jueves, 8 de marzo de 2012

EL PROFUNDO OCÉANO: LOS GANGREL MARINOS


En las aguas del Mar Negro, el Mediterráneo, el Báltico y en general en todos los mares del
mundo, habita una rama singular del clan, los Gangrel Marinos o Gangrel Aquarii (según una
clasificación de los Tremere), que adquieren rasgos de bestias marinas: escamas, tentáculos, picos
de octópodos, aletas e incluso características de las profundidades abisales. Están perfectamente
adaptados para la vida bajo el agua, rehuyendo la sociedad mortal y vampírica, incluyendo a sus
compañeros de clan.
Realmente no son una verdadera línea de sangre, ya que algunos Gangrel Marinos
descienden de Gangrel terrestres, y algunos de éstos a su vez proceden de Gangrel Marinos, aunque
ambos casos no son muy frecuentes. Los eruditos entre los Vástagos creen que la predisposición a
adaptarse al hábitat marino procede de algún mecanismo psicológico, y en verdad la mayoría de los
Gangrel Marinos en sus vidas mortales estaban en mayor o menor parte relacionados con el mar y
entre sus filas se encuentran pescadores, marineros, balleneros, etc.
Entre los Gangrel Marinos se encuentran algunos individuos particularmente antiguos, y son
ferozmente territoriales. Carecen prácticamente de enemigos en su entorno, salvo una raza de
tiburones cambiantes conocida como Rokea. Algunos de estos Gangrel incluso han colonizado
mares interiores y masas de agua dulce como ciertos lagos africanos.

EL SIGLO XIX
Los Gangrel continuaron acompañando a exploradores y colonos durante todo el siglo,
ignorando las revoluciones que estallaban en Europa y América, y rechazando los vacíos de poder
en la sociedad mortal y vampírica.
Muchos Gangrel se beneficiaron de la política de encomiendas, reservas y plantaciones de
esclavos desarrollada por los colonos europeos, que permitía reunir a un montón de mortales en un
reducido espacio. De hecho, los campamentos de esclavos se convirtieron en excelentes territorios
de caza y muchos Gangrel como el cazador de Lupinos Mark Decker se beneficiaron enormemente
del mercado de la esclavitud, y teniendo en cuenta que el respeto por la libertad y dignidad humana
no estaba extendido entre los Vástagos, por no hablar de las costumbres del Sabbat, la situación no
era de extrañar.
Durante las guerras muy pocos Gangrel se involucraban directamente, pero a menudo
seguían a los ejércitos como carroñeros, alimentándose entre los caídos y en ocasiones
seleccionando progenie, que retenía los impulsos y prejuicios que había mantenido en vida. Durante
la Guerra de Secesión Americana (1861-865) un puñado de neonatos Gangrel de Virginia
bloquearon los pasos de los Apalaches, luchando contra otros vampiros.
La mayoría de las tribus indias de Norteamérica fueron diezmadas y exterminadas durante el
siglo XIX. Algunos Gangrel aliados con los nativos trataron de defenderlos e impedir su traslado
forzoso a las reservas pero a menudo lo único que conseguían es que el gobierno tomara medidas
drásticas contra los “salvajes”, que eran culpados de los excesos de sus protectores.
A efectos prácticos la creación de reservas benefició a los Gangrel, que siguieron a sus
protegidos. Sin embargo, debido a las enfermedades, los trabajos forzosos y las penalidades
sufridas, muchos indios murieron. Para los vampiros Gangrel los indios supervivientes se
convirtieron en un rebaño leal, ansiosos de trabajar para los vampiros a cambio de sangre y poder
para sobrevivir. Los demás clanes se desentendieron por completo de las reservas indias
considerando que significaban demasiado trabajo para unas ganancias demasiado pequeñas y el
único desafío serio a la presencia de los Gangrel estribaba en los hombres lobo que habitaban entre
las tribus.
