jueves, 8 de marzo de 2012

EL MUNDO ANTIGUO


MESOPOTAMIA
Tras su regreso de Oriente, Ennoia reapareció nuevamente entre la civilización sumeria,
hacia el 2200 a.C. Otros Vástagos habían prosperado en la ciudad de Ur, como los Ventrue y los
Toreador, pero la mayoría se habían trasladado en busca de otros dominios más prósperos. Cuando
la gloria de Sumeria fue restaurada con las invasiones orientales, Ennoia se instaló en Ur y erigió un
zigurat, la Montaña Celestial, en honor de Innana, la diosa de la luna, cuya identidad asumió, como
había hecho la progenitora Toreador antes que ella. Ur se convirtió en una fortaleza y refugio para
los Gangrel
Durante sus viajes Ennoia había capturado criaturas extrañas y míticas y mediante su
inmenso poder las había aprisionado en su carne inmortal. Sin embargo, finalmente su carga se hizo
demasiado pesada y transmitió la responsabilidad de su cuidado a un chiquillo especialmente
adiestrado para tal fin: Enkidu, un hombre del que surgirían varias leyendas mesopotámicas que
darían lugar al Noé bíblico. Igual que Noé salvó una pareja de cada bestia y animal de la
destrucción del Diluvio, Enkidu custodiaría a las bestias de Ennoia durante toda la eternidad. Entre
estas bestias se encontraba un monstruo feroz y destructivo creado por el oscuro dios Set a partir de
un animal extinto, pero Ennoia deseaba preservar su vida porque era el último de su especie.
Los Gangrel no sólo permanecieron en la ciudad de Ur, sino que también se extendieron por
las cercanías del resto de las ciudades de Sumeria. Esta civilización poseía un extraño lenguaje que
no estaba relacionado con ninguna otra lengua, lo que ha llevado a muchos eruditos vampíricos a
pensar que los primeros sumerios eran descendientes de las tribus que habitaban la ciudad de
Enoch. En aquellos primeros tiempos algunos Gangrel trataron de empujar a los mortales para que
adoptaran un estilo de vida nómada, lanzando hordas de bestias y saqueadores bárbaros contra las
ciudades, pero a largo plazo sus esfuerzos fueron baldíos.
Tiempo después la ciudad fue atacada por los Seguidores de Set y sus aliados mortales, entre
los que se encontraban pueblos semitas de las llanuras de Persia y Siria. La sangrienta invasión puso
fin a la última edad dorada de Sumeria, y muchos Gangrel cayeron durante la destrucción de Ur.
Enkidu consiguió huir mientras la ciudad ardía, convirtiéndose en un enemigo de los Seguidores de
Set, que han continuado dándole caza a través de los siglos, tratando de apoderarse de la bestia de
su dios.
Algunos Gangrel consiguieron sobrevivir y siguieron a los semitas en sus conquistas y
campañas de destrucción, pero en unos pocos siglos se dieron cuenta de que los mortales no
abandonarían las ciudades ni dejarían de cultivar los campos. Muchos abandonaron estos planes
destructivos e infructuosos hacia el final de la época babilónica antigua (1595 a.C.) y se instalaron
entre las tribus nómadas de las estepas, dispersándose nuevamente.

EGIPTO
El origen de la presencia de los Gangrel en Egipto no está muy claro, aunque los testimonios
y evidencias más antiguos parecen indicar que estuvieron relacionados con Anubis, el dios chacal, y
desempeñaron el papel de guardianes de los muertos. Tuvieron algunos contactos con la tribu de
hombres lobo de Egipto conocidos como los Caminantes Silenciosos, con los que al parecer tenían
algunos lazos. Curiosamente una rama familiar de esta tribu de Lupinos posee lazos con los gitanos,
por lo que tal vez la presencia Gangrel en Egipto no sea una mera coincidencia.
El linaje e identidad del misterioso vampiro que Abrazó al dios-faraón Osiris constituyen
una incógnita, aunque algunos eruditos han teorizado que podría haberse tratado de Ennoia, a juzgar
por sus habilidades cambiantes durante su batalla final con Set, aunque cuando menos se trata de
especulaciones demasiado vagas.
En cualquier caso, los Gangrel egipcios más antiguos pueden trazar su linaje hasta el
sacerdocio de Anubis, y desempeñaron fielmente su cometido de guardianes de las tumbas de los
seguidores de Osiris mucho tiempo después de que el dios-faraón fuese asesinado por su hermano
Set. Las continuas guerras y el carácter nómada de los Gangrel se cobraron numerosas bajas en la
guerra contra los Seguidores de Set, enemigos de Osiris y sus aliados, pero los descendientes de
Ennoia han conseguido mantener su presencia en Egipto a lo largo de los siglos, a pesar de los
sucesivos períodos en los que los Seguidores de Set han conseguido la preeminencia en el país.

