miércoles, 7 de marzo de 2012

LA LEYENDA DE DARYA NIKOLAYEVNA SALTYKOVA: LA BATHORY RUSA

f44b113399ad03ab6cdebacb5e0b3ae8 LA LEYENDA DE DARYA NIKOLAYEVNA SALTYKOVA: LA BATHORY RUSA mitos y leyendas
Darya Nikolayevna Saltykova.
La Bathory rusa.
 
 
 
 
Darya Nikolayevna Saltykova, conocida cariñosamente como Saltychikha, fue la vampiresa más temible de Rusia.
De origen noble, Darya masacró alrededor de cien sirvientes, en su mayoría mujeres, convirtiéndola en la asesina serial por excelencia de Rusia, y en una digna sucesora de Elizabeth Bathory, la condesa sangrienta.
Darya se casó joven y enviudó a los veintiseis años. Madre de dos hijos, pronto se puso al frente de la fortuna familiar y contrató una hueste de serfs para asistirlos en actividades tan prosaicas como vitales para la mentalidad feudal. No pasó mucho tiempo para que en los suburbios de Moscú comenzaran a circular rumores nefastos sobre las actividades de Saltychikha.
Los sirvientes empezaron a desaparecer misteriosamente. Debido a sus conexiones con la corte, Darya ni siquiera fue interpelada por la justicia. Pero los rumores corrieron por los pasillos equivocados y llegaron a oídos de Catalina II, mujer de carácter temperamental, quien ordenó su arresto en 1792.
La impunidad pronto mutó en un rígido proceso. Darya fue encarcelada durante seis años, hasta 1798, período que la ley rusa consideró justo y oportuno para investigar las acusaciones. El resultado de las pesquisas arrojó la siniestra cantidad de ciento treinta y ocho muertos, de los cuales se pudo probar apenas treinta y ocho casos.
Darya Nikolayevna Saltykova turturó brutalmente a sus sirvientes. Sus métodos variaban del simple azote a la escarificación y la ingesta de sangre directamente de las heridas de sus víctimas, muchas de las cuales aún estaban vivas cuando Saltychikha saciaba sus apetitos vampíricos.
La justicia rusa se vio en el aprieto de encontrar un castigo acorde a sus aberraciones, con el atenuante de pertenecer a la nobleza, detalle que siempre despierta la misericordia de las cortes.
Saltychikha fue expuesta desnuda en la plaza central de Moscú durante una hora, con la intención de que fuese el pueblo quien hiciera justicia. Sobre su cabeza se colocó un cartel que decía: Esta mujer ha torturado y asesinado. Una multitud de indignados y comedidos la observaron durante esa hora sin arrojarle ni una sola piedra, sin emitir ninguna clase de insulto o maldición. Los ojos de Darya, anota un cronista, no eran de este mundo.
Saltychikha fue recluida en el convento de Ivanowski, Moscú, donde residió en los lóbregos sótanos hasta su muerte. Se dijo que no toleraba la luz del día. Fue enterrada en el cementerio anjunto al monasterio de Donskoy, sede de extrañas apariciones y comentarios escandalosos. Aún hoy, en sus ruinas, los cuidadores aseguran ver una figura famélica, consumida, arañando la dura tierra de la necrópolis, presumiblemente buscando algo para comer.

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