En Norteamérica durante este siglo se produjo la definitiva división entre los Gangrel
Rurales y los Gangrel Urbanos del Sabbat. Muchos de los vampiros que se unieron a la secta eran
de origen indígena, deseosos de aliados para oponerse a los Vástagos de la Camarilla. Entre ellos
también se encontraban algunos descendientes de Karl, chiquillo de Olaf, que había llegado a
Nueva Escocia con los vikingos.
La tradición de Abrazos en masa del Sabbat produjo la aparición de numerosos chiquillos
Gangrel que habían crecido en las ciudades y se encontraban inadaptados para vivir en la
naturaleza, y el temor de muchos de ellos hacia las tierras salvajes y los hombres lobo que habitaban
en ellas tenía mucho fundamento. Estos Gangrel permanecieron en las ciudades y comenzaron a
adquirir rasgos de bestias urbanas, como gatos y ratas. Renunciaron a la resistencia física por la
velocidad sobrenatural y eligieron las ventajas de la ocultación por encima del dominio de los
animales. El nuevo linaje de los Gangrel Urbanos sería reconocido por el Sabbat en una sangrienta
ceremonia de aceptación que tuvo lugar en Nueva York en 1880, separándose de los Gangrel
Rurales, y en las décadas siguientes se dispersarían por los dominios del Sabbat en toda América.
Los Gangrel, y no sólo el linaje Urbano, se sintieron atraídos por los nuevos territorios de
caza que constituían las grandes ciudades. Para estos vampiros los rascacielos eran como grandes
atalayas, mientras que los túneles del metro les permitían moverse bajo las ciudades sin riesgo a
exponerse al sol. Muchos Nosferatu construyeron su refugio en los túneles olvidados del metro,
pero algunos Gangrel también se instalaron en los subterráneos de las ciudades. No es de extrañar
que durante este período fueran Abrazados algunos arquitectos dentro del clan.
La Revolución Industrial y el incremento de población en Europa y América llevaron a los
Gangrel a emigrar en busca de nuevos dominios o a asentarse dentro de la sociedad vampírica.
Docenas de pequeñas ciudades en el Medio Oeste americano eran pequeñas poblaciones antes de la
Guerra de Secesión. Sin embargo, hacia 1880 la población norteamericana comenzó a
incrementarse con el influjo de inmigrantes y obreros, en su mayoría venidos de Europa, pero
también con el influjo de otros países como China. Algunos Gangrel consiguieron proclamarse
príncipes, pero la gran mayoría sólo consiguieron papeles secundarios dentro de la Camarilla, cuyas
posiciones más elevadas estaban dominadas por los clanes Toreador, Tremere y Ventrue. Pero
existieron algunas excepciones notables, como los Gangrel que introdujeron su influencia en la
compañía petrolera Standard Oil.
En América la opción de la colonización del oeste dejó de ser una solución con el cierre de
la frontera, representando un duro golpe para los Gangrel americanos, que merodearon como bestias
enjauladas por las tierras vírgenes que quedaban, cada vez más disminuidas por el avance de la
industrialización o en manos de los hombres lobo. A finales del siglo XVIII algunos Gangrel rusos,
entre los que destaca el antiguo Luchenko, cruzaron el Estrecho de Bering y se esparcieron por toda
América, uniéndose a los vampiros que ya habitaban allí. Algunos descendientes de Luchenko se
asentaron en torno al río Colorado y la ciudad de Denver. Otros Gangrel, viendo el avance de la
industrialización, se ofrecieron como exploradores a otros vampiros ayudándoles a instalarse en
nuevos territorios a cambio de dinero y favores, como ocurrió en Las Vegas.
En otras partes del mundo los Gangrel actuaron directamente para detener el avance de la
industrialización, como ocurrió durante el fallido intento de los franceses de construir el canal de
Panamá a finales del siglo XIX. Una pequeña manada de Gangrel locales propagaron la malaria
entre los trabajadores y la convirtieron en una enfermedad autóctona. Estos Gangrel panameños
habían desarrollado rasgos insectoides semejantes a los de los mosquitos, muy comunes en los
pantanos en los que habitaban, y consiguieron atraer la curiosidad científica sobre la existencia de
un gran depredador chupador de sangre. Varios de los científicos enviados para descubrir a estos
depredadores jamás regresaron y sus colegas optaron por continuar sus estudios desde la seguridad
de sus laboratorios.