LAS CIVILIZACIONES CELTAS: LOS LHIANNAN
El significado de la palabra celta es bastante antiguo, pero parece proceder del término
griego “keltoi”, con el que los griegos designaban a todos los pueblos no helénicos que habitaban al
norte de los Balcanes, sin mayores distinciones. Distintos estudiosos de las civilizaciones “celtas”
han tratado de trazar un conjunto de características que definan una civilización estrictamente
céltica, pero todavía no existe una posición común. La opinión más generalizada considera como
celtas a los pueblos que surgen de la transición de las civilizaciones de los períodos Hallsttat y La
Tène, así como a otras culturas prerromanas influidas directa o indirectamente por ellas.
La transición de la civilización de Hallsttat a La Tène tuvo lugar hacia el siglo V a.C.,
constituyendo un proceso continuado, desplazando los asentamientos del sur de Europa Central
hacia el norte, abarcando una franja de amplio territorio desde Champaña hacia Bohemia, donde se
continuó la tradición de una cultura de pueblos y granjas fortificados y tumbas principescas. Entre
los siglos V y IV a.C. se produjo un notable incremento demográfico, que provocó la migración de
los pueblos célticos. Las fuentes históricas narran el avance de los celtas hacia Italia, invadiendo la
región de Etruria y saqueando la mismísima Roma en el 319 a.C. como represalia por el asesinato
de un jefe galo
Entre los pueblos prerromanos y celtas se asentó una orgullosa y altiva línea de sangre de los
Gangrel: los Lhiannan, descendientes, según las leyendas, de uno de los traidores que abandonaron
a Ennoia durante la guerra contra los Ravnos y los Gigantes del Este.
Por lo que respecta a los propios Lhiannan, las historias sobre sus propios orígenes son
confusas, con relatos que hablan de una misteriosa Bruja que derramó su sangre y dio lugar al clan,
guerras entre los hijos de la Madre Luna y otros elementos diferentes, que en ocasiones son muy
similares a los que aparecen en las historias de Lilith y Ennoia. Sin embargo, a partir de los
testimonios de diferentes vampiros, parece que el progenitor o progenitora de los Lhiannan huyó
hacia el oeste y una vez allí, pactó con un poderoso espíritu de la naturaleza que cambió su sangre y
poseyó su cuerpo. Todos los vampiros descendientes del primer Lhiannan poseían un fragmento de
este espíritu, que se debilitaba a medida que nuevos Vástagos del linaje eran Abrazados, por lo que
los Lhiannan eran muy cuidadosos con la creación de nuevos vampiros y sólo Abrazaban muy de
cuando en cuando. En su mayoría los Lhiannan eran mujeres, aunque algunos hombres también
fueron introducidos en la línea de sangre.
Los Lhiannan se asentaron como druidas y sacerdotes paganos entre los pueblos
prerromanos, y en su época de mayor auge, durante la Edad del Bronce, la presencia de la línea de
sangre se extendía desde las Islas Británicas hasta el Báltico, aunque la mayoría de ellos se
asentaron entre los pueblos célticos. Nunca fueron muy numerosos, para evitar el debilitamiento del
espíritu que habitaba su sangre, y su pacto los ataba a arboledas y lugares de significación sagrada,
debilitándose si los abandonaban. Los Lhiannan eran considerados divinidades o mensajeros de los
dioses, y a menudo reunieron enormes cultos de seguidores, de los que recibían numerosos y
sangrientos sacrificios, bien atestiguados entre las fuentes romanas. Muchos héroes celtas lucharon
contra las feroces hechiceras que se alimentaban de sangre.
Sin embargo, a largo plazo, el pacto de los Lhiannan con los espíritus constituyó su
perdición. Los hombres lobo consideraron su presencia y sus magias una corrupción de sus propias
costumbres y cazaron a los Lhiannan siempre que pudieron. Asimismo, cuando otros Gangrel
llegaron del este y descubrieron a los descendientes de uno de los traidores que habían abandonado
a Ennoia, declararon la guerra a los Lhiannan, y gran parte de los conflictos entre las tribus celtas
tuvieron lugar debido a la enemistad entre Lhiannan y Gangrel. Con las tribus galas que invadieron
el sur de Britania viajaron numerosos Gangrel que saquearon los santuarios Lhiannan y usurparon
su liderazgo de los pueblos celtas.
La lucha fue larga y terrible, y se cobró numerosas víctimas entre ambos bandos, pero finalmente la
superioridad numérica de los Gangrel terminó por imponerse. Algunos incluso no dudaron en
acompañar a las legiones romanas que invadieron la Galia y Britania para destruir a los Lhiannan.
Sin embargo, fueron muchos más los que perecieron o huyeron ante el avance de la civilización
romana.

