonestado por los Lasombra, que
Abrazaron al Duque de Medina Sidonia y lo llevaron a los aposentos del monarca, donde lo instruyeron
sobre sus obligaciones como rey mientras el neonato aullaba pidiendo la sangre de su señor. Posteriormente
el Duque terminaría por convertirse en uno de los principales estrategas del Sabbat.



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