LA COLONIZACIÓN
A lo largo del siglo XIX, los europeos continuaron expandiéndose por Asia y África.
Grandes extensiones fueron conquistadas directamente, sometidas a la administración de algún país
europeo o quedaron bajo su control económico. La fase de conquista arbitraria fue sustituida a
finales del siglo por una organización y desarrollo metódicos llevadas a cabo por los Estados que,
frecuentemente, tuvieron intereses contrarios. Tratados y convenciones, en los que normalmente
pesó la ley del más fuerte, obligaron a las potencias coloniales a respetarse recíprocamente los
derechos de soberanía.
Los Gangrel continuaron siguiendo a los exploradores y colonos europeos, tanto vampiros
del Sabbat como de la Camarilla. Los antiguos europeos temían que la presión de la población
vampírica provocara una nueva Revuelta Anarquista y las revoluciones liberales que se
desarrollaban entretanto entre la población mortal constituían la tapadera perfecta para los vampiros
rebeldes. Cuando existían demasiados vampiros “problemáticos” los antiguos potenciaban la
emigración hacia Estados Unidos y las colonias africanas y asiáticas, y a menudo encomendaban a
los Gangrel la exploración de nuevos dominios para asentar a los rechazados. Esta política era muy
semejante a la desarrollada por algunos países europeos, que convirtieron las colonias de menor
importancia en presidios o lugares de exilio.
En África, los europeos se encontraron con formas de organización débiles y éstas no
resistieron la conquista. A finales de siglo, quedaban dos Estados indígenas: Marruecos y Abisinia;
una república negra de reciente creación, Liberia, dos repúblicas independientes de colonos blancos,
Transvaal y Orange, y dos Estados vasallos del imperio otomano, Trípoli y Cirenaica. Pero aun
estos países independientes se vieron involucrados enseguida en nuevos intentos de conquista
llevados a cabo por países europeos.
Sin embargo, los vampiros africanos o Laibon no estaban dispuestos a aceptar el avance de
la colonización y presentaron una feroz resistencia. Aunque los nativos mortales no consiguieron
detener a los europeos, los Laibon sí consiguieron expulsar a los Vástagos europeos de muchas
localizaciones, y aún hoy en día la presencia de los vampiros europeos se encuentra limitada a
enclaves costeros o a lugares donde la colonización occidental fue particularmente intensa, como
Sudáfrica. Los Gangrel fueron y vinieron por los enclaves africanos, participando en ambas partes
de la colonización africana.
En Asia, el problema colonial se planteó de forma distinta. Los países occidentales se
encontraron frecuentemente con antiguas culturas, que habían establecido un orden social con
tradiciones de gran arraigo y capaces de organizarse. En mayor o menor medida, se resistieron a la
colonización. Era evidente que, a pesar de su debilidad, hacer de China una colonia resultaba
imposible. Tampoco China aceptó fácilmente la presencia europea en lo que consideraba su área de
influencia. Los europeos, y singularmente Inglaterra, cuando no pudieron crear colonias al estilo
africano, buscaron fórmulas para obtener beneficios económicos que no implicaran la soberanía del
territorio. Japón no sólo no fue colonizado sino que pasó a ser una potencia más en el concierto
internacional y sus aspiraciones de expansión, en competencia con los occidentales y China, se
centraron en el propio continente asiático. Los conflictos a que dio lugar esta situación no se
solventaron hasta finales de la década de los cuarenta del siglo XX, después de la II Guerra Mundial
y aún no se resolvió el problema de Corea.
Del mismo modo que en África, los Vástagos occidentales se encontraron con numerosos
problemas a la hora de instalarse, debido a la abrumadora presencia de los vampiros autóctonos.