LAS CIVILIZACIONES GRIEGAS
Los cimerios invadieron la península del Peloponeso alrededor del 1200 a.C. y destruyeron
la civilización micénica. Muy pocos datos y evidencias arqueológicas han sobrevivido sobre estos
invasores procedentes de Europa Oriental. A juzgar por las fuentes vivieron durante un tiempo al
norte de Grecia y guerrearon a menudo con los escitas, llevándose a menudo la peor parte. Parece
que en algún momento de la Antigüedad los cimerios se dividieron en dos grupos: uno fue sometido
y absorbido por los escitas, y se desconoce si emigraron a algún otro lugar, mientras que el otro
grupo luchó hasta el final contra los escitas y fueron totalmente exterminados con casi total certeza.
Los escitas reemplazaron a los cimerios en el norte de Grecia y entraron en conflicto con los
antiguos griegos (de hecho, Escitia fue una de las pocas naciones que no fue sometida por el
conquistador Alejandro Magno). Los escitas eran un pueblo nómada, situado principalmente en las
tierras en torno al Mar Negro, y eran excelentes jinetes, esclavistas y saqueadores. El historiador
Herodoto menciona en sus obras cómo los escitas redujeron una revuelta de esclavos azotándolos
con los látigos de sus caballos. Se enfrentaron a Darío el Grande, rey de los persas, y se
consideraban a sí mismos descendientes del dios del trueno. A partir del siglo V a.C., cuando el
pueblo escita estaba plenamente desarrollado, comenzaron su expansión desde las llanuras del este e
invadieron el territorio de los cimerios. Comerciaron con las colonias griegas del Mar Negro y con
los pueblos tracios de Bulgaria, adaptando muchos de los elementos de defensa y estrategia griegos.
Parece que la guerra entre cimerios y escitas fue exacerbada por las rencillas entre tres
poderosos vampiros, todos chiquillos de un mismo sire del clan Gangrel. Sólo ha sobrevivido el
nombre de uno de ellos, Egontha, aunque en las historias tradicionales del clan se les atribuyen los
nombres de los fundadores de Escitia: Agathyrsus, Gelonus y Scythes. Parece ser que Agathyrsus y
Gelonus tuvieron un conflicto con su sire, por lo que tuvieron que huir hacia el oeste, llegando hasta
Cimeria e instalándose allí. Scythes llegó posteriormente y se instaló entre los escitas, y siendo el
más capaz de sus hermanos, ayudó a su pueblo a convertirse en una poderosa nación. Cimeria y
Escitia libraron varias batallas, pero Escitia las ganó casi todas, en gran parte debido a que la
presencia de Agathyrsus y Gelonus ponía nerviosos a los guerreros cimerios, al ver que los
consejeros de su rey se comportaban como monstruos sedientos de sangre. Por otra parte, Scythes
se mantenía al margen de las batallas, pero era un gran estratega y procuraba realizar incursiones
diurnas, cuando sus rivales vampíricos dormían. Al final, los soldados escitas consiguieron atacar el
refugio de Agathyrsus y Gelonus y los dejaron en letargo, lo que permitió la conquista final de
Cimeria. Scythes continuó gobernando a los escitas durante varios siglos, enfrentándose a los
jinetes sármatas, procedentes del río Don, pero desapareciendo mucho antes del auge de Roma.

