viernes, 9 de marzo de 2012

LA MALDICIÓN NOSFERATU


La maldición de Nosferatu es la más evidente de los Trece clanes vampíricos y una que
marca profundamente a los nuevos chiquillos, y no sólo a nivel físico. En principio el proceso del
Abrazo es similar al de cualquier otro clan. Durante la semana siguiente, que constituye el tiempo
medio de cambio, el neonato experimenta una serie de transformaciones dolorosas que lo acaban
convirtiendo en Nosferatu, aunque en algunos casos se ha comprobado que la transformación se
acelera y completa en sólo unas horas.
La sangre Nosferatu es como una enfermedad que azota el cuerpo del vampiro. Como aceite
hirviendo abrasa las venas de forma devastadora durante todo el período de cambio. Durante la
primera noche los órganos se marchitan y las venas se endurecen. La víctima aún parece
esencialmente humana. La fiebre atenaza al neonato y el cuerpo se retuerce en agónicos espasmos.
Desde la segunda a la cuarta noche la piel comienza a cambiar y moratones semejantes a los del
rigor mortis aparecen en la carne. El pelo del chiquillo comienza a caerse (aunque no siempre) y el
cartílago de las orejas y la nariz se marchita o se dilata. El dolor se vuelve completamente terrible al
final de la semana. En este punto los huesos del vampiro se retuercen y deforman y cualquier
apariencia de humanidad se pierde. La transformación del cráneo suele ser el clímax de la agonía,
constriñendo el cerebro y cambiando de forma.
Existen distintos tipos de transformación, cada una más retorcida y grotesca que la última.
Entre los individuos más antiguos parecen existir ciertos rasgos hereditarios, pero éste no siempre
es el caso. Por el contrario, en las generaciones más jóvenes la maldición actúa de forma aleatoria,
sin ningún tipo de distribución lógica. Algunos Nosferatu pierden algunos de sus dedos tras el
Abrazo, mientras que otros generan dos o tres apéndices adicionales. En algunos casos los ojos se
dilatan como los de un pez abisal, mientras que en otros los ojos desaparecen por completo o son
sustituidos por costras rugosas y cataratas. Por cada Nosferatu cuya nariz se convierte en polvo, en
otros se retuerce y alarga. Se han registrado casos de estrías, manchas, tumores, imperfecciones,
pústulas bolsiformes, extraños orificios, miembros adicionales o ninguno en absoluto, escamas
reptilianas, e incluso colas prensiles y membranas de vuelo, lo que tal vez sea un indicio de cierta
relación con los Gangrel.
El cambio es un proceso brutal. En muchos casos es más enloquecedor que la
transformación de los Malkavian, y no todos los Nosferatu sobreviven con su cordura intacta. El
cuerpo es una de las posesiones más preciadas del ser humano y el desfiguramiento de la carne
conlleva consecuencias en la mente. No es de extrañar que algunos Nosferatu se conviertan en
bestias despiadadas sin impulsos racionales y normalmente es responsabilidad del sire cazar a su
chiquillo enloquecido y destruirlo.

LOS NICTUKU
Los Nosferatu creen con un receloso temor en la existencia de los Nictuku, los chiquillos
fieles de su progenitor, y muchas noches cuentan leyendas sobre estos terribles seres. Según las
historias, cada Nictuku tiene sus propias características y apariencia, pero todos son monstruosos.
Todos están Vinculados por sangre al Antediluviano Nosferatu y les consume el deseo de destruir a
todos los descendientes de la Matriarca, pues supuestamente sólo entonces será perdonada la
maldición de Caín y la cara de Nosferatu restaurada.
No siempre fue así. En principio las leyendas de los Nictuku fueron creadas por los más
ancianos del clan para fomentar alianzas, para custodiar secretos, mantener unido al clan y
protegerse mutuamente. La leyenda de los Nictuku aparecía cuando era necesario y desaparecía
cuando ya no era necesaria. Pero poco a poco los rumores paranoicos se fueron abriendo camino en
los corazones de los más antiguos y pronto comenzó a surgir la desconfianza entre linajes.
Finalmente, los Nosferatu europeos decidieron que era hora de limpiar el clan de linajes divergentes
y convertirse en los dueños del clan. Con la leyenda de los Nictuku azuzaron a sus chiquillos y
destruyeron a los Nosferatu que no descendían de la Matriarca.
