La
maldición de Nosferatu es la más evidente de los Trece clanes vampíricos y una
que
marca
profundamente a los nuevos chiquillos, y no sólo a nivel físico. En principio
el proceso del
Abrazo
es similar al de cualquier otro clan. Durante la semana siguiente, que
constituye el tiempo
medio
de cambio, el neonato experimenta una serie de transformaciones dolorosas que
lo acaban
convirtiendo
en Nosferatu, aunque en algunos casos se ha comprobado que la transformación se
acelera
y completa en sólo unas horas.
La
sangre Nosferatu es como una enfermedad que azota el cuerpo del vampiro. Como
aceite
hirviendo
abrasa las venas de forma devastadora durante todo el período de cambio.
Durante la
primera
noche los órganos se marchitan y las venas se endurecen. La víctima aún parece
esencialmente
humana. La fiebre atenaza al neonato y el cuerpo se retuerce en agónicos
espasmos.
Desde
la segunda a la cuarta noche la piel comienza a cambiar y moratones semejantes
a los del
rigor
mortis aparecen en la carne. El pelo del chiquillo comienza a caerse (aunque no
siempre) y el
cartílago
de las orejas y la nariz se marchita o se dilata. El dolor se vuelve
completamente terrible al
final
de la semana. En este punto los huesos del vampiro se retuercen y deforman y
cualquier
apariencia
de humanidad se pierde. La transformación del cráneo suele ser el clímax de la
agonía,
constriñendo
el cerebro y cambiando de forma.
Existen
distintos tipos de transformación, cada una más retorcida y grotesca que la
última.
Entre
los individuos más antiguos parecen existir ciertos rasgos hereditarios, pero
éste no siempre
es
el caso. Por el contrario, en las generaciones más jóvenes la maldición actúa
de forma aleatoria,
sin
ningún tipo de distribución lógica. Algunos Nosferatu pierden algunos de sus
dedos tras el
Abrazo,
mientras que otros generan dos o tres apéndices adicionales. En algunos casos
los ojos se
dilatan
como los de un pez abisal, mientras que en otros los ojos desaparecen por
completo o son
sustituidos
por costras rugosas y cataratas. Por cada Nosferatu cuya nariz se convierte en
polvo, en
otros
se retuerce y alarga. Se han registrado casos de estrías, manchas, tumores,
imperfecciones,
pústulas
bolsiformes, extraños orificios, miembros adicionales o ninguno en absoluto,
escamas
reptilianas,
e incluso colas prensiles y membranas de vuelo, lo que tal vez sea un indicio
de cierta
relación
con los Gangrel.
El
cambio es un proceso brutal. En muchos casos es más enloquecedor que la
transformación
de los Malkavian, y no todos los Nosferatu sobreviven con su cordura intacta.
El
cuerpo
es una de las posesiones más preciadas del ser humano y el desfiguramiento de
la carne
conlleva
consecuencias en la mente. No es de extrañar que algunos Nosferatu se
conviertan en
bestias
despiadadas sin impulsos racionales y normalmente es responsabilidad del sire
cazar a su
chiquillo
enloquecido y destruirlo.
LOS
NICTUKU
Los
Nosferatu creen con un receloso temor en la existencia de los Nictuku, los
chiquillos
fieles
de su progenitor, y muchas noches cuentan leyendas sobre estos terribles seres.
Según las
historias,
cada Nictuku tiene sus propias características y apariencia, pero todos son
monstruosos.
Todos
están Vinculados por sangre al Antediluviano Nosferatu y les consume el deseo
de destruir a
todos
los descendientes de la Matriarca, pues supuestamente sólo entonces será
perdonada la
maldición
de Caín y la cara de Nosferatu restaurada.
No
siempre fue así. En principio las leyendas de los Nictuku fueron creadas por
los más
ancianos
del clan para fomentar alianzas, para custodiar secretos, mantener unido al
clan y
protegerse
mutuamente. La leyenda de los Nictuku aparecía cuando era necesario y
desaparecía
cuando
ya no era necesaria. Pero poco a poco los rumores paranoicos se fueron abriendo
camino en
los
corazones de los más antiguos y pronto comenzó a surgir la desconfianza entre
linajes.
Finalmente,
los Nosferatu europeos decidieron que era hora de limpiar el clan de linajes
divergentes
y
convertirse en los dueños del clan. Con la leyenda de los Nictuku azuzaron a
sus chiquillos y
destruyeron
a los Nosferatu que no descendían de la Matriarca.