CARTAGO
Los Gangrel no poseyeron una presencia significativa en Cartago, aunque algunos viajeros
del clan visitaron la ciudad en ocasiones. Los vastos imperios mediterráneos carecían de atractivo
para ellos y muchos consideraban que los planes de los Brujah y Assamitas cartagineses violaban
las tradiciones de Caín.
Cuando estalló la guerra entre Roma y Cartago, los Gangrel actuaron como mensajeros y
augures para ambos bandos: los antiguos Gangrel alertaban a los cartagineses del peligro de los
romanos, pero los Brujah y Assamitas confiaron en la fuerza de sus ejércitos. En Roma, siglos más
tarde, otros Gangrel tratarían de advertir a los Vástagos romanos de la amenaza que suponían las
tribus bárbaras, pero sin éxito.
A medida que el conflicto se alargaba, algunos vampiros cartagineses trataron de recabar la
ayuda de los Akunanse, los Gangrel africanos. Sin embargo, escaso fue el apoyo del clan a la
guerra. Se dice que un antiguo Gangrel que residía en Cartago, en lugar de marcharse y abandonar a
los cartagineses a su suerte, intentó ayudar a los demás clanes para impedir la derrota final. Sin
embargo, su idealismo fue su perdición, porque fue traicionado por los propios Vástagos
cartagineses, que lo sacrificaron para detener a los romanos. Otros Gangrel percibieron lo que había
pasado y extendieron historias sobre lo ocurrido, dejando que los vampiros romanos y cartagineses
lucharan entre ellos.

ROMA
Como ya se ha mencionado, algunos Gangrel acompañaron a las legiones romanas en sus
conquistas e incluso Abrazaron progenie dentro del Imperio Romano. Entre estos Gangrel destaca la
figura de Marcus Sextus, Abrazado en Heliópolis (Egipto) en algún momento del siglo I d.C.
Marcus Sextus “El Egipcio”, fue aceptado entre la sociedad de los Vástagos de Roma, que lo
convirtieron en un peón de sus propios intereses. Finalmente, tras su último viaje a la Dacia en el
año 475, tuvo noticias de la inminente caída de Roma y decidió abandonar a sus señores. Huyó
hasta el sur de África, más allá del desierto del Sahara, donde Abrazó numerosos chiquillos, siendo
destruido por el último de ellos, Inyanga, una hechicera zulú.
En los últimos años de la Roma Imperial un Gangrel de la Galia Abrazó a dos adoradores
del dios sirio “Sol Invictus”. Uno de ellos, cuyo nombre se desconoce, fue destruido bajo la luz del
sol por un grupo de cazadores de vampiros. El otro, conocido como Constanus, abrumado por la
muerte de su compañero y hermano de sangre, decidió convertirse en “protector de los no muertos”,
asumiendo la labor de dar caza a los mortales que perseguían a los vampiros, tomando como
justificación del Libro de Nod, donde un pasaje prohíbe específicamente a los mortales levantar la
mano contra los que llevan la marca de Caín. Constanus y su progenie, que recibieron el nombre de
los Invicti, asumieron esta tarea, ganándose obviamente numerosos enemigos entre los cazadores de
brujas. Paulatinamente los Invicti se convirtieron en un poderoso grupo político entre los Vástagos,
aceptando a otros clanes entre sus miembros, aunque los Gangrel continuaron siendo el linaje
predominante.
Hacia el año 600 d.C. Constanus y sus principales seguidores fueron sorprendidos por un
incendio en el norte de Italia, y al menos siete Vástagos fueron destruidos. Las investigaciones
sobre las causas arrojaron varias dudas pero ninguna prueba definitiva sobre si los causantes habían
sido mortales o Vástagos enemigos de los Invicti. Sin el liderazgo de Constanus el poder político de
los Invicti menguó y el grupo comenzó a dispersarse, y a mediados del siglo VII, pocos se
acordaban del significado de la palabra.
Sin embargo, la presencia de los Gangrel dentro de la civilización romana fue minoritaria en
el mejor de los casos, por lo menos hasta la invasión de la Galia. En los años siguientes muchos
Gangrel estuvieron involucrados en las invasiones bárbaras, desde los galos hasta los ostrogodos, y
estuvieron directamente implicados en el saqueo de Roma y la caída del Imperio Romano de
Occidente. En el siglo IV llegó de oriente una Matusalén Gangrel conocida como Matasuntha la
Huna, que pronto dominó a los Gangrel occidentales y hacia el año 400 convocó una Gran
Asamblea del clan, decidiendo invadir Occidente acompañando a las hordas de invasores bárbaros.
Durante un cerca de un siglo vándalos, suevos, alanos, francos, hunos, ostrogodos, visigodos,
hunos, hérulos y otros pueblos bárbaros entraron en el Imperio Romano saqueando las distintas
provincias y consiguiendo acuerdos con las élites locales para asentarse pacíficamente. Matasuntha
luchó con otros vampiros bajo las catacumbas de Roma y llevó a su Muerte Final a numerosos
Vástagos romanos. Finalmente cayó en letargo a finales del siglo V, bajo las montañas de los Alpes,
y los Gangrel se dispersaron nuevamente.

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