Los Ravnos de la India y los Kuei-Jin de China y el Lejano Oriente estaban demasiado bien
atrincherados en sus culturas milenarias como para ser desalojados. No obstante, los vampiros
colonizadores consiguieron algunas victorias, estableciéndose en enclaves como Hong Kong,
Macao o Shangai, y en la India llegaron a acuerdos con los vampiros locales para enfrentarse a los
Kuei-Jin que también infestaban la región, lo que permitió el acceso de los clanes de Occidente a
varias ciudades indias. Sin embargo, los conflictos eran muy frecuentes, debido a las diferencias
entre civilizaciones. Cuando la Camarilla, instigada por los Ventrue, estuvo a punto de lanzar una
guerra de exterminio contra los Ravnos de la India, contaron con el apoyo de los Gangrel, pero
otros clanes, con presencia tanto en la India como en Europa se opusieron, llegando finalmente a un
cese de las hostilidades.

EL SIGLO XX
Los procesos colonizadores e industrializadores del siglo XIX crearon colosales imperios,
que pugnaron entre ellos en los salones diplomáticos procurando evitar los conflictos abiertos, pero
finalmente las ambiciones políticas junto con la inestabilidad provocada por ideologías como los
crecientes nacionalismos, y los sindicatos socialistas y anarquistas provocaron el estallido de
hostilidades entre los países europeos.

LA GRAN GUERRA
A pesar de que se acusa a los clanes Ventrue y Tremere o a los Tzimisce del Sabbat de haber
iniciado la Primera Guerra Mundial por sus propios intereses, ninguno de estos clanes salió
especialmente beneficiado. Muy posiblemente el conflicto estalló debido a la acción de los mortales
y posteriormente los vampiros intervinieron para tratar de sacar tajada de la guerra.
Entre los diferentes Vástagos europeos, los Gangrel aprovecharon la situación de forma
favorable para ellos, pues disponían de ventajas sobre los demás clanes. Los Gangrel tenían una
larga tradición de haber seguido a los soldados por los campos de batalla de toda Europa y sus
poderes de cambio de forma les permitían supervisar los escenarios con pocos riesgos. Desde luego
no fue una época fácil, pero los vampiros del clan eran supervivientes natos y ya habían superado
otras guerras. Muchos Gangrel recorrieron Europa actuando como mensajeros entre los vampiros
durante la Gran Guerra, alimentándose del sufrimiento de los caídos que muchas veces yacían
abandonados en tierra de nadie.
El antiguo Gangrel Karsh, el Señor de la Guerra de la Camarilla, aprovechó el caos generado
por la Primera Guerra Mundial para atacar varias fortalezas del Sabbat de Europa. Bajo su
influencia soldados mortales cargaron contra los dominios de los vampiros del Sabbat o protegieron
los refugios de Vástagos de la Camarilla. Grupos de arcontes de elite fueron utilizados en
circunstancias similares utilizando los ejércitos como cubierta.
Y la misma guerra se extendió a las colonias europeas. A través de África, Sudamérica y el
Océano Pacífico los aborígenes morían a miles luchando contra otros aborígenes por orden de los
poderes coloniales. Los Gangrel asentados en estos remotos lugares vieron su tranquilidad
interrumpida por la guerra, pero encontraron en ella los mismos beneficios que sus congéneres
europeos. Varios vampiros utilizaron la confusión y el caos para escapar de la influencia de sus
sires. Otros reclamaron los dominios de los vampiros destruidos durante el conflicto.

EL PERÍODO DE ENTREGUERRAS
Los Gangrel no participaron en gran número en la Revolución Rusa, salvo algunos escasos
idealistas del clan, como Igor Strensky, que se uniría al Sabbat. Sin embargo, muchos Gangrel
soviéticos se alimentarían muy bien entre las purgas de Stalin y las hambrunas provocadas por los
planes económicos comunistas.
Más importancia tuvo para los Gangrel la Revolución Irlandesa iniciada con la Declaración
de Independencia de 1916, realizada por Patrick Pearse. Para los Gangrel irlandeses fue como un
estallido. Muchos neonatos y ancillae habían conocido las durezas del dominio británico durante sus
vidas y estaban ansiosos por liberarse de sus opresores. Un grupo de estos Gangrel incluso adoptó el
antiguo nombre de “Lhiannan”, lo que despertó las suspicacias de algunos antiguos, que
consideraban al antiguo linaje druídico extinguido.