Muchos
son los nombres de los chiquillos de Nosferatu que han trascendido a lo largo
de los
siglos.
Algunos puede que no sean más que fruto de la leyenda y otros pueden ser
atribuidos a un
mismo
individuo. En cualquier caso el número exacto es desconocido.
Abraxas,
Dios de las Nieblas.
Baba
Yaga, la bruja caníbal. Sus descendientes, que se extendieron desde Europa
Central y
Oriental
y las estepas siberianas la temían y consideraban una de los Nictuku, pero su
reciente
muerte
a manos de uno de sus hermanos de sangre plantea serias dudas sobre esta
leyenda.
Nuckalavee
el Sin Piel, cuyo nombre procede del folklore gaélico. Relatos apócrifos sitúan
a
este
Nictuku en Letargo en alguna parte de Australia. Según los rumores le encanta
devorar los
cerebros
de sus víctimas.
Gorgo,
la que Aúlla en la Oscuridad. Supuestamente esta Nictuku duerme bajo la selva
amazónica
y sería la hipotética progenitora de los Nosferatu precolombinos. Se dice que
sus
terribles
aullidos eran capaces de destrozar los huesos. Se la escuchó por última vez en
Perú durante
la
conquista de Francisco Pizarro, y podría haberse despertado recientemente.
Equidna,
la Madre de los Monstruos. A juzgar por su nombre asociado a la mitología
griega,
es
posible que sea la progenitora de los Kallikantzari, los Nosferatu griegos. De
todas formas, los
Balcanes
es una zona de encrucijada para distintos linajes.
En
Oriente Medio y en Arabia, se conocen a otros progenitores como Melachoate,
quien
Abrazó
entre los pueblos semitas. Otros nombres que han surgido en esta zona reclaman
a
Gayomart
e Illuyankas como Nictuku. Sin embargo, es el nombre de Azazel el que más se
pronuncia
con temor en esta zona.
En
la lejana India, el antiguo Kartarirya, del clan Tzimisce, combatió y destruyó
a un
Matusalén
Nosferatu, cuyo nombre se desconoce, y que se había instalado en la isla de
Ceilán.
YIMA
EL BELLO
El
nombre de Yima está asociado al primer hombre y padre de la humanidad según el
folklore
de Oriente Medio, pero también está considerado como uno de los chiquillos de
Nosferatu.
Según
la leyenda Yima gobernó su reino durante 700 años asegurando la paz y
derrotando a los
demonios,
pero fue advertido de que esta prosperidad no duraría eternamente y que se
avecinaba
una
calamidad que traería granizo, lluvia, e inundaciones por todo el mundo. Yima
reunió parejas
de
los seres más perfectos y exaltados de su dominio, hombres, plantas y animales,
y se retiró a un
santuario
subterráneo. La única condición que se le impuso durante el presagio de las
inundaciones
fue
que no podía conservar consigo nada anormal ni enfermo. En la profundidad de su
refugio Yima
sobrevivió
a la época de las calamidades y regresará algún día para restaurar el mundo con
sus
dones.
Según
los eruditos entre los Nosferatu, Yima existió, y fue Abrazado por Nosferatu
antes de
que
Caín pusiera su maldición sobre el clan. Sin embargo, a diferencia de su sire,
Yima se convirtió
en
un gobernante justo y trató a los mortales con compasión. Las leyendas aseguran
que Caín
prefería
a Yima antes que a Nosferatu, pero la leyenda está muy fragmentada y posee
varias
versiones
enfrentadas. Se acepta que Yima sobrevivió al Diluvio y que cuando se retiró del
mundo
la
maldición de Caín todavía no se había producido.
Algunas
versiones defienden que la maldición de Caín no afectó a Yima porque Caín
recordaba
con aprecio a su descendiente y se apiadó de él. Si esto es cierto, en algún
lugar se
encuentra
un santuario subterráneo donde reposa un Matusalén Nosferatu sin deformidades,
representando
lo mejor del clan, desde la sangre pura del cazador a las dotes de gobernante.
Durante
la
Edad Media algunos Nosferatu se afanaron en buscar el santuario de Yima con la
esperanza de
encontrar
una cura para su estado, pues las historias postulaban que la sangre del
Matusalén tenía
poderes
curativos para las malformaciones y la decadencia, convirtiéndose en una
especie de Santo
Grial.