Muchos son los nombres de los chiquillos de Nosferatu que han trascendido a lo largo de los
siglos. Algunos puede que no sean más que fruto de la leyenda y otros pueden ser atribuidos a un
mismo individuo. En cualquier caso el número exacto es desconocido.
Abraxas, Dios de las Nieblas.
Baba Yaga, la bruja caníbal. Sus descendientes, que se extendieron desde Europa Central y
Oriental y las estepas siberianas la temían y consideraban una de los Nictuku, pero su reciente
muerte a manos de uno de sus hermanos de sangre plantea serias dudas sobre esta leyenda.
Nuckalavee el Sin Piel, cuyo nombre procede del folklore gaélico. Relatos apócrifos sitúan a
este Nictuku en Letargo en alguna parte de Australia. Según los rumores le encanta devorar los
cerebros de sus víctimas.
Gorgo, la que Aúlla en la Oscuridad. Supuestamente esta Nictuku duerme bajo la selva
amazónica y sería la hipotética progenitora de los Nosferatu precolombinos. Se dice que sus
terribles aullidos eran capaces de destrozar los huesos. Se la escuchó por última vez en Perú durante
la conquista de Francisco Pizarro, y podría haberse despertado recientemente.
Equidna, la Madre de los Monstruos. A juzgar por su nombre asociado a la mitología griega,
es posible que sea la progenitora de los Kallikantzari, los Nosferatu griegos. De todas formas, los
Balcanes es una zona de encrucijada para distintos linajes.
En Oriente Medio y en Arabia, se conocen a otros progenitores como Melachoate, quien
Abrazó entre los pueblos semitas. Otros nombres que han surgido en esta zona reclaman a
Gayomart e Illuyankas como Nictuku. Sin embargo, es el nombre de Azazel el que más se
pronuncia con temor en esta zona.
En la lejana India, el antiguo Kartarirya, del clan Tzimisce, combatió y destruyó a un
Matusalén Nosferatu, cuyo nombre se desconoce, y que se había instalado en la isla de Ceilán.

YIMA EL BELLO
El nombre de Yima está asociado al primer hombre y padre de la humanidad según el
folklore de Oriente Medio, pero también está considerado como uno de los chiquillos de Nosferatu.
Según la leyenda Yima gobernó su reino durante 700 años asegurando la paz y derrotando a los
demonios, pero fue advertido de que esta prosperidad no duraría eternamente y que se avecinaba
una calamidad que traería granizo, lluvia, e inundaciones por todo el mundo. Yima reunió parejas
de los seres más perfectos y exaltados de su dominio, hombres, plantas y animales, y se retiró a un
santuario subterráneo. La única condición que se le impuso durante el presagio de las inundaciones
fue que no podía conservar consigo nada anormal ni enfermo. En la profundidad de su refugio Yima
sobrevivió a la época de las calamidades y regresará algún día para restaurar el mundo con sus
dones.
Según los eruditos entre los Nosferatu, Yima existió, y fue Abrazado por Nosferatu antes de
que Caín pusiera su maldición sobre el clan. Sin embargo, a diferencia de su sire, Yima se convirtió
en un gobernante justo y trató a los mortales con compasión. Las leyendas aseguran que Caín
prefería a Yima antes que a Nosferatu, pero la leyenda está muy fragmentada y posee varias
versiones enfrentadas. Se acepta que Yima sobrevivió al Diluvio y que cuando se retiró del mundo
la maldición de Caín todavía no se había producido.
Algunas versiones defienden que la maldición de Caín no afectó a Yima porque Caín
recordaba con aprecio a su descendiente y se apiadó de él. Si esto es cierto, en algún lugar se
encuentra un santuario subterráneo donde reposa un Matusalén Nosferatu sin deformidades,
representando lo mejor del clan, desde la sangre pura del cazador a las dotes de gobernante. Durante
la Edad Media algunos Nosferatu se afanaron en buscar el santuario de Yima con la esperanza de
encontrar una cura para su estado, pues las historias postulaban que la sangre del Matusalén tenía
poderes curativos para las malformaciones y la decadencia, convirtiéndose en una especie de Santo
Grial.