En América los Gangrel encontraban más fácil alimentarse en las fronteras de la sociedad
vampírica, entre los desheredados y los extranjeros, compitiendo con los Brujah y Nosferatu, y el
clan era el más diversificado étnicamente de la Camarilla. Aunque algunos Gangrel formaron parte
de la organización racista del Ku Klux Klan y aprovecharon su cobertura para alimentarse con total
impunidad, esta relación fue como máximo, anecdótica.
Con el desarrollo de la industria automovilística y el desarrollo de las comunicaciones el
papel de mensajeros y exploradores de los Gangrel quedó cada vez más limitado, y algunos
antiguos se opusieron al principio, incluso violentamente, pero pronto abandonaron una batalla que
estaba perdida desde hacía tiempo, pues era imposible detener el avance de la industrialización.
La Gran Depresión de 1929 provocó un caos económico a nivel mundial cuyos efectos
inmediatos provocaron la aparición de grandes bolsas de miseria. Varios Gangrel se beneficiaron, y
no precisamente en el ámbito empresarial, alimentándose sobre las filas de desheredados y
desahuciados que abandonaban las ciudades buscando una nueva vida.
Pero los Gangrel también participaron en ocasiones en los movimientos políticos de la
época. En Alemania un grupo de Gangrel que se hacían llamar el Puño, apoyaban el fervor racista y
nacionalista de Adolf Hitler, y sus miembros aterrorizaban a los “enemigos” del estado nazi siempre
que podían, uniéndose a bandas de otros Vástagos, Brujah y Ventrue.
Durante esta época también apareció un nuevo grupo vampírico en Escandinavia, con
influencia entre los movimientos neopaganos Asatru (Fieles a los Aesir), que extendieron su
influencia por el norte de Europa. Este grupo estaba formado por vampiras Gangrel que se hacían
llamar Waelkyrige, mantenían las antiguas tradiciones vikingas y asumían el legado de las Valkirias
de antaño, y decían seguir a una antigua conocida como Brunhilde, supuestamente una de las
servidoras del Altísimo.

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL Y EL HOLOCAUSTO
El estallido de la Segunda Guerra Mundial fue debido a las acciones mortales. Por supuesto,
los vampiros tuvieron su parte de influencia en el conflicto, pero no fueron ellos quienes
comenzaron ni finalizaron la guerra. Las intervenciones de los Gangrel fueron en su mayor parte
aisladas, tanto a favor de los Nazis como de los Aliados, cambiando órdenes de combate para luchar
lejos de sus refugios, o luchando contra nazis, aliados y Vástagos que trataban de sacar oro y obras
de arte de contrabando fuera de Europa.
Por toda Europa los nazis alteraron a las poblaciones mortales y destruyeron antiguas
estructuras vampíricas. Del mismo modo que los alemanes redistribuían a judíos, comunistas,
homosexuales, delincuentes y otros “indeseables”, los Vástagos unidos a estas comunidades perdían
por completo su influencia. Pocos Vástagos se arriesgaron a afrontar el peligro de infiltrarse en los
campos de concentración nazis, pero muchos de ellos tuvieron que seguir a sus rebaños a lo largo de
Europa y los Gangrel los ayudaron.
La expresión más estremecedora de lo que el Nuevo Orden europeo nazi supuso fue el
Holocausto, que significó un cambio esencial en la experiencia colectiva de la Humanidad a través
de los siglos. En otros tiempos -como, por ejemplo, durante la Guerra de los Treinta Años- el ser
humano había practicado la eliminación de sus semejantes animado por supuestas motivaciones
ideales y de principio, pero nunca, en cambio, se había intentado hacer desaparecer de la superficie
de la Tierra una entera categoría racial o religiosa.
