martes, 6 de marzo de 2012

EL MUNDO ANTIGUO ORIENTE MEDIO


Cappadocius viajó extensamente por Mesopotamia y Oriente, hablando con sabios,
reyes y profetas, y adquiriendo nuevos conocimientos en la búsqueda del misterio eterno.
Estuvo presente en Babilonia durante el reinado de Nabucodonosor y vio los Jardines
Colgantes. También habló con Zoroastro durante el auge del Imperio Persa y conoció los
fundamentos del mazdeísmo. Se dice que en sus viajes llegó hasta la lejana India, donde
conversó con el iluminado Buda y sus discípulos
Sus descendientes se extendieron principalmente por Oriente Medio, donde
aprendieron y conocieron la ciencia de los videntes y astrólogos caldeos. En ocasiones se
alzaban como siniestros dioses de la muerte, pero no era frecuente, ya que por esta época
la mayoría estaban comenzando a investigar los misterios de la muerte y Abrazaban a
eruditos y conocedores de lo oculto.
Fue durante este período cuando los Capadocios comenzaron a desarrollar sus
propias artes de nigromancia, conocidas como Mortis, basada en una tosca pero eficaz
manipulación de cadáveres. A través de estos poderes eran capaces de robar los rasgos
de los cadáveres, reforzando o debilitando la naturaleza vampírica.
Algunos Capadocios se instalaron entre los pueblos semitas de la costa de Fenicia
y Palestina y descubrieron los conocimientos esotéricos de la cábala. Un antiguo
Capadocio conocido como Abram se convirtió en la principal autoridad del clan en el
estudio de la filosofía y el esoterismo judaicos, recopilando una impresionante colección
de textos bíblicos y prohibidos como la Torah Negra.

 
GRECIA
Se cree que los Capadocios fueron uno de los primeros linajes que habitaron en
Grecia, introduciéndose en los cultos mistéricos y matriarcales que prosperaban en
época protohistórica. Muchas sibilas, profetisas y videntes fueron Abrazadas por los
Capadocios, como la antigua Constancia, Abrazada hacia el siglo IX a.C., que se
convertiría en la suma sacerdotisa del Camino de los Huesos siglos más tarde.
A medida que los cultos matriarcales eran abandonados, los Capadocios
trasladaron su influencia hacia los ritos dedicados a Hades, Perséfone y otras deidades
del submundo, pero también se introdujeron entre los filósofos y sabios griegos, y muy
especialmente entre los médicos del culto de Asclepios. El desarrollo de la medicina
permitía a los Capadocios conocer las propiedades del cuerpo humano, así como las
causas de enfermedades y venenos que provocaban la muerte.
Entre los cultos mistéricos griegos destacaron los órficos, basados en los mitos
de Orfeo y Eurídice. El Matusalén Capadocio llamado Lázaro creó a partir de varios de
 estos cultos el Círculo Órfico, basado en el redescubrimiento de los Misterios sagrados
del Inframundo que el héroe Orfeo arrebató al dios Hades. El Círculo Órfico “olvidó”
convenientemente que Orfeo no había descendido al Inframundo buscando conocimientos,
sino para rescatar a su amada Eurídice.
Esta misteriosa secta sirvió a Lázaro para reunir a eruditos, sacerdotes,
nigromantes, vampiros e incluso algunos fantasmas en torno al objetivo de estudiar los
misterios del Inframundo. Realmente al crear el Círculo Órfico Lázaro estaba actuando
en nombre de su sire Cappadocius, que deseaba utilizar la secta para otros motivos. Sin
embargo, muy pronto otros poderes del Inframundo comenzaron a manipular a los
órficos para sus propios propósitos. La secta instaló su base en Tesalia, creando un
santuario y biblioteca llamado Taenauro, oculto en los Montes Píndaros.
Hacia mediados del siglo VI a.C. el Matusalén Byzar, chiquillo de Cappadocius,
llevó a un pequeño grupo de seguidores y colonos mortales de la ciudad griega de
Megara hasta el Cuerno de Oro, donde construyeron una nueva ciudad: Bizancio.
Gracias a su ubicación, controlando el tráfico comercial entre el Mar Negro y el
Mediterráneo, Bizancio se convirtió en un puerto importante entre las ciudades estado
de Grecia y Asia. Aunque la colonia tenía un gran potencial, siempre estuvo sometida a
la influencia de otras potencias externas, que no deseaban que adquiriera demasiada
autonomía.
Bizancio cambió de manos en varias ocasiones durante los siglos siguientes. Las
conquistas estuvieron en ocasiones a punto de destruir la ciudad, pero Byzar y sus
chiquillos permanecían en ella, actuando como oráculos para la población y los
vampiros de Grecia. Por su parte Byzar se encontraba investigando el origen de
Cappadocius, y aunque dedujo que existía cierta relación entre Sargón y Cappadocius,
nunca llegó a sospechar que eran la misma persona.
Esta situación perduró hasta el año 196, cuando Alexia Theusa, una chiquilla de
Byzar, incapacitó a su sire y a sus compañeros de clan, dejándolos en letargo. Alexia
tenía sus propios planes, deseando traer de regreso de la muerte a su amante Andreas, y
para que ello fuera posible consideró que era necesario arrasar Bizancio. Durante la
guerra civil entre Lucio Septimio Severo y Proscenio Niger, Bizancio –que pagaba tributo
a Roma- decidió alinearse con este último, esperando conseguir su independencia de una
vez por todas. Por desgracia Septimio Severo destruyó la ciudad como castigo, lo que
marcó el fin de la antigua Bizancio.
Byzar y muchos de sus seguidores desaparecieron para los ojos de los demás
Vástagos, dejando únicamente a Alexia Theusa como representante del clan en la ciudad.
Alexia se mantuvo al margen cuando otros vampiros llegaron a Bizancio para reclamar
la ciudad como propia.

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