Otras versiones afirman que la maldición que cayó sobre Nosferatu afectó a Yima, y ya que
en sus visiones se le advirtió que no podía introducir en su santuario nada anormal ni enfermo, violó
la ley con su propia persona y condenó a todos sus seguidores y seres de su santuario, que se
convirtió en un matadero, deforme y trastornado, donde Yima cría hombres y animales para su
sustento. Se dice que los huesos de treinta generaciones de víctimas recubren el suelo del santuario
como un mar de muerte y las escasas criaturas que habitan allí son sombras deformadas por el
canibalismo y la consanguinidad. Los Nosferatu más escépticos consideran que Yima no es sino
otra leyenda de los Nictuku, pues un antepasado sin mácula no buscaría otro objetivo que destruir a
sus hermanos más viles.
BABA YAGA
Cuando Rusia era joven, también lo era Baba yaga cuando Rusia creció en poder, también
lo hizo Baba yaga cuando Rusia se corrompió, también lo hizo Baba yaga.
-Proverbio de la tribu de hombres lobo de los Colmillos Plateados.
Hay multitud de cuentos en Rusia sobre la temida bruja caníbal Baba Yaga. Muchos de
estos relatos chocan entre sí, pero todos entre las verdades y mitos que esconden todos son sin
excepción aterradores.
Supuestamente, hace varios milenios Baba Yaga era una poderosa sacerdotisa de la tierra,
que utilizaba sus poderes para ayudar a sus gentes a vivir en armonía con la tierra y los espíritus.
Sin embargo, tal y como suele ocurrir, durante su vida un terrible monstruo llegó a las
tierras que se convertirían en Rusia. Nadie sabía lo que era, pero pronto comenzaron a extenderse
- Documento Oficial - Autor: Alexander Weiss - insomnio@iespana.es
2003 - La Biblioteca de Cartago – http://www.cyborgma.com/vampiro Página 14
rumores sobre sus atrocidades y finalmente estos rumores llegaron a oídos de Baba Yaga, que
acudió dispuesta a enfrentarse al mal. Era este monstruo una maligna criatura de la noche, un
vampiro que se alimentaba de la sangre de los vivos. El semblante del monstruo era tan
abominable que la primera impresión la dejó paralizada en el sitio. Haciendo acopio de su poder
lo desafío y le advirtió que abandonara sus tierras.
El vampiro era Absimiliard, el progenitor del clan Nosferatu, quien respondió al desafío y
se juró a si mismo que la sacerdotisa de la tierra lamentaría haberse enfrentado a él. Se marchó de
su presencia, dejándola creer que lo había echado, pero a la noche de la siguiente luna llena
regresó preparado para la batalla. Baba Yaga luchó con valentía pero ni siquiera su grandísima
magia pudo detener a la criatura de la noche que se aproximaba. Invocó a los espíritus de los
árboles y la naturaleza, y éstos se lamentaron a cada paso que el vampiro daba. Las manos de la
sacerdotisa relucían como el sol, quemando la carne muerta de su rival. El viento la protegía
cuando el vampiro arrancaba árboles para lanzárselos. El Antediluviano Nosferatu se cansó antes
de la lucha, y dolorido por sus quemaduras rugió furioso. Baba Yaga tuvo que esforzarse para no
sentir lástima, pues si lo hacía moriría.
Absimiliard sólo sonrió y se fue, desvaneciéndose sin aviso. Baba Yaga esperaba que se
hubiese marchado, que su magia le hubiese destruido.
Entonces las bestias del bosque se volvieron contra ella. Las mismas criaturas que la
habían ayudado en el pasado se volvieron contra ella para atacarla. Ella huyó despavorida, pues
nunca había experimentado tal rechazo, corriendo directamente hacia el vampiro y cayendo en su
abrazo de hierro.
Sin decir una palabra, el vampiro le habló del bien y del mal. Le habló de cómo había
recorrido el mundo buscando a alguien de similar poder y de que por fin lo había encontrado. Le
habló de cómo ella iba a servirle. De cómo gobernarían Rusia. Y entonces, a pesar de su
resistencia, él le dio muerte, oscuridad, dolor y una nueva vida.
Baba Yaga despertó a la noche siguiente con el más antiguo de los Nosferatu sentado en las
proximidades. Intentó huir, pero él, con una simple palabra, la retuvo. Ella sabía que su mente no
era la misma y que su cuerpo nunca más volvería a respirar con vida. Ella notó que su vínculo con
la tierra se debilitaba. El vampiro sonrió y ella lo odió profundamente.