El antisemitismo de Hitler tenía poco de nuevo, casi nada de coherente y tampoco fue
constante en sus perfiles concretos. En realidad, esta actitud se hallaba muy difundida en la
sociedad alemana, en especial en los medios de la derecha tradicional, sin necesidad de ser nazi. En
los años treinta, a estas doctrinas se les sumó, multiplicando infinitamente su peligrosidad, un
repudio radical de los ideales de la civilización cristiana y liberal. Fue el abandono de lo que
Goering denominó como los "estúpidos, falsos, ingenuos ideales de humanidad" lo que permitió
que la sociedad alemana aceptara la persecución de los judíos con indiferencia y en gran parte
contribuyera a la misma. Pero el Holocausto en sí no se entiende sin la personal peculiaridad de
Hitler. Éste podía decir en términos teóricos que el problema de los judíos no era más que el de la
decisión de hacerlos desaparecer, pero eso no suponía en principio que quisiera exterminarlos a
todos. Eso podía significar tan sólo, a título de ejemplo, trasladarlos lejos de Europa, allí donde
pareciese que su peligrosidad se había hecho inexistente.
A partir de estas afirmaciones, se puede dar respuesta a un interrogante que durante mucho
tiempo ha obsesionado a los historiadores. El Holocausto puede, en efecto, ser interpretado como un
proceso de intencionalidad clara, en el que cada uno de sus pasos previos llevaba de forma
necesaria al siguiente. Sin embargo, parece obvio que en última instancia el camino hacia el estadio
de la eliminación masiva sólo puede explicarse como consecuencia de circunstancias concretas de
un determinado momento. Sólo con la campaña contra la URSS se hizo inmediata la voluntad de
eliminar por completo a los judíos y otras minorías.
La victoria de los nazis en la Alemania de 1933 había supuesto en primer lugar la
determinación de lo que se entendía como judío desde el punto de vista familiar y religioso, así
como la marginación de los judíos de ciertas categorías profesionales. Permaneció, sin embargo,
para los afectados la duda acerca de si debían abandonar Alemania o no, porque con el paso del
tiempo las medidas persecutorias parecieron desdibujarse un tanto. Desde 1933 hasta 1937,
emigraron de Alemania unos 130.000 judíos y en los dos años inmediatos al estallido de la guerra lo
hicieron otros 120.000. Pero las conquistas territoriales del III Reich situaron bajo el dominio de
Alemania un mayor número de judíos que en tiempos anteriores, con lo que se complicaron los
problemas para las autoridades nazis. En general, en los nuevos territorios se siguió una política de
mayor dureza que en la propia Alemania. En ella, sin embargo, respecto a los propios alemanes, se
tomaron las medidas que resultan en muchos sentidos más directamente relacionadas con los
campos de exterminio del futuro. El racismo nazi, en efecto, tuvo como primera consecuencia la
eliminación de disminuidos físicos y mentales, con el objeto de purificar la etnia germánica. En su
momento, no se dio publicidad alguna a la aplicación de esas medidas, que supusieron la
desaparición de decenas de millares de personas y que solamente se detuvieron en 1941.
Hasta este momento, el Reich tan sólo consideraba como posibles medidas a aplicar en el
futuro acerca del destino de los judíos la obligada emigración a territorios remotos. Se pensó en
obligarlos a la emigración hacia Polonia o Madagascar que, por su condición insular y su lejanía,
parecía el lugar más oportuno. A estas fórmulas se las denominó conjuntamente "Solución final",
aunque de momento la expresión no tuviera el trágico significado que más adelante adquirió. Al
mismo tiempo, se tomaron algunas disposiciones prácticas que, aunque tenían otra razón de ser,
acabaron coadyuvando a los planes de eliminación física. La principal de ellas fue la concentración
de los judíos en determinadas áreas, primer paso para cualquiera de las dos opciones. Siguió
existiendo la emigración, pero la necesidad de contar con Gran Bretaña para llevarla a cabo impidió
que pudiera realizarse de forma sistemática. A mediados de 1941, Hitler adoptó dos disposiciones
que antes había rechazado y que obedecían al propósito indicado: por una parte, los judíos debían
estar señalados con un distintivo personal; por otra, tenían que ser enviados hacia el Este.