Otras
versiones afirman que la maldición que cayó sobre Nosferatu afectó a Yima, y ya
que
en
sus visiones se le advirtió que no podía introducir en su santuario nada
anormal ni enfermo, violó
la
ley con su propia persona y condenó a todos sus seguidores y seres de su
santuario, que se
convirtió
en un matadero, deforme y trastornado, donde Yima cría hombres y animales para
su
sustento.
Se dice que los huesos de treinta generaciones de víctimas recubren el suelo
del santuario
como
un mar de muerte y las escasas criaturas que habitan allí son sombras
deformadas por el
canibalismo
y la consanguinidad. Los Nosferatu más escépticos consideran que Yima no es
sino
otra
leyenda de los Nictuku, pues un antepasado sin mácula no buscaría otro objetivo
que destruir a
sus
hermanos más viles.
BABA
YAGA
Cuando Rusia era joven, también lo era Baba yaga cuando
Rusia creció en poder, también
lo hizo Baba yaga cuando Rusia se corrompió, también lo
hizo Baba yaga.
-Proverbio
de la tribu de hombres lobo de los Colmillos Plateados.
Hay multitud de cuentos en Rusia sobre la temida bruja
caníbal Baba Yaga. Muchos de
estos relatos chocan entre sí, pero todos entre las
verdades y mitos que esconden todos son sin
excepción aterradores.
Supuestamente, hace varios milenios Baba Yaga era una
poderosa sacerdotisa de la tierra,
que utilizaba sus poderes para ayudar a sus gentes a
vivir en armonía con la tierra y los espíritus.
Sin embargo, tal y como suele ocurrir, durante su vida
un terrible monstruo llegó a las
tierras que se convertirían en Rusia. Nadie sabía lo
que era, pero pronto comenzaron a extenderse
-
Documento Oficial - Autor: Alexander Weiss - insomnio@iespana.es
2003
- La Biblioteca de Cartago – http://www.cyborgma.com/vampiro Página 14
rumores sobre sus atrocidades y finalmente estos
rumores llegaron a oídos de Baba Yaga, que
acudió dispuesta a enfrentarse al mal. Era este
monstruo una maligna criatura de la noche, un
vampiro que se alimentaba de la sangre de los vivos. El
semblante del monstruo era tan
abominable que la primera impresión la dejó paralizada
en el sitio. Haciendo acopio de su poder
lo desafío y le advirtió que abandonara sus tierras.
El vampiro era Absimiliard, el progenitor del clan
Nosferatu, quien respondió al desafío y
se juró a si mismo que la sacerdotisa de la tierra
lamentaría haberse enfrentado a él. Se marchó de
su presencia, dejándola creer que lo había echado, pero
a la noche de la siguiente luna llena
regresó preparado para la batalla. Baba Yaga luchó con
valentía pero ni siquiera su grandísima
magia pudo detener a la criatura de la noche que se
aproximaba. Invocó a los espíritus de los
árboles y la naturaleza, y éstos se lamentaron a cada
paso que el vampiro daba. Las manos de la
sacerdotisa relucían como el sol, quemando la carne
muerta de su rival. El viento la protegía
cuando el vampiro arrancaba árboles para lanzárselos.
El Antediluviano Nosferatu se cansó antes
de la lucha, y dolorido por sus quemaduras rugió
furioso. Baba Yaga tuvo que esforzarse para no
sentir lástima, pues si lo hacía moriría.
Absimiliard sólo sonrió y se fue, desvaneciéndose sin
aviso. Baba Yaga esperaba que se
hubiese marchado, que su magia le hubiese destruido.
Entonces las bestias del bosque se volvieron contra
ella. Las mismas criaturas que la
habían ayudado en el pasado se volvieron contra ella
para atacarla. Ella huyó despavorida, pues
nunca había experimentado tal rechazo, corriendo
directamente hacia el vampiro y cayendo en su
abrazo de hierro.
Sin decir una palabra, el vampiro le habló del bien y
del mal. Le habló de cómo había
recorrido el mundo buscando a alguien de similar poder
y de que por fin lo había encontrado. Le
habló de cómo ella iba a servirle. De cómo gobernarían
Rusia. Y entonces, a pesar de su
resistencia, él le dio muerte, oscuridad, dolor y una
nueva vida.
Baba Yaga despertó a la noche siguiente con el más
antiguo de los Nosferatu sentado en las
proximidades. Intentó huir, pero él, con una simple
palabra, la retuvo. Ella sabía que su mente no
era la misma y que su cuerpo nunca más volvería a
respirar con vida. Ella notó que su vínculo con
la tierra se debilitaba. El vampiro sonrió y ella lo
odió profundamente.