Buscó en su interior y realizó un poderoso hechizo, invocando el poder que le restaba sobre
la tierra. En su mente notó como la tierra se rebelaba contra su orden, pero no le quedaba otra
alternativa. Lo único que ella quería era la destrucción del vampiro que la había convertido en un
monstruo. Absimiliard no se movió. Estaba atónito escuchando sus palabras cuando ella invocó a
los poderes de las tinieblas. Los Zmei, los antiguos dragones, respondieron a su llamada,
arrastrándose desde el interior del infierno. Uno por uno acudieron y descendieron desde los
cielos.
A las órdenes de Baba Yaga se lanzaron contra el vampiro pero con una simple argucia de
sus poderes los dejó atrás. Aunque eran muy poderosos, no conocían este mundo ni sus manejos.
Absimiliard creó fragmentos de sí mismo en sus mentes y los desperdigó por todos los rincones de
Rusia, y los dragones se lanzaron en su búsqueda.
Baba Yaga vio su derrota y se entristeció. Sabía que el vampiro podía hacerla su esclava,
obligándola a cumplir sus deseos. Pero ella no se sometería sin luchar. Una vez más recurrió a los
poderes de las tinieblas e invocó a un monstruo que siempre había temido. Realizó un pacto con
Koshchei, el Inmortal, que había sido hecho prisionero tiempo atrás. Koschei fue liberado por la
voluntad de Baba Yaga y el monstruo atacó al progenitor Nosferatu. La tierra tembló ante el
combate de titanes y Baba Yaga tembló de miedo, huyendo del lugar.
Nadie fue testigo de la batalla, pues todos los espíritus de la tierra habían sido destruidos al
ayudar a Baba Yaga la noche anterior. Nadie sabe con seguridad qué fue lo que pasó. Lo único que
se sabe es que Koshchei regresó y que Absimiliard jamás volvió a ser visto. La tierra de Rusia le
dijo que el vampiro ya no se encontraba sobre ella, pero los espíritus lloraron, porque la gran
Baba Yaga debía su existencia a Koshchei. Ése fue el pacto. En su elección de combatir su destino,
y resistirse al vampiro, ella condenó y maldijo la tierra. Koshchei quedó liberado y la corrupción y
el mal se extendieron por Rusia.
Baba yaga sabe que no puede volver atrás, que no puede redimirse. Ella eligió vivir cuando
le había llegado el tiempo de morir. Ahora, ella es inmortal. Ha roto todos sus vínculos con la
tierra, y la tierra le ha dado la espalda. Baba yaga perdió sus poderes mágicos, pero ganó
increíbles poderes a su vez. Baba yaga podía sentir el dolor de la tierra, y era consciente de que
mucho de este de dolor, era por su culpa. Pensó que estaba fuera de la salvación, y decidió jugar el
papel del ogro. Si no podía ser salvada, ella gobernaría en su condenación. Pero profundamente en
su alma, ella lloró por su pérdida. Ella realmente deseaba curar su tierra y juró que nunca dañaría
a alguien verdaderamente inocente.
Ella era todavía una con la tierra, aunque el vínculo estaba debilitado. Y en su nuevo
estado ella debía violar a la tierra para lanzar sus más poderosos conjuros. Ella siempre se había
visto a sí misma como a Rusia, siendo ambas una. Ella vio la creciente corrupción en Rusia como
una manifestación de su propio espíritu. Esta revelación le hizo mucho daño.
Esta leyenda circula entre los vampiros rusos, y algunos susurran que fue alentado por la
misma Baba Yaga para provocar la lástima de sus enemigos y sembrar la duda en sus corazones en
una situación en que pudieran causarle muerte. Algunos murmullos cuentan que Absimiliard no era
el progenitor de los Nosferatu y que Baba Yaga alcanzó el poder mediante la diablerie de sus
propios hermanos y el canibalismo. Es posible que comenzara siendo chiquilla de uno de los
Nictuku y que con la diablerie rompiera el dominio de su sire sobre ella.
Sean ciertos o no estos rumores, desde entonces Baba Yaga sirvió a Koshchei, rodeándose
con los demonios y espíritus corruptos de Rusia. Su única debilidad eran los niños, a los que vio
como los únicos seres puros. Según las leyendas, no conforme con la sangre de sus víctimas, las
devoraba enteras.

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