Como se apuntaba antes, la chispa que prendió todo el potencial de barbarie que nacía de la
ideología nazi fue la guerra contra la Unión Soviética. Hitler confiaba en derrotar en plazo de
tiempo muy breve a los ejércitos de Stalin, que habían demostrado su ineficacia contra Finlandia,
pero sabía también que en el enfrentamiento se lo jugaba todo. Su racismo le llevaba a considerar
que en la nueva ofensiva se debían romper las reglas de la guerra; además quería proceder a
explotar lo más rápidamente posible desde el punto de vista económico los territorios conquistados.
Aquí, el enemigo, en su opinión, no estaba constituido más que por puras y simples "bestias". La
resistencia que le ofrecieron favoreció las instrucciones de eliminación de los cuadros políticos -
comisarios de guerra, por ejemplo- y de ellos se pasó a los judíos, incluso mujeres y niños. Se debe
tener en cuenta que hasta el momento el número de muertos alemanes apenas superaba las tres
decenas de millar y esta cifra fue pronto abrumadoramente superada en suelo soviético. De ahí el
inicio de los asesinatos masivos.
Para ello, se crearon unos grupos especiales que se desplazaban por el frente y procedían a
ejecuciones sumarias mediante el fusilamiento o el tiro en la nuca. Con el transcurso del tiempo, se
imaginó un procedimiento más "humano" -para los verdugos, por supuesto-, como era la utilización
de unos camiones que venían a ser algo así como una cámara de gas móvil. La fecha en que se
tomaron las disposiciones tendentes a que la "Solución final" decidiera la eliminación del
adversario no es segura, pero todo hace pensar que debió ser en torno a septiembre de 1941, cuando
empezaba a demostrarse que la resistencia soviética era superior a lo previsto. Y sobre ello, no cabe
la menor duda de que la responsabilidad fue de Hitler, sin cuya voluntad no resulta imaginable que
se tomara una medida de tal trascendencia.
Pero, en la burocratización del genocidio que siguió a continuación, los responsables se
multiplicaron de forma exponencial. A partir de este momento, se siguió un doble proceso, paralelo
y complementario. En primer lugar, los judíos, otras minorías raciales consideradas inferiores y los
disidentes políticos fueron integrados en un sistema de trabajo forzado en campos de concentración,
del que los explotadores extrajeron importantes ventajas económicas. El campo de Auschwitz
estuvo, por ejemplo, ligado a una de las más importantes industrias químicas alemanas. Aquí, era
conocida la existencia de una red de campos de concentración, en los que no se excluía la
posibilidad de la liquidación física de los prisioneros. Solamente en ella murieron más personas que
en conjunto en otros seis campos situados al Este, junto a la frontera soviética, que pueden ser
considerados como verdaderas fábricas de muerte. El sistema de eliminación racial o política se
basaba, en efecto, en una racionalización industrial de acuerdo con criterios de mínimo coste y
máxima eficacia. Hubo en todo este sistema dos círculos concéntricos de culpabilidad: la de los
burócratas que, con cada una de sus decisiones y sin preguntarse por el efecto que pudieran tener,
hicieron posible la totalidad del proceso y la de quienes ocupaban los escalones intermedios en los
campos. Un radical despotismo respecto de quienes estaban en ellos ni siquiera hizo necesaria la
existencia y actuación de grandes criminales.
El poder absoluto transformó la intimidación en terror y éste pasó a ser un horror colectivo
como hasta ese momento jamás había sido imaginable. Los resultados cuantitativos se pueden
precisar con datos precisos, al menos hasta un determinado punto. Unos seis millones de judíos
fueron eliminados, o lo que es lo mismo, casi uno de cada tres de los que vivían en Europa. En
determinados países, como Polonia, la proporción todavía fue mayor: de unos 3.300.000, sólo
quedaron 50.000 con vida. Ello hizo que numéricamente, al final de la guerra, casi la mitad del
judaísmo mundial fuese el residente en Estados Unidos. En el caso de otras minorías, como los
gitanos, el Holocausto supuso el exterminio de la mitad de la población gitana de Europa.