Buscó en su interior y realizó un poderoso hechizo,
invocando el poder que le restaba sobre
la tierra. En su mente notó como la tierra se rebelaba
contra su orden, pero no le quedaba otra
alternativa. Lo único que ella quería era la
destrucción del vampiro que la había convertido en un
monstruo. Absimiliard no se movió. Estaba atónito
escuchando sus palabras cuando ella invocó a
los poderes de las tinieblas. Los Zmei, los antiguos
dragones, respondieron a su llamada,
arrastrándose desde el interior del infierno. Uno por
uno acudieron y descendieron desde los
cielos.
A las órdenes de Baba Yaga se lanzaron contra el
vampiro pero con una simple argucia de
sus poderes los dejó atrás. Aunque eran muy poderosos,
no conocían este mundo ni sus manejos.
Absimiliard creó fragmentos de sí mismo en sus mentes y
los desperdigó por todos los rincones de
Rusia, y los dragones se lanzaron en su búsqueda.
Baba Yaga vio su derrota y se entristeció. Sabía que el
vampiro podía hacerla su esclava,
obligándola a cumplir sus deseos. Pero ella no se
sometería sin luchar. Una vez más recurrió a los
poderes de las tinieblas e invocó a un monstruo que
siempre había temido. Realizó un pacto con
Koshchei, el Inmortal, que había sido hecho prisionero
tiempo atrás. Koschei fue liberado por la
voluntad de Baba Yaga y el monstruo atacó al progenitor
Nosferatu. La tierra tembló ante el
combate de titanes y Baba Yaga tembló de miedo, huyendo
del lugar.
Nadie fue testigo de la batalla, pues todos los espíritus
de la tierra habían sido destruidos al
ayudar a Baba Yaga la noche anterior. Nadie sabe con
seguridad qué fue lo que pasó. Lo único que
se sabe es que Koshchei regresó y que Absimiliard jamás
volvió a ser visto. La tierra de Rusia le
dijo que el vampiro ya no se encontraba sobre ella,
pero los espíritus lloraron, porque la gran
Baba Yaga debía su existencia a Koshchei. Ése fue el
pacto. En su elección de combatir su destino,
y resistirse al vampiro, ella condenó y maldijo la
tierra. Koshchei quedó liberado y la corrupción y
el mal se extendieron por Rusia.
Baba yaga sabe que no puede volver atrás, que no puede
redimirse. Ella eligió vivir cuando
le había llegado el tiempo de morir. Ahora, ella es
inmortal. Ha roto todos sus vínculos con la
tierra, y la tierra le ha dado la espalda. Baba yaga
perdió sus poderes mágicos, pero ganó
increíbles poderes a su vez. Baba yaga podía sentir el
dolor de la tierra, y era consciente de que
mucho de este de dolor, era por su culpa. Pensó que
estaba fuera de la salvación, y decidió jugar el
papel del ogro. Si no podía ser salvada, ella
gobernaría en su condenación. Pero profundamente en
su alma, ella lloró por su pérdida. Ella realmente
deseaba curar su tierra y juró que nunca dañaría
a alguien verdaderamente inocente.
Ella era todavía una con la tierra, aunque el vínculo
estaba debilitado. Y en su nuevo
estado ella debía violar a la tierra para lanzar sus
más poderosos conjuros. Ella siempre se había
visto a sí misma como a Rusia, siendo ambas una. Ella
vio la creciente corrupción en Rusia como
una manifestación de su propio espíritu. Esta
revelación le hizo mucho daño.
Esta
leyenda circula entre los vampiros rusos, y algunos susurran que fue alentado
por la
misma
Baba Yaga para provocar la lástima de sus enemigos y sembrar la duda en sus
corazones en
una
situación en que pudieran causarle muerte. Algunos murmullos cuentan que
Absimiliard no era
el
progenitor de los Nosferatu y que Baba Yaga alcanzó el poder mediante la
diablerie de sus
propios
hermanos y el canibalismo. Es posible que comenzara siendo chiquilla de uno de
los
Nictuku
y que con la diablerie rompiera el dominio de su sire sobre ella.
Sean
ciertos o no estos rumores, desde entonces Baba Yaga sirvió a Koshchei,
rodeándose
con
los demonios y espíritus corruptos de Rusia. Su única debilidad eran los niños,
a los que vio
como
los únicos seres puros. Según las leyendas, no conforme con la sangre de sus
víctimas, las
devoraba
enteras.
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