Los Gangrel que habían “adoptado” a las familias gitanas o judías desde la Edad Media se
vieron afectados de forma negativa. La historia de Talos, un antiguo Gangrel que se dejó capturar
por los nazis y fue llevado al campo de la muerte de Glödker es bien conocida. Talos Abrazó a
varios gitanos de la familia Szadano y convirtió a otros en ghouls. Los nuevos vampiros cayeron
sobre sus guardianes nazis y se alimentaron bien, para a continuación destruir el campo y escapar.
La historia oficial es que el campo de Glödker fue destruido bajo un bombardeo. Algunos Gangrel
desechan esta historia como magnificada para glorificar el papel del clan durante el Holocausto,
pero existen algunos indicios de que es cierta, o por lo menos está basada en un hecho real.
Desgraciadamente, no todos los Gangrel se comportaron como “héroes”. Otra historia
apócrifa habla de una Gangrel gitana llamada Daría que siguió a su rebaño a los campos de
concentración. Sin embargo, a diferencia de Talos, no hizo nada para liberarlos, sino que se
alimentó de los prisioneros hasta que la SS los trasladó a otro campo de concentración y Daría no
pudo seguirlos. Y no fue un caso único. Muchos Gangrel nazis del Puño se alimentaron del dolor y
la miseria de los campos de concentración durante la guerra, mostrándose como saqueadores
oportunistas. A pesar de las acusaciones contra el clan Tremere de estar detrás del Holocausto judío
y gitano, realmente pocos Vástagos de cualquier clan realizaron acciones “nobles” durante la
Segunda Guerra Mundial, preocupándose la inmensa mayoría por sobrevivir a la guerra. Muchos
vampiros optaron por emigrar lejos de los campos de batalla, dependiendo del favor de los Gangrel
para escapar.

LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XX
En 1944 los vampiros anarquistas a lo largo de la Costa Oeste se sublevaron, dirigidos por el
líder Jeremy Mc Neil, del clan Brujah. Cuando terminó el conflicto, unos años después varias
ciudades de California carecían de príncipes de la Camarilla y estaban en manos de las bandas de
rebeldes anarquistas. Aunque los Gangrel no participaron en gran número fue una época de grandes
oportunidades para el clan, pero nunca se unieron masivamente a los anarquistas. Un arconte
Gangrel enviado por el Justicar Xaviar para infiltrarse en el Estado Libre Anarquista fue
misteriosamente asesinado antes de su partida. No se sabe quién fue su asesino o qué se pretendía
ocultar. Esporádicos asesinatos de arcontes Gangrel tendrían lugar en los años siguientes por
motivos desconocidos.
A partir de los años 50 los Gangrel reafirmaron su presencia en los suburbios de las grandes
ciudades, lo que les permitía ocultar gran parte de sus actividades. Durante esta época Abrazaron a
gran número de chiquillos entre los grupos oprimidos, ecologistas y defensores de los derechos
civiles.
En 1968 en el valle de Ohio en Virginia Occidental las autoridades recibieron docenas de
avistamientos de un ser que los lugareños bautizaron como “El Hombre Polilla” (con alas como las
de una polilla y ojos rojos”), seguido por las apariciones de ganado mutilado, hombres de negro y
OVNIs. El monstruo desapareció tras unos pocos meses sin dejar rastro. En realidad el Hombre
Polilla era un Gangrel enloquecido y desfigurado. El Justicar Luchenko envió a varios de sus
arcontes para encargarse de la amenaza a la Mascarada, extendiendo rumores sobre extraterrestres y
dando caza al Hombre Polilla, al que mataron sin contemplaciones.
Al contrario de una opinión generalmente extendida entre los demás clanes, los Gangrel no
son defensores ecologistas en su mayoría, teniendo asuntos más importantes de los que preocuparse.
Los hombres lobo también prosperan en las tierras salvajes por lo que su preservación no constituye
